A priori, es necesario partir de una base evidente: es difícil que el resultado de un concurso, y más si tiene que ver con algo tan subjetivo como el gusto estético de cada uno, contente a todo el mundo. Pero lo cierto es que se daba por hecha la victoria de los cofrades de Nervión gracias a un altar impresionante muy bien montado y con una altura, literal, de tres pisos.
La noche anterior al Corpus recorrí las calles por las que horas después pasaría la procesión. Lo hice al revés, vamos, en dirección contraria al sentido del cortejo; de esta forma, vi antes el altar de La Sed. Cuando, en lo alto de la Cuesta del Bacalao, me paré frente a él me quedé realmente impresionado; y cuando reparé en que había recibido el segundo premio del concurso de altares pensé: "¡pues cómo será el primer premio!".
Y, sin embargo, me decepcionó un poco ver el que había ganado el concurso. No quiero que se malinterpreten estas palabras, ya que la Hermandad del Amor montó un bellísimo altar, aunque mucho más sencillo que el de La Sed y utilizando un recurso ya empleado en 2009 y 2010, como fue rematar el altar con la ventana situada tras el retablo de la Virgen de las Aguas del Salvador, imagen que estaba dada la vuelta mirando hacia la calle Villegas.
Desde mi humilde opinión, puestos a no premiar a la Hermandad de la Sed, me llamaron más la atención los altares de San Isidoro o Las Siete Palabras. Pero, en cualquier caso, el libro de los gustos está en blanco y hay que respetar la decisión tomada por el jurado (aunque, para que conste, Zoido ya ha aclarado que le dio nueve puntos a La Sed).
Sólo espero que el resultado del concurso no desanime a las cofradías en los próximos años y se sigan superando en el montaje de espectaculares altares que nos sorprendan a todos, como lo ha hecho este año la aún joven hermandad del Miércoles Santo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario