Sorprende la expresividad de las figuras, como la de ese tribuno romano que aprieta los labios en su esfuerzo por controlar las riendas del caballo, exaltado ante la violencia de la escena. También hay una gran dureza en los rostros de los judíos que empujan y tiran del Señor, uno de los cuales está mellado. Completan la escena José de Arimatea, miembro del Sanedrín pero, al mismo tiempo, seguidor de Jesucristo, y un niño que porta un farol. Para el próximo año se ha reservado el estreno del perro que acompañará al niño y que muestra los dientes al caballo temiendo que éste haga daño a su amo.
Se trata, sin duda, de una auténtica obra de arte en la que la Agrupación de la Milagrosa ha puesto muchas ilusiones y un gran esfuerzo, que se completará con la Guardia Judía que, de modo similar a la Centuria Macarena, acompañará al misterio por las calles de Sevilla. El paso, además, será el más largo de toda la Semana Santa, ya que mide 5,67 metros, y ha sido comprado a la Hermandad de las Viñas de Jerez de la Frontera.
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