Confieso que tengo amigos que no sólo no son cofrades, sino que no les gusta la Semana Santa ni nada que tenga que ver con hermandades, pasos, bandas y todo esas cosas (¿qué le vamos a hacer?; hay gente pa´ to´). Son quienes alguna vez me han comentado las “molestias” que según ellos generan las procesiones por el corte de las calles al tráfico, las dificultades para moverse por la ciudad a pie, la cantidad de gente o incluso la de documentos que tiene que mostrar un pobre inquilino para poder acceder a su vivienda si ésta se encuentra en plena Carrera Oficial.
A ellos he tenido que explicarles en más de una ocasión que la calle es de todos y que, al igual que la ocupan durante el año sindicatos y trabajadores para manifestarse, o las carrozas de la Cabalgata de los Reyes Magos, o las comparsas de Carnaval allí donde se celebran, o las fallas en Valencia, o los toros y corredores en Pamplona durante los Sanfermines, igualmente tienen derecho a ocuparla las cofradías.
Este argumento les vale y llegan a aceptar que sí, que la Semana Santa es una semana al año y tampoco pasa nada. Pero entonces me preguntan por los vía crucis, rosarios de la aurora y traslados varios. Y les tengo que contar que son otro tipo de manifestaciones de fe más enfocadas a la oración y la meditación, o simples prácticas necesarias para celebrar cultos en templos de mayor tamaño capaces de albergar a un alto número de hermanos y devotos; además, suelen ser muy breves y tampoco suponen tanta molestia. Me dicen que bueno, que vale.
Pero entonces llega mayo (de las Cruces infantiles no se quejan tanto porque, al fin y al cabo, son niños y les resulta incluso tierno), y después el verano y el otoño, y me preguntan por qué hay procesiones de la Virgen con el Niño Jesús en brazos o sin él ocupando las calles. Y trato de hacerles saber de la existencia de las hermandades de gloria, algunas de las cuales son más antiguas que muchas penitenciales, y que también realizan su salida procesional una vez a la año (y algún que otro traslado, rosario de la aurora, etcétera…). “Ah, pues no lo sabía”, y a regañadientes aceptan su reciente descubrimiento y lo unen a esas otras circunstancias excepcionales de las que sí habían oído hablar, como el Corpus y la procesión de la Virgen de los Reyes.
El problema llega cuando se encuentran una tarde de noviembre, de diciembre, o de cualquier otro mes del año con una procesión en Triana, en Pío XII, en el Polígono o en la Barriada de San Carlos. No entienden qué hace en la calle a esas alturas una imagen de Cristo con la cruz, una dolorosa o incluso un palio que imita a otro que ya existe y que sale en Semana Santa, que es cuando tiene que salir. Y encima se asombran al enterarse de que no son ni siquiera hermandades, sino grupos de amigos que montan una asociación y, obtenidos los correspondientes permisos del Ayuntamiento y sin que lo sepa el Arzobispado, se ponen en la calle diciendo “aquí estoy yo”.
Ahí es cuando yo no tengo más remedio que callarme, agachar la cabeza y cambiar de tema. Porque, en realidad, ¿qué les podría decir? ¿Que una cosa es ser cofrade y otra muy distinta aficionado a los pasitos, las bandas y el costal? ¿Que esas procesiones inexplicables lo único que consiguen es dañar aún más en estos tiempos difíciles para la fe la imagen de los creyentes y nuestra forma de expresarla en la calle? ¿Que hay hermandades de sobra en la ciudad como para que cualquier sevillano escoja la que más le guste, se haga hermano y no tenga que improvisar una procesión saliendo desde un garaje o desde el zaguán de una casa particular?
Probablemente si les explicase todo esto me mirarían con cara de “estos capillitas están majaras” y anularía para siempre mi tradicional defensa de la calle como espacio de todos, incluidos los cofrades. Así que sólo puedo decir: “Pues no sé qué será eso; supongo que algún traslado o rosario de la aurora”. “¡Madre mía con los capillitas! Es que siempre estáis igual…”.
miércoles, 28 de diciembre de 2011
sábado, 24 de diciembre de 2011
NOCHEBUENA
Foto: niñojesus.es
Lo decía el otro día en "El Llamador" el arzobispo Asenjo: si tenemos permanentemente presente a Dios sin poder verlo, hagamos lo mismo con nuestro prójimo, al que sí vemos. Son muchos los amigos, vecinos, conocidos y desconocidos que en estos tiempos lo están pasando mal, al margen, obviamente, de aquéllos que sufren determinadas penas que siempre han existido y siempre existirán, independientemente de la situación económica.
Por lo tanto, dado que esta noche nace ese Dios al que no vemos, pero que sentimos constantemente entre nosotros, aprovechemos para pedirle que se acuerde de todos los que no tienen muchos motivos para participar de esa alegría casi artificial que parece invadir las calles en esta época del año. Y acordémonos también nosotros. Seguro que hay muchas cosas, aunque sean pequeños gestos, que podemos hacer para poner nuestro granito de arena.
Por otro lado, como también dijo Asenjo, esperemos que el árbol del consumismo, las luces y los regalos no nos impida ver el bosque del verdadero significado de lo que vamos a conmemorar esta misma noche.
Feliz Navidad a todos.
lunes, 19 de diciembre de 2011
PACO ROBLES: "HEMOS PASADO DEL TONTO DE CAPIROTE AL FRIKI"
Foto: elmundo.es
"La Semana Santa es la vida", afirma Paco Robles. Y como la vida, también la fiesta sevillana más importante ha visto evolucionar su paisanaje con el paso del tiempo. Tanto que si hoy en día tuviera que escribir su tan conocido y aplaudido Tontos de capirote sería diferente incluso el título. El libro, además, perdería irremediablemente gran parte de esa ternura que viaja desde sus páginas hasta el lado más humano ("humanísimamente humano", que diría Garmendia) del cofrade. Otras de sus obras, como Sevilla en el espejo y Un rancio en Nueva York, sirven de hilo conductor en esta entrevista para hablar de la ciudad y de las cosas de las cofradías.
- Acaba de presentar Sevilla en el espejo. Pregunta originalísima de sesudo periodista: ¿Qué ve Sevilla cuando se mira al espejo?- Una ciudad contradictoria. En el caso de este libro, una mujer bellísima que ha resistido el paso del tiempo. Curiosamente ese tiempo, contado por siglos, es el que le ha dado su belleza.
- Tengo una particular teoría según la cual Sevilla, para el que viene de fuera, es un arma de doble filo: por un lado, sabiéndose bella, muestra generosamente sus encantos y su belleza al visitante hasta el punto incluso de apabullarlo; pero por otro, es una ciudad muy celosa de sí misma que sólo muestra lo que quiere mostrar y que rechaza que alguien de fuera pueda llegar a entenderla. ¿Comparte mi teoría?
- El sevillano es abierto en el minuto uno. En el bar, en la calle, en la plaza... Pero en su casa no entra nadie. Es raro que un sevillano invite a alguien a su casa para comer, y mucho menos para dormir. La ciudad es así de paradójica.
- Se dice que el lugar preferido de París para Guy de Maupassant era la Torre Eiffel porque era el único sitio de la ciudad desde el que no se veía la Torre Eiffel. ¿Cuál es su lugar favorito de Sevilla? ¿Las setas de la Encarnación?
- Las setas me parecen un robo que casi toda la ciudad ha consentido, porque hay mucho sevillano cobarde que no habla para señalarse ante el poder. Son los mismos que ahora le hacen la pelota a Zoido y le llaman 'Juaninasio' como si lo conocieran de toda la vida. ¿Cómo es posible que haya gente que compare las setas con el Alcázar? O son ignorantes o son unos golfos. O ambas cosas a la vez.
- Cuando tiene que atravesar la Encarnación, ¿cómo lo hace? ¿Fija su mirada en el suelo? ¿Se concentra en la torre de San Pedro o en la Anunciación, según el sentido de su marcha? ¿O mira desafiante a las setas?
- En esta época de Navidad la Encarnación huele a feria barata de pueblo cutre. Creo que la evitaré en la medida de lo posible. Y que no me llamen antiguo por eso. Soy un enamorado de Nueva York, donde no hay setas ni las habrá.
- Un rancio en Nueva York. ¿Es fácil imaginar Central Park lleno de nazarenos blancos de La Paz?
- En Central Park está la fuente de la Bethesda. Un ángel camina con la espalda cruzada por las alas. Adelanta el pie izquierdo. ¿Le suena eso de algo? Alguien que no es de este mundo y que camina sobre las aguas adelantando el pie izquierdo... En Nueva York hay una isla donde los inmigrantes esperaban el permiso para entrar en la ciudad: la isla de la Esperanza. La Semana Santa va más allá de los tópicos. Es la vida. Y seguro que en esa ciudad habrán llorado más de un Domingo de Ramos por no estar en Sevilla. Seguro...
- ¿Ya le ha comentado a alguien del Consejo cuántas sillas cabrían en la Quinta Avenida?
- Allí está la iglesia de San Patricio, un santo al que se encomienda más de un capillita cuando llega la Feria... No creo que los consejeros estén por trasladar la carrera oficial al Midtown, aunque visto lo visto...
- Usted siempre se ha mostrado contrario a cambiar la Carrera Oficial para meter más sillas, pero parece que las futuras obras del metro por el Duque van a ser la excusa perfecta para modificarla. ¿Cómo lo ve?
- Que hagan una carrera oficial subterránea y asunto resuelto. Así podrían poner todas las sillas que quisieran y nunca les llovería. Los que no somos de silla ni de palco podríamos disfrutar de la ciudad y cruzarla sin impedimento alguno. Piénselo y verá que no es mala idea...
- Se lamentó en una ocasión de que la Campana huela a McNugget de pollo. ¿A qué le huele la plaza de la Magdalena?
- Debería oler al té que tomaba Proust con la magdalena que lo llevaba hasta su infancia. Ahora huele a vulgaridad, no es una plaza hermosa. Sólo posee algo de encanto en lo que estuvo antes allí. La fuente, el edificio del Cabo Persianas, los naranjos. La plaza del Pacífico se perdió como tantas cosas se pierden en esta ciudad donde debería existir una oficina de edificios perdidos.
- ¿El modelo de pregón está agotado o ése es el latiguillo al que se recurre cuando no ha gustado el de ese año?
- Lo malo no es que se agote el modelo. Lo malo es que se agoten los que escuchan el pregón, o sea, que se queden agotados tras tanto lugar común, vulgo tópico. Pero en eso ya no entro. Que cada uno haga lo que le parezca.
- ¿Es necesario ponerle puertas al campo de las nuevas incorporaciones de hermandades a la Semana Santa? ¿Qué falta más en este tema: sentido común o generosidad?
- Falta de todo y sobra el concepto del igualitarismo. No es igual una hermandad fundada en el siglo XVI, con tallas del mejor Barroco, con una historia de siglos, que un grupo de jartibles que juegan a montar pasitos y a vestir Vírgenes porque no les gusta desnudar a las mujeres. ¿Está claro o lo repito?
- Actualice su ya clásico Tontos de capirote. ¿Qué ‘tonto’ podría incluir hoy? ¿Quizá el ‘tonto’ del blog cofradiero?
Si tuviera que escribirlo hoy tal vez el título fuera diferente. Hemos pasado en estos años del tonto de capirote al friki. El tonto se reserva, vive su neurosis en silencio, es tímido y tiene un lado humanísimo que contiene esa ternura que destila el libro. El friki es todo lo contrario. Presume de las tonterías que hace, no se corta un pelo de la coleta y se dedica a jugar con esto como si fuera una afición. El tonto de capirote escucha Amarguras en agosto sin que lo oiga nadie, mientras el friki pone a toda pastilla en su Astra tuneado la última marcha de la banda de cláxones y tambores que reproduce fielmente un atasco en la SE-30. Confieso que soy un tonto de capirote.
jueves, 15 de diciembre de 2011
ANIVERSARIO EN SAN BENITO
La imagen fue ubicada a los pies del altar mayor del templo y enmarcada por la caída frontal de su paso de palio, además de dos paños de bocina situados entre cada una de las dos parejas de varales que se utilizaron para un montaje en el que también se colocaron dos jarras con flores, dos faroles, varios candeleros y dos lámparas de sagrario también con flores, entre otros elementos.
