La Banda de las Cigarreras acompañó musicalmente al paso de forma, como siempre, magistral. La frustrada estación de penitencia del pasado Domingo de Ramos estaba en el ánimo de todos, lo que se notó especialmente en la impresionante subida de la Cuesta del Rosario, con varias marchas seguidas y sin parar desde el final de la calle Francos hasta llegar al punto más alto. La otra cuesta, la del Bacalao, no vio subir al Señor de la Cena, ya que las menores dimensiones del paso del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia permitieron que recorriera la parte más estrecha de Placentines.
En el ámbito de lo anecdótico hay que señalar la rotura de la pieza superior del farol delantero derecho, que se intentó fijar improvisadamente para evitar el violento movimiento que presentaba.
Ya en la calle Sol, el Señor entró de frente a la puerta, dando la espalda al público, mientras la Banda de las Cigarreras enlazaba "Costalero del Soberano" con la "Marcha Real".
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