Como es habitual, la Virgen fue colocada a los pies del Santísimo Cristo de las Misericordias entre diversos enseres del paso de palio, como jarras con rosas, piezas de la candelerías y faroles. Otras dos jarras con lirios morados se situaron en el altar a ambos lados del crucificado. Escoltaban también a la dolorosa que cierra el Martes Santo dos ángeles portando filacterias.
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