Por la cercanía con la festividad de la Inmaculada Concepción, la Virgen de la Encarnación vestía un manto azul y una saya blanca.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
INMACULADA 2011: REGRESO A NERVIÓN
A las cuatro de la tarde salía por la Puerta de Palos de la Catedral el cortejo que precedía a la imagen de la Inmaculada del altar mayor de la parroquia concepcionista de Nervión, que había sido la elegida este año para presidir la Vigilia de la víspera festiva. Es una bellísima obra realizada en 2005 por José Antonio Navarro Arteaga en un estilo claramente barroco que confundía incluso a algunas de las personas que contemplaron la procesión: "¡Qué imagen más bonita! Tiene que ser muy antigua", decía una señora; "Saldrá para dar una vuelta por el barrio y ya está", comentaba otra; "Guarda quanti fiori bianchi!", señalaba una turista italiana a sus acompañantes sorprendida por el exorno floral del paso.
Las hermandades de La Sed y el Sagrado Corazón de Jesús participaron en los traslados (ida y vuelta), no sólo con su representación en el cortejo, sino también con la cesión de algunos de sus enseres. De hecho, el paso sobre el que se situó la talla de Navarro Arteaga estaba formado por los candelabros y faroles del Sagrado Corazón y la crestería y arcángeles del paso del Cristo de la Sed; en cuanto a la parihuela y los respiraderos, pertenecían al palio de la Virgen del Rosario, de la Agrupación Parroquial de la Milagrosa. Además, la cuadrilla de costaleros era la propia de la Hermandad de la Sed dirigida por el capataz Ricardo Almansa.
La Sociedad Filarmónica Nuestra Señora de la Oliva de Salteras, banda que toca cada año detrás de la Virgen de Consolación y del Sagrado Corazón de Jesús, fue la encargada de acompañar musicalmente a la Inmaculada en su regreso hasta Nervión. No faltaron, por tanto, algunas marchas dedicadas a ambas hermandades del barrio.
Durante su itinerario, sobre todo antes de abandonar el centro, fue arrastrando público. Así, hubo una gran cantidad de gente por las calles Placentines, Francos, Cuesta del Rosario y Alfalfa, desde donde posteriormente continuó hacia Muñoz y Pabón buscando Santa María la Blanca, el Puente de San Bernardo y Eduardo Dato. Allí inició un extenso recorrido por diversas calles de su barrio hasta que alrededor de las nueve y media de la noche llegó de nuevo a la Parroquia de la Inmaculada Concepción.
martes, 13 de diciembre de 2011
INMACULADA 2011: DOLOROSAS
No hay otra jornada en Sevilla como la de la festividad de la Inmaculada Concepción. La actividad en los templos en honor a la Virgen María es frenética y la inmensa mayoría de las hermandades celebran cultos en su honor; muchas de ellas, además, exponen a sus titulares en besamanos. Asistir a todos ellos es casi una 'gymkhana' en la que el premio es encontrarse cara a cara con la Madre de Dios en montajes muy cuidados por parte de los diferentes equipos de priostía que cada año nos dejan alguna sorpresa digna de mención, mientras que en otros casos es precisamente la sencillez la clave de su belleza. Lo importante, en cualquier caso, es Ella. Es verla, rezarle y también acompañarla en este día, su día. El día de todos.
Las hermandades de penitencia ganan a las de gloria en número de besamanos, por lo que son muchas las dolorosas que bajan de sus altares para facilitar nuestro acercamiento hasta ellas. Por orden de salida en Semana Santa, comenzamos nuestro recorrido en Los Terceros. Allí nos encontramos con la indiscutible elegancia de la Virgen del Subterráneo situada en el presbiterio del templo, ante un espectacular montaje propio de una reina.
El marco de la Virgen del Socorro era ni más ni menos que el impresionante Cristo del Amor. Ningún otro elemento le hacía falta a un montaje que demostraba que la sencillez no está en absoluto reñida con la grandiosidad. Además, el besamanos permitía a los cofrades de fuera sortear el sistema 'pay per pray' instalado en el Salvador desde su reapertura.
En la Iglesia de Santiago la Virgen del Rocío, como en 2010, se encontraba sobre la escalinata del altar mayor, lo que volvió a dificultar el acceso de las personas con movilidad reducida. La dolorosa se mostró preciosa tanto por su vestimenta como por el propio montaje, muy equilibrado en lo que se refiere a la cera y el exorno floral, cuidadosamente escogido.
