Tras su bendición en el propio Convento de las Hermanas de la Cruz, donde permaneció durante varios días, la pequeña talla se trasladó hasta la basílica. Allí tuvo lugar una misa en su honor y posteriormente fue ubicada para recibir culto en el altar del Santísimo Cristo de la Salvación, obra de Luis Ortega Bru.
A sus pies se encontraba la talla de Santa Ángela realizada en su día por Ricardo Rivera; sin embargo, con la llegada de la imagen de Madre María de la Purísima, han sido situadas cada una a un lado del retablo.
Como curiosidad, hay que señalar que ambas imágenes tienen una altura de 67 centímetros y que la de Madre María de la Purísima tiene en su peana una reliquia del hábito de la beata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario