El domingo tenía lugar el besapié al Santísimo Cristo de las Almas en la propia capilla de la hermandad. De hecho, el crucificado de José Pires Azcárraga se encontraba en su lugar de culto habitual, de forma que los fieles debían adentrarse en la capilla y rodear la pila bautismal de la Parroquia de Omnium Sanctorum para poder besar sus pies.
A ambos lados del Cristo de las Almas se situaron cuatro grandes candeleros con cera color tiniebla y dos centros de lirios morados, mientras que un tercero, más alto, estaba a sus pies.
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