La Pastora sostenía en su brazo derecho al Niño Jesús dormido, sentada en un trono y con los pies apoyados en un cojín blanco. Las únicas joyas que llevaba, además de la corona y la aureola de estrellas, fueron un camafeo con una representación de la Inmaculada Concepción, la Medalla de la Ciudad y unos pendientes.
Para esta ocasión, la vecina Hermandad de la Hiniesta prestó los antiguos respiraderos de su paso de palio y dos de los candelabros del paso de la Hiniesta Gloriosa, ubicados en el altar, alrededor del escudo de la cofradía capuchina, junto a varias jarras de la Hermandad de la Estrella.
También hay que destacar que las dos jarras colocadas a ambos lados de la Virgen combinaban las flores, principalmente rosas blancas, con piezas de fruta, en este caso granadas, en lugar de los limones del besamanos de 2012.
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