Que si la hermandad es muy joven, que si también lo es la dolorosa (la realizó Luis Álvarez Duarte en 1968 por encargo del párroco para mover a la devoción en un barrio por entonces nada proclive a ello), que si estas cosas las merecen hermandades más antiguas… Uno ha llegado a escuchar hasta que las coronaciones canónicas sólo se pueden conceder a hermandades con un mínimo de cincuenta años de existencia a sus espaldas. Ya nos dice el refranero que de religión y medicina todo el mundo sabe y opina. ¿Qué habrían dicho en Jerez cuando en 2004 la Virgen de la Concepción de la Hermandad de las Viñas, fundada en 1960, se convirtió en la primera dolorosa coronada canónicamente de dicha ciudad?
Algunos dicen que la hermandad tiene méritos sobrados para conseguir esta coronación por su enorme labor social, sobre todo desde la apertura del comedor el pasado mes de junio en el que cada día comen un centenar de personas necesitadas; una acción que, entre otras, ha llevado a la junta de gobierno a aplazar sine die la conclusión de los dos pasos que saca a las calles de su barrio cada Viernes de Dolores.
A esto muchos responden que la caridad es una de las patas fundamentales de cualquier hermandad, y por lo tanto la Hermandad de Bellavista no hace nada extraordinario. Aunque, seamos sinceros, se puede hacer más o se puede hacer menos, y nadie podrá dudar que esta cofradía de vísperas está dando el callo de manera ejemplar.
Es cierto que de unos años a esta parte, durante los años del Cardenal Amigo en el Palacio Arzobispal, esto de las coronaciones canónicas ha perdido ese carácter extraordinario que hace décadas tenía. De hecho, en 2005 llegamos a vivir el anuncio de tres coronaciones así, de golpe (Palma del Buen Fin, Esperanza de la Trinidad y Virgen de la O).
Pero, ¿no es cierto que Madre no hay más que una (ahí va otro refrán)? ¿No tenemos un cierto problema de perspectiva cuando hacemos distinciones entre vírgenes “merecedoras” y “no merecedoras” de una coronación? ¿Es que no está la Virgen más que coronada en el Cielo?
Evidentemente, una coronación canónica es un acto de reconocimiento a una hermandad, y la de Bellavista no reúne menos “méritos” que otras cuyas dolorosas han sido coronadas en años anteriores. Pero también es un acto de exaltación a la Madre de Dios, que lo es también nuestra. ¿Qué problema hay en celebrar cuantos más mejor para gloria y alabanza suya? ¿Acaso no es Sevilla una ciudad Mariana?
Nunca he entendido las manías clasificatorias y competidoras de muchos cofrades. Apoyemos todos a la Hermandad del Dulce Nombre de Bellavista y alegrémonos si dentro de un tiempo le llega del Arzobispado un sí rotundo a un nuevo homenaje de amor y reconocimiento a la Virgen María. Tenga la advocación que tenga y sea del barrio que sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario