La dolorosa vestía su manto de salida, del taller de José Caro, con saya blanca y lucía la corona con la que también la vemos cada Miércoles Santo durante su estación de penitencia, obra de Eduardo Seco.
Por otro lado, como ocurre cuando pasea por las calles en su paso de palio, el exorno floral estaba compuesto por claveles blancos, que estaban colocados tanto en cuatro jarras del paso como en las dos barandillas del presbiterio, cubiertas por paños de terciopelo burdeos. Además, a los pies de la Virgen se colocó un gran centro de flores con diversas especies también de color blanco.
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