"Un rosario de esperanza". Podríamos considerar que éste fue el lema de la salida procesional de la Hermandad del Rosario del Barrio León celebrada el pasado sábado. Y es que ésta era la inscripción que podía leerse en los dos cirios de la candelería más cercanos a la Virgen del Rosario, dedicados a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y a la Coordinadora de Donantes de Órganos de Sevilla, instituciones con las que la hermandad ha comenzado a colaborar recientemente.
La cofradía salió, como siempre, de la Parroquia de San Gonzalo, teniendo como destino su propia capilla, que en los últimos meses ha vivido algunas reformas para embellecerla. Acompañaron a la Virgen del Rosario representaciones de las hermandades de la Anunciación, Candelaria Madre de Dios, Carmen de Calatrava y el grupo joven de Jesús Despojado.
El cortejo estaba encabezado por la Banda de Cornetas y Tambores Amor de Cristo, dándose la curiosa circunstancia de que un buen número de jóvenes fueron durante prácticamente todo el itinerario pegados a esta banda, grabando con sus móviles sus interpretaciones. Dudo si alguno mostró interés por asomarse en algún momento, siquiera de lejos, para ver a la Virgen del Rosario...
En las primeras calles del itinerario no faltaron las visitas al asilo de la Fundación Carrere en la Avenida de Coria y al Hospital Infanta Luisa en la calle San Jacinto. Posteriormente, la Virgen del Rosario continuó por Santa Cecilia en dirección a la Ronda de Triana, donde paró ante la Parroquia de las Santas Justa y Rufina. La Banda de Música de Nuestra Señora del Sol, que tomaba el relevo de la Cruz Roja con respecto al año pasado, interpretó en el camino hacia dicha parroquia marchas como "Encarnación de la Calzada", "Caridad del Guadalquivir" o "Rosario de azahar", esta última al alejarse del templo tras el rezo de la Salve y una ofrenda floral.
Desde allí, la Virgen del Rosario continuó por Ronda de Triana hacia la Plaza de San Martín de Porres antes de buscar por Alvar Núñez las callejuelas cuajadas de naranjos del Barrio León. En este tramo se escucharon "Hiniesta Coronada", "Virgen de las Aguas", "Virgen de los Ángeles" o "Esperanza por los pobres coronada".
Justo antes de adentrarse en las calles de su barrio, el grupo joven de Jesús Despojado se despidió. Acto seguido, la Virgen del Rosario se metió en la calle Cristo del Soberano Poder (sí, también desde la esquina de esta calle con Alvar Núñez se aprecia perfectamente la horrible torre Pelli), donde se pudo escuchar "Lloran los clarines", otra de esas composiciones que parecen no estar ya tan de moda.
Más adelante, tras sonar "Macarena", de Abel Moreno, y "Cristo en la Alcazaba", el paso atravesó la Plaza de Anita a los sones de "Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono". A continuación, se vivió uno de los momentos más hermosos de esta salida procesional, como fue la lentísima revirá del paso en la esquina de María Ortiz con José León Sanz, mientras la Banda del Sol tocaba "Soledad franciscana". El público saboreó en silencio este momento en tanto que el capataz, Ricardo Almansa, reconocía el esfuerzo de los costaleros afirmando: "Yo no sé si llorar con ustedes".
Con "Macarena", de Emilio Cebrián, mientras el paso se volvía ante una vivienda donde una anciana lloraba contemplando a la Virgen del Rosario, y "Reina de San Román", el paso alcanzó la esquina de Ángel Solans y Padre Maruri, calle perfectamente engalanada con colgaduras de color azul y blanco. Hasta la capilla llegó a los sones de "Pasan los campanilleros". Al contrario que el año pasado, en esta ocasión no hubo ni sevillanas desde un balcón ni fuegos artificiales. Lo que no faltó, cuando el paso comenzaba a caminar hacia atrás para entrar, fue una gran petalada coincidiendo con la parte final de "Rocío".
Pasadas las once y media de la noche sonó el Himno Nacional y la Virgen del Rosario quedó arriada definitivamente en el interior de su remozada capilla del Barrio León, poniendo así fin a su salida procesional.
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