Mediante una sencilla operación aritmética podemos comprobar que los 'síes' superan ampliamente los dos tercios necesarios para dar por válido el acuerdo. Todo lo contrario a lo ocurrido el pasado 6 de marzo (entonces sólo se votaba el traslado y estudio pormenorizado del estado de la talla, y no su restauración), cuando hubo 52 votos afirmativos, 40 negativos y cuatro nulos.
Llama la atención, en primer lugar, la diferencia sustancial en el número de hermanos asistentes y votantes: ayer, 179; el 6 de marzo, 96. Puede que ahí precisamente esté la clave del distinto resultado de ambas votaciones separadas tan sólo por poco más de dos meses. De hecho, únicamente se han registrado siete votos negativos menos, frente a 89 votos positivos más.
Por tanto, quizá no sea del todo correcto hablar de un vuelco o un cambio de opinión entre los hermanos. Quizá todo se debe a una mejor campaña de información o una mayor movilización del 'sí'. Y tampoco descartemos que un buen número de hermanos que no participaron en el anterior cabildo hayan podido acudir al segundo escandalizados por el irresponsable primer resultado.
Por supuesto, entre los partidarios del 'no' ya han empezado a surgir voces alarmistas asegurando que el IAPH ya no es lo que era y que el Cristo de la Expiración corre el riesgo de regresar de la Cartuja tan "blanquito" como lo hicieron en su momento el Señor de la Salud y Buen Viaje o el Cristo de la Providencia, como si los técnicos del Instituto se hubiera inventado las "nuevas" policromías de ambas imágenes.
Al margen de aritméticas y alarmismos, lo importante es que tras este segundo intento la delicada talla del crucificado del Museo podrá ponerse en buenas manos para garantizar su conservación y que siga sumando siglos como titular de su hermandad. Del resultado de la restauración hablaremos cuando podamos verlo y tengamos argumentos para opinar. Ahora, la que mejor habla es la propia trayectoria del IAPH, que por sí sola debería tener a los hermanos bien tranquilos con el resultado del cabildo de anoche. Han hecho falta dos votaciones, pero más vale tarde que nunca.
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