Ayer, segundo domingo de noviembre (aunque la temperatura pareciera más propia de otro mes), la Sevilla cofrade cerró un año más el ciclo de las Glorias con dos de las hermandades de más clásico sabor en la ciudad, gracias a los siglos que llevan a sus espaldas, pero también gracias a la presencia estética y musical que mantienen en sus salidas procesionales. La Virgen del Amparo partió de la Magdalena a las seis de la tarde para recorrer un itinerario de lo más elegante, con calles como San Pablo, Gravina, Pedro del Toro o la plaza del Museo. Una hora más tarde, y en plena calle Feria, la Virgen de Todos los Santos, patrona del barrio, salía de Omnium Sanctorum a los sones, para añadir aún más clasicismo a la escena, de la banda de Tejera. Acompañadas por una enorme cantidad de personas, las últimas Glorias (a excepción de la despedida rociera del año que llegará del Salvador) cumplieron el rito y cerraron una ventana que, más pronto que tarde, volverá a abrirse...
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