Pero no nos engañemos. Si por algo recordaremos durante décadas el Miércoles Santo de 2013 será por cómo la Hermandad de los Panaderos traspasó una línea. Una que hacía prácticamente un siglo que no se traspasaba; una que llevó la Semana Santa de Sevilla a los telediarios nacionales, incluso a los de determinadas cadenas de televisión que parece que estén deseando tener algo negativo que destacar de nuestra gran fiesta.
Pero vamos por partes, porque el Miércoles Santo no tiene una hermandad; tiene nueve. Y merece la pena detenernos con calma para hablar de cada una de ellas.
La jornada nos condujo como cada año a Nervión, a la Parroquia de la Inmaculada Concepción. Veníamos de un Martes Santo en blanco y el cielo no nos animaba a esperar otra cosa, al menos para el arranque del Miércoles. Llovía, a ratos con fuerza. Cuando la Hermandad de la Sed debía ya estar iniciando su largo itinerario, el hermano mayor anunciaba lo inevitable. La lluvia no permitía realizar este año la estación de penitencia. Y no es que el cielo estuviera completamente cerrado. Al contrario, junto a las nubes que descargaban agua se abrían grandes claros que después desaparecían para que más nubes ocuparan su hueco.
El Santísimo Cristo de la Sed, que estrenaba una corona de espinas realizada por José Antonio Navarro Arteaga, lucía un monte de lirios morados al igual que hace dos años. Por su parte, la Virgen de Consolación, bajo el fantástico palio de Charo Bernardino estrenado en 2012, presentaba una combinación de flores blancas entre las que destacaban las rosas y las calas.
La calle Feria no sabía hasta el momento nada de la Semana Santa de 2013. Ni la Hiniesta, ni la Amargura, ni los Javieres... Ninguna de ellas había pisado sus adoquines ni su asfalto. La Hermandad del Carmen Doloroso ponía todo su afán en estrenarla, pero había que esperar. Esta cofradía tenía una cierta ventaja, ya que al no haber salido ni la Sed ni San Bernardo, hermandades con un gran número de nazarenos y, por tanto, con mucho tiempo de paso en carrera oficial, existía la posibilidad de retrasar la salida de forma generosa sin que eso supusiera molestar a nadie. Porque, claro está, las hermandades en el siglo XXI no deben molestar a otras en la calle. Parece lógico...
Pero seguimos con el Carmen. Es curioso que muchos hermanos mayores, y el del Carmen también lo hizo, hablen del patrimonio humano, y sobre todo de los niños, como algo muy a tener en cuenta a la hora de decidir si se sale o no se sale. Lo digo porque normalmente se ponen tan tremendistas que cualquiera diría que del cielo en lugar de agua va a caer algún producto tóxico del que hay que proteger principalmente a los más pequeños. Será porque hablar únicamente del patrimonio artístico quedaría demasiado materialista.
La última intervención del hermano mayor indicó que la hermandad saldría, siempre que no lloviera en el siguiente cuarto de hora. No llovió, con lo que algunos minutos antes de las cuatro y media de la tarde, una hora y cuarenta minutos más tarde de lo previsto, la cruz de guía dorada que reza "La paz os dejo, mi paz os doy" se ponía en camino saliendo en línea recta hacia Peris Mencheta.
Era ésta una de las novedades del Carmen Doloroso este año: recorrer la Alameda de Hércules por su lado derecho, el de la comisaría, para salir desde allí a Trajano. En realidad nunca lo hizo así cuando salía el Viernes de Dolores, sino que en todo caso recorría el lado izquierdo del bulevar, y no todos los años (de hecho, en 2006, su último año como hermandad de vísperas, tomó a la salida por Feria y Correduría).