Pocos detalles cambian de un año para otro en San Andrés para el besamanos de la Virgen de las Penas. La Hermandad de Santa Marta no es amiga de los experimentos quizá porque si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Espléndida y bellísima, como siempre, la dolorosa de Sebastián Santos.
No es por ser repetitivo, pero sin duda el trabajo que desarrolla Antonio Bejarano como vestidor de la Virgen de las Tristezas es impecable. Volvió a gustar, y mucho, el modo en que dispuso a la dolorosa de la Vera-Cruz en su anual besamanos. La curiosidad la puso el hecho de llevar un manto bordado realizado por las Hermanas Antúnez, cedido para la ocasión por la Hermandad de la Plaza, de Castilleja de la Cuesta. Al igual que en Santiago, también en la Capilla del Dulce Nombre de Jesús se optó de nuevo por obligar a los devotos a subir varios escalones para llegar a la dolorosa.
Ante el altar del Cristo de las Misericordias se situó, como es habitual, la Virgen de los Dolores de la Hermandad de Santa Cruz, vestida tal y como aparece cada año en su paso de palio. Un besamanos muy accesible el de la hermandad decana del Martes Santo. Éste sí.
Otro montaje de besamanos muy sencillo, pero al que tampoco le hacía falta nada más, era el de Madre de Dios de la Palma, de la Hermandad del Cristo de Burgos. Con su manto de salida y la corona de Marmolejo, la dolorosa recibió durante todo el día tantas visitas de devotos y cofrades que la capilla en la que se encontraba parecía quedarse pequeña por momentos.
Llamó poderosamente la atención el montaje que preparó el equipo de priostía de la Hermandad de las Siete Palabras. Y es que la Virgen de la Cabeza se encontraba bajo un palio de tonos amarillos que parecía encerrarla en exceso. Además, dicho palio acentuaba aún más la penumbra en la que se hallaba la imagen por la escasa iluminación de la Capilla Sacramental. La Virgen lucía su manto y corona de salida.
La Hermandad de los Negritos utilizó gran parte de los elementos del paso de palio para enmarcar el besamanos de la Virgen de los Ángeles. Así, las caídas frontal y laterales, con sus correspondientes varales, arropaban a la imagen, mientras que varias jarras y candeleros completaban el precioso conjunto.
El más puro clasicismo lo encontramos en la Iglesia de San Antonio Abad, donde la Hermandad del Silencio dispuso un casi inalterable besamanos en honor de la Virgen de la Concepción. A los pies del altar, presidido por el simpecado y con una copiosa candelería, la dolorosa de la Madrugá, de la que aún sigue llamando la atención su blancura después de su reciente restauración, se mostró a los fieles entre los faroles de plata del paso del Nazareno y varias jarras de rosas blancas.
El besamanos de la Soledad de San Buenaventura tiene siempre un carácter muy íntimo. El espacio que se encuentra delante del altar de la Virgen de Guadalupe se transforma en una acogedora estancia con la luz justa para animarnos a todos a pararnos y rezar un rato ante la bellísima dolorosa de Gabriel de Astorga. Sin necesidad de grandes alardes, es probablemente uno de los besamanos que más invita al recogimiento y a la oración.
Otra Soledad, la de Los Servitas, se rodea de una extrema sencillez que cede a la Virgen todo el protagonismo. Es otra de esas imágenes que verdaderamente se acerca a los devotos y viceversa. La personalidad de la hermandad quedó de manifiesto en la vestimenta de la dolorosa, que ni siquiera en el día de la Inmaculada Concepción abandonó el terciopelo negro bordado en oro.
Y finalmente, en la Basílica de María Auxiliadora, en la felizmente reformada capilla de la Hermandad de la Trinidad, encontramos a la Virgen de la Concepción. Ataviada con un manto burdeos y con la diadema de salida, la imagen se presentó entre algunas jarras de flores y candeleros.
Las hermandades de penitencia ganan a las de gloria en número de besamanos, por lo que son muchas las dolorosas que bajan de sus altares para facilitar nuestro acercamiento hasta ellas. Por orden de salida en Semana Santa, comenzamos nuestro recorrido en Los Terceros. Allí nos encontramos con la indiscutible elegancia de la Virgen del Subterráneo situada en el presbiterio del templo, ante un espectacular montaje propio de una reina.