domingo, 30 de septiembre de 2018
LA VIRGEN DE VALVANERA SE REENCONTRÓ CON LAS HERMANITAS DE LOS POBRES
La Hermandad de Nuestra Señora de Valvanera salió a las calles ayer, último sábado de septiembre, recorriendo el barrio de la Calzada, del que es Patrona esta devoción riojana que recaló, como tantas otras, en la mariana ciudad de Sevilla.
Las puertas de la Parroquia de San Benito se encontraban abiertas desde antes del inicio de la salida procesional, que comenzó a las seis y media de la tarde, encabezando el cortejo la cruz alzada entre ciriales. Seguían varias parejas de niños con cirios blancos, la representación del grupo joven de la Hermandad de San Benito, el simpecado, el guión del santo titular de la parroquia, el estandarte corporativo de la cofradía penitencial del Martes Santo, el libro de reglas, el propio estandarte de la Hermandad de Valvanera, la presidencia y el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales.
Desde la zona del presbiterio del templo, recorrió el paso la nave central para subir la rampa de madera que salva la escalera de acceso hacia la calle. El hermano mayor de la corporación letífica, Carlos Morán, es el capataz del paso, en el que este año hemos podido ver de nuevo a la Virgen de Valvanera sin la saya recuperada para la salida del año pasado (ver).
Sí llevaba el manto de terciopelo azul bordado en oro, toca de encaje y la corona, junto con la del Niño Jesús, labrada por Orfebrería Andaluza en 2014. En cuanto al exorno floral, era de tonalidad blanca, como es costumbre, y se componía de rosas, lisiantum y nardos.
En el momento de la salida, la Asociación Filarmónica Cultural Santa María de las Nieves, de Olivares, interpretó el Himno Nacional, tras el que el paso se detuvo para que los hermanos realizaran la maniobra de subir el conjunto de la Virgen y el roble situado a su espalda hasta su altura correcta, una vez superado el dintel. De esta forma, la Virgen de Valvanera recuperó su posición ante las tallas de Nuño Óñez y el clérigo Domingo, ante quienes la Madre de Dios se apareció en un valle riojano, que es la escena que se representa en el paso.
Completada la maniobra, Carlos Morán llamó a los costaleros y el paso se levantó, momento en que la Banda de las Nieves tocó "Valvanera, Patrona de la Calzá", la marcha propia de la cofradía. Con ella, el paso giró a su izquierda para salir a la calle Luis Montoto, donde la Policía Local había cortado dos carriles, controlando el tráfico en los restantes.
"Esperanza Macarena" fue la segunda marcha interpretada tras la Virgen de Valvanera, que discurrió junto a la fachada lateral de su parroquia de camino al asilo de las Hermanitas de los Pobres, donde esperaban los vecinos de la Virgen, los ancianos residentes.
Una vez a la altura de la residencia de ancianos, el paso se volvió para entrar a los sones de "Nuestra Señora de Guadalupe". Con ella, la Virgen de Valvanera se adentró en el inmenso patio del asilo y después de una parada se dispuso a rodear el jardín central por la derecha, sonando después "Corpus Christi".
De nuevo se detuvo el paso, que ya contemplaban desde la entrada porticada del edificio varios ancianos y algunas de las religiosas que los atienden. De ahí salió ya una exclamación devota: "¡Viva la Virgen de Valvanera!". A continuación, con la marcha "Encarnación Coronada", el paso fue conducido hasta la misma puerta de la residencia y se volvió para quedar mirando hacia tan insignes vecinos, que cantaron la Salve y regalaron un ramo de flores a la Virgen.
Varias hermanas aprovecharon la parada de la hermandad en su casa para ofrecer a los miembros del cortejo e incluso a los cofrades que venían acompañándolo un vaso de agua para tratar de paliar el calor de este otoño que se resiste a llegar.
El hermano mayor y capataz dedicó la siguiente levantá a las Hermanitas de los Pobres e indicó que la madre superiora iba a "levantar el paso", esbozando una sonrisa la aludida ante el anuncio. Efectivamente, ella fue la encargada de hacer sonar el llamador, levantándose el paso a pulso antes de comenzar a girar mientras la Banda de las Nieves tocaba "Como tú ninguna". Un aplauso de las religiosas y los ancianos despidió a la Virgen de Valvanera.
Este año, a diferencia de otros, la Virgen no se encaminó de vuelta a Luis Montoto por el lado contrario del jardín al que acababa de recorrer, sino por la calle central, saliendo hacia la puerta en línea recta. Antes de hacerlo, el paso se paró y a continuación regresó al asfalto que hoy pavimenta la antigua calzada romana con la marcha "Virgen de los Negritos".
Seguida por sus devotos, la devoción nacida en La Rioja y anclada desde el siglo XVIII en San Benito se alejó del asilo y de su templo para visitar algunas de las calles del barrio de la Calzada, volviendo a su templo en torno a las once y media de la noche.