A las cinco menos cuarto asomó el misterio por la puerta ojival de Omnium Sanctorum. Una combinación de flores moradas, además de tres rosas rojas junto a San Pedro, conformaban el exorno floral de este paso, que aparecía completamente dorado por primera vez, como tuvo que haber salido ya para el vía crucis del Año de la Fe. Detrás, se estrenó la Agrupación Musical Virgen de los Reyes, que interpretó en primer lugar "Señor de la Paz", adaptación de la marcha que formaba parte del repertorio de la extinta Banda de Cornetas y Tambores del Cautivo y Santiago de Sanlúcar la Mayor y Aznalcázar. Posteriormente, a lo largo del itinerario sonaría varias veces "Tu Paz por la calle Ancha", marcha dedicada a la Hermandad del Carmen Doloroso por parte de la Agrupación Virgen de los Reyes, que no desentonó en absoluto tras este misterio, pese a que desde su primera salida siempre ha sido acompañado por cornetas y tambores.
Con la suspensión de la salida del Buen Fin, y mientras las hermandades de la Lanzada y el Baratillo se lo pensaban y posteriormente anunciaban sus respectivas salidas para las seis y media de la tarde, el Carmen Doloroso reinaba en solitario en el Miércoles Santo y estrenaba su discurrir por el lado derecho de la Alameda ante un numerosísimo público.
Finalmente, con más tranquilidad, aunque con paso firme, la cofradía volvió a unirse y el paso de palio salió por la Puerta de los Palos para continuar hacia el Postigo. La entrada de la Caridad, que llevaba el manto protegido con un plástico, recuperaría el ritmo habitual, aunque se produjo con bastante antelación sobre la hora prevista.
Pero volviendo a los Panaderos, por resumir brevemente lo que ya todos sabemos, la lluvia lleva a la hermandad a dar por suspendida su estación de penitencia cuando el misterio aún no había llegado a la Campana. Sin embargo, en lugar de acelerar para regresar cuanto antes a su capilla, el misterio entra en Campana como si nada, con una marcha detrás de otra, dando izquierdazos, de costero a costero, gustándose, recreándose... Así anduvo el paso también por Martín Villa, una vez retiradas las sillas. Y todo ello, sabiendo que la Lanzada venía por Cuna, por su itinerario de cada año, y que tenía que cruzar hacia Orfila de camino a San Martín. La hermandad lo sabía. Se lo dijo el Consejo, se lo apuntaron hasta los periodistas que hacían su trabajo en la Campana, como pudimos escuchar perfectamente por la radio. Lo sabía cualquier cofrade que conozca más o menos por dónde pasa cada hermandad. La calle Orfila estaba libre sólo porque el Buen Fin no había salido. Pero detrás, como cualquier cofrade sabe, venía la Lanzada.
Hay que quitarse el sombrero con la Lanzada. Eso es tener paciencia. Porque detrás del misterio del Prendimiento todavía tenía que venir el palio, que pasó también por Campana como si nada estuviera pasando, por más que el presidente del Consejo, Carlos Bourrelier, dijera en televisión que la Virgen de Regla pasó por el palquillo a paso de mudá. Como dicen en cierto programa de telerrealidad, todo está grabado; la Campana está llena de cámaras. Bourrelier, en calidad de representante de todas las hermandades, se dejó llevar por una actitud excesivamente paternalista. Pero grabado quedó lo que pasó en la Campana.
El palio sólo comenzó a aligerar el paso cuando ya estaba en Martín Villa, y antes de revirar hacia Orfila, donde tuvieron lugar los abucheos y pitidos, se llegó incluso a parar ante las mismas narices de los nazarenos de la Lanzada para ponerle un plástico a ese manto al que le sobra terciopelo y bordados por todas partes. No se entiende por qué no se le puso antes. Y a todo esto, lloviznando de nuevo, la Hermandad de la Lanzada encajonada y atrapada en Cuna. Quien no quiera ver la gravedad de lo ocurrido, es que sencillamente prefiere ponerse una venda en los ojos.
Finalmente, cuando por fin los Panaderos decidió dejar de estorbar, la Lanzada rápidamente, como se anda en caso de lluvia, tomó por Martín Villa hacia Santa María de Gracia, Amor de Dios y García Tassara, para retomar su itinerario habitual por San Andrés, Cervantes y San Martín.
Hace un año hablábamos de los Panaderos por esa entrada injustificadamente tardía del paso de palio, con ese hermano mayor despojado de su túnica saludando a diestro y siniestro en la puerta de la capilla mientras en la Plaza del Salvador las cámaras de Giralda TV mostraban un gigantesco corte de nazarenos y un paso que no andaba vaya usted a saber por qué, como tampoco avanzaba después por Cuna. El ex hermano mayor lo justificó diciendo que "la gente tenía ganas de Semana Santa".
Un año después, hablamos de la nueva junta de gobierno de los Panaderos, que dio muestras de una gran irresponsabilidad, perjudicando gravemente a una cofradía que iba por donde debía ir. Esperando algo de cordura estábamos cuando aparece un comunicado que ha venido a echar más leña si cabe a lo ocurrido. La junta de gobierno habla de la mala imagen que dio entrar con marchas en Campana, pero ni una sola alusión al modo de recrearse por dicha plaza de ambos pasos, pero sobre todo del misterio. Dice que había tanta gente que la entrada no se podía haber hecho en menos tiempo (misma excusa que el ex hermano mayor un año antes; la culpa siempre es de la gente). Pero lo mejor es la última parte del comunicado, cuando lejos de mostrar la necesaria autocrítica, amenazan a los medios de comunicación con "estudiar convenientemente la forma de proceder" por las críticas que los periodistas han vertido por el lamentable comportamiento de los Panaderos el pasado Miércoles Santo.
Si esperábamos cordura en la junta de gobierno, la primera reacción pública nos indica justamente lo contrario. En resumen: la culpa es del público y los medios mienten. Eso es lo que se llama cubrirse de gloria. Verdaderamente, los hermanos de los Panaderos, el Señor del Soberano Poder y la Virgen de Regla no se merecen semejante representación.
¿Qué va a pasar a partir de ahora? Pues probablemente nada. Palmaditas en la espalda y poco más. Porque, ¿quién va a tomar cartas en el asunto? ¿El Consejo, que con los estatutos vigentes no puede exigir responsabilidades? ¿El Arzobispado, cuyo delegado diocesano de hermandades presidía orgulloso con una vara su hermandad en momentos tan lamentables? Se ha traspasado una línea. Estaremos muy pendientes para ver en qué queda todo esto.
Sigamos con el Miércoles Santo. El Baratillo, como hemos visto, regresaba a su capilla más deprisa de lo habitual; la Lanzada, tras el incidente, buscaba ya San Martín, y las Siete Palabras y el Cristo de Burgos estaban en carrera oficial. Esta última decidió recortar en el regreso por la Cuesta del Rosario, en lugar de pasar por la Plaza del Pan y la estrecha calle Alcaicería.
El Carmen Doloroso, por su parte, regresaba por la calle Feria. Aunque tuvo que acelerar al final por la lluvia, su entrada en Omnium Sanctorum se llevó a cabo bastante más tarde de lo habitual. De hecho, aunque el palio debía entrar en el templo a las once de la noche, a las doce menos veinte aún estaba pasando por la Capilla del Rosario, ante cuya puerta había una representación de la Hermandad de Monte-Sión. Sus pasos ya tenían las flores dispuestas para el Jueves Santo.
El paso de Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia iba exornado con una colorida y acertada combinación de rosas rojas, lirios morados, calas blancas y hojarasca. Por segundo año se echaron en falta las águilas bicéfalas de la trasera del paso. Quizá va siendo hora de que la hermandad se plantee realizar unas réplicas, ya que cuanto más tiempo pasa más se desvanecen las esperanzas de recuperarlas.
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