Tras una semana de conciertos, conferencias, mesas redondas y exposiciones, todas y cada una de las formaciones musicales asistentes echaron el resto a lo largo de una verdadera 'carrera oficial' que partió desde la Alameda de Hércules para recorrer las calles Trajano, Duque, Campana, O`Donnell, Velázquez, Tetuán, Plaza Nueva, Plaza de San Francisco, Francisco Bruna, Manuel Cortina, Álvarez Quintero, Plaza del Salvador, Cuna, Laraña y Plaza de la Encarnación.
Hubo algo, poco, de marchas de Semana Santa, y mucho, muchísimo, de villancicos y otras piezas de lo más variado, entre las que sin duda hay que destacar "Entre dos aguas", de Paco de Lucía, a cargo de la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Reyes, interpretación ya habitual en los pasacalles de esta formación, y la conocidísima "A mi manera", de Frank Sinatra, en una sorprendente adaptación de la Banda de Tambores, Cornetas y Gaitas del Paso Encarnado, de Lorca (Murcia).
Quienes desconocían a qué se debía lo que estaban contemplando, entre los que había un sinfín de turistas aprovechando el largo puente de la semana pasada, no daban crédito al hecho de encontrarse rodeados por numerosísimas bandas que aparecían a cada paso por cualquier calle. Fue un día mágico, donde se mezclaba la solemnidad de la festividad de la Inmaculada Concepción (sus besamanos y sus funciones en los templos y la procesión de regreso a Nervión desde la Catedral) con las visitas a los belenes, los coros de campanilleros en algunas calles (entre ellos, el de la Hermandad del Rocío de Sevilla Sur en la calle Sierpes recaudando fondos para la bolsa de caridad) y la vida habitual de la propia ciudad en cualquier día festivo.
Una jornada, en definitiva, para enamorarse aún más, si acaso fuera posible, de la ciudad de la que Antonio Burgos dijera, ante el excesivo 'ombliguismo' que en ocasiones se achaca a los sevillanos, que "tiene un ombligo digno de ver". Un ombligo que este jueves, además, sonó divinamente.
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