Pero pensemos que el próximo Lunes Santo será el de 2013 y la última vez que el Polígono llegó a la Catedral fue en 2009. En 2010 ya sabemos lo que pasó. Muy simple: no tenía que haber salido y lo hizo. Chorreando se puso la cofradía recorriendo la larguísima distancia que separa San Benito del Salvador bajo un intenso aguacero. Lamentable.
En 2011 ocurrió lo contrario: tenía que haber salido y no lo hizo. En este caso es evidente que si no hubiera ocurrido lo del año anterior se habría arriesgado; pero cualquiera lo intenta después de lo vivido en 2010… Y así llegamos a 2012, en que tampoco ha salido, aunque ésta ha sido la primera decisión correcta en tres años.
¿Por qué comparo ambas cofradías y sus circunstancias recientes? Porque si el Polígono fuera aún cofradía de vísperas y Pino Montano hiciera estación a la Catedral, se intercambiarían sus papeles en lo que respecta a su relación con la lluvia.
Pino Montano pudo esperar dos horas y media. No habría podido hacerlo si su itinerario le tuviera que conducir a la Campana y la Catedral por la distancia que tendría que recorrer y por no interrumpir el discurrir del resto de hermandades con las que tuviera que compartir jornada. El Polígono jamás podrá esperar dos horas y media porque sería imposible llegar a la Campana a tiempo de una forma decente y digna.
Pino Montano pudo volverse a su templo sin apenas mojarse porque no estaba demasiado lejos. Si tuviera que ir hacia el centro no sabemos dónde le habría pillado el agua dos horas después de salir ni qué refugio habría podido encontrar. Al Polígono, como hemos recordado, ya sabemos lo que le costó encontrar uno en 2010.
Finalmente, tras dos Semanas Santas tan lluviosas como las vividas (tres si miramos al Lunes Santo), habría sido muy fácil que Pino Montano se hubiera visto perjudicada por el tiempo en alguno de estos años o en los dos (o tres). El Polígono, como ya he dicho, habría podido salir todos estos años el Sábado de Pasión, mientras que en el Lunes Santo no se ha salvado ninguno.
¿Qué conclusiones podemos sacar? En primer lugar, que el precio que tienen que pagar las hermandades de vísperas situadas en barrios alejados del centro que entran en la nómina de la Semana Santa es muy alto; no sólo por la enorme distancia que tienen que recorrer, sino porque ésta precisamente juega en su contra en días dudosos en lo meteorológico. Y en segundo lugar, que quizá no compense mucho haber entrado en la Semana Santa si uno piensa en la cantidad de grandes emociones que habría podido vivir en las vísperas y que se ha perdido.
Todo tiene sus pros y sus contras. En los próximos años veremos si a Pino Montano le sirve la experiencia del Polígono San Pablo, teniendo en cuenta, además, que la distancia que tendría que recorrer la aún cofradía del Viernes de Dolores es bastante mayor que la del Lunes Santo…
Menudo artículo chorra. No mencionas nada del empuje que le ha supuesto al Polígono llegar a la Catedral. Como por ejemplo doblar su número de hermanos y nazarenos en 4 años. Además de mejorar notablemente su patrimonio al aumentar la subvención del Consejo... etc...
ResponderEliminarQuerido Anónimo (¡qué nombre más raro le pusieron sus padres!). O será que es muy fácil menospreciar desde el anonimato a quien escribe con nombre y foto clarísimamente expuestos... En el artículo se menciona lo que tiene que ver con lo que se está tratando en el artículo, que es la incidencia reciente de la lluvia en las hermandades de Pino Montano y el Polígono. Cuando quiera escribir uno sobre el empuje que a su hermandad le ha supuesto su entrada en la nómina de la Semana Santa lo haré, aunque no podré consultarle a usted porque anónimos hay muchos y a saber cuál de todos ellos es usted. Por cierto, qué curioso que mencione lo de la subvención del Consejo...
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