La Hermandad de Monte-Sión celebró el pasado sábado el vía crucis con la imagen del Santísimo Cristo de la Salud y el besapié al día siguiente, dedicando así el fin de semana al completo al titular que no sale a las calles durante la estación de penitencia del Jueves Santo.
A las siete de la tarde del sábado se abrían las puertas de la Capilla del Rosario, dando paso a la cruz alzada y ciriales con cera morada. Detrás, parejas de hermanos con cirios blancos, el estandarte corporativo, un trío de música de capilla perteneciente a la Banda de Música de La Puebla del Río, que acompaña al paso de palio de la Virgen del Rosario, y el cuerpo de acólitos.
A continuación iba el Cristo de la Salud, portado por los cofrades sobre las andas que sitúan la cruz bastante alzada por la parte de atrás para permitir una mejor visibilidad de su rostro. El exorno floral se limitaba a unos lirios morados en la base de la cruz.
Este año el vía crucis de Monte-Sión no ha hecho estación en ningún templo, como ha sido costumbre en años anteriores, parando en alguna iglesia cercana para la celebración de una misa, reanudándose después el rezo de las estaciones. En esta ocasión, sin embargo, éstas se han rezado sin interrupción a lo largo del itinerario.
La primera se leyó en la misma capilla de la hermandad, tras cuyo rezo el crucificado que tallara Luis Ortega Bru inspirándose en el Cristo de la Conversión de Montserrat salió a la calle Feria.
Desde la Plaza de los Carros, el Cristo siguió por la parte más estrecha de Feria y se detuvo una vez superada ésta para el rezo de la segunda estación.
Por la calle Aposentadores, el cortejo buscó la parada de la tercera estación, que no era otra que la Capilla de la Divina Pastora. Una representación de la primitiva hermandad pastoreña esperaba al Cristo de la Salud con su estandarte corporativo y las puertas de la capilla abiertas. Ante ellas se paró y se volvió el crucificado para la lectura de la tercera estación del vía crucis.
A partir de ahí, el Cristo de la Salud de Monte-Sión continuó el recorrido de este vía crucis por la calle Amparo, Pozo Santo, Plaza de Zurbarán, José Gestoso, Plaza de la Encarnación, Alcázares, Santa Ángela de la Cruz, San Juan de la Palma y Feria, regresando a su capilla alrededor de las nueve de la noche.
Al día siguiente, durante toda la jornada, el Santísimo Cristo de la Salud estuvo expuesto en besapié a la veneración de los devotos. Para ello, se colocó al crucificado en posición vertical delante del dosel de cultos de la hermandad, que ocultaba el retablo principal de la capilla junto a un gran cortinaje rojo.
El Cristo estaba flanqueado por cuatro blandones dorados con cera blanca y dos jarras del paso de palio de la Virgen del Rosario con claveles de color granate, que también estaban en un centro ante la imagen y en los dos pequeños doseles que se situaron en los extremos, que contaban con sendos candelabros de plata.
Durante estos cultos en honor al crucificado de Ortega Bru, el Señor de la Oración en el Huerto ocupaba su lugar en el lado izquierdo, mientras justo en frente se ubicó la Virgen del Rosario, vestida ya de hebrea. El ángel del paso de misterio se encontraba, como en el reciente besapié del Señor de la Oración, junto a la puerta de la capilla.