Los hermanos de la Resurrección, miembros de la Hermandad de la Resurrección, que dan culto público al misterio de la Resurrección, no quieren salir el Domingo de Resurrección. Cabría preguntarse entonces por qué esos hermanos decidieron ingresar en la Hermandad de la Resurrección en lugar de en cualquier otra de las muchas que salen entre el Domingo de Ramos y el Sábado Santo, y cuyas entradas en Campana sí que son retransmitidas por la tele.
Esto es un culebrón que tiene ya más capítulos que “Yo soy Bea”. Es un culebrón que está consiguiendo que cualquier seguidor de los medios de comunicación mínimamente interesado por las cofradías sepa claramente cómo se llama el hermano mayor de La Resurrección, mientras que los nombres de los responsables de hermandades como El Gran Poder o La Macarena puede que no les suenen ni de la bulla de la feria.
Quizá sea eso lo que le guste a Juan Muñoz Jigato. Quizá por eso vuelva Cuaresma tras Cuaresma sobre lo mismo, en lugar de hablar de ello en julio o en octubre, cuando los medios de comunicación no prestan casi atención a la información cofrade. Él prefiere esperar a que falten sólo unos pocos días para la Semana Santa. Es entonces cuando tiene las ocurrencias de plantear medidas de fuerza en forma de cartas, reuniones con Palacio a escondidas del Consejo, cabildos extraordinarios para votar horarios e itinerarios ficticios, o anunciar pseudo-manifestaciones en el cabildo de Toma de Horas. Y todo eso se hace, se anuncia, se prepara durante la Cuaresma, que en julio se está muy bien en la playa.
Claro, luego le dicen que no y entonces sale con el discurso victimista. “No nos escuchan”, “no nos hacen caso”, “nos tienen marginados”... Otras veces recurre al argumento del horario tan poco apropiado para estar en la calle y la inseguridad ciudadana, aunque este razonamiento se le olvidase cuando consiguió del vicario el permiso de hacer estación a la Catedral a las dos de la mañana. Ahí ya no le afectaba tanto la inseguridad y estar en la calle en plena madrugada. Es evidente que el horario actual es malo. Pero yo lo creo de verdad, no como el señor Muñoz Jigato, que dice que es malo y pacta uno peor. El colmo del surrealismo llegó cuando declaró, sin pudor alguno, que el Domingo de Resurrección es para ir a los toros. Sin palabras.
Y como no hay primavera sin azahar ni Cuaresma sin polémica de la Resurrección, este hombre vuelve por donde acostumbra. Regresa a la batalla para derrotar al enemigo (el sentido común) por agotamiento del contrario. Con lo que darían hermandades como Los Panaderos o La Bofetá por tener, al igual que La Resurrección, 24 horas a su entera disposición...
Suerte en la lucha, Juan. Ya verás cómo más tarde o más temprano conseguirás lo que te propones y podrás pasar un Domingo de Resurrección como a ti te gustaría: viendo por la mañana una y otra vez la entrada en Campana de tu hermandad, grabada de las retransmisiones de la televisión el día anterior; luego una siestecita; y más tarde a los toros, eso sí, con el permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide... ¡Vaya por Dios! Igual que la estación de penitencia...
No hay comentarios:
Publicar un comentario