El Sábado Santo de 2013 será recordado como el que tuvo siete hermandades en las calles. No es una cifra récord en esta jornada, porque para eso están los años en que hubo Santo Entierro Grande, pero desde luego no es nada habitual. Y es que a las estaciones de penitencia de las cinco cofradías de la jornada se sumaron por la mañana, y parte de la tarde, los traslados de regreso a sus templos de las hermandades de la Esperanza de Triana y los Gitanos, que emprendieron el camino de vuelta desde sus respectivos refugios de la Catedral y la Anunciación, donde rápidamente tuvieron que protegerse de la lluvia en la amanecida del Viernes Santo.
Lo que tampoco es habitual es que el famoso y poderoso Cecop permita el traslado de regreso el Sábado Santo, cuando lo más normal es, como en 2012 con San Gonzalo o en 2010 con el Polígono, que esto se lleve a cabo el Domingo de Resurrección. Quizá las previsiones meteorológicas negativas que había para el domingo fueron lo que llevó a aceptar la propuesta de ambas cofradías de la Madrugá.
En cualquier caso, no ha sido la primera mañana de Sábado Santo con traslados de vuelta a casa de hermandades. Los últimos fueron los siguientes: en 2004 volvió a su capilla de la calle Feria desde la Catedral el Sábado Santo el paso de palio de la Virgen del Rosario de Monte-Sión. No regresó con ella el paso de misterio de la Oración en el Huerto porque debía participar por la tarde en el Santo Entierro Grande celebrado aquel año con motivo del cuarto centenario del Sínodo Diocesano del Cardenal Niño de Guevara que determinó que las cofradías hicieran todas estación de penitencia al primer templo de la ciudad. Y en 2005, también desde la Catedral, regresó a la Iglesia de Santiago el palio de la Virgen del Rocío en solitario, ya que el misterio del Beso de Judas había seguido hasta el templo el mismo Lunes Santo a gran velocidad, mientras que el palio optó por volverse a la Catedral, al estar aún muy cerca en el momento de comenzar a llover. Allí compartió refugio con los pasos de la Hermandad de Santa Genoveva, que regresaron al Tiro de Línea en la mañana del Domingo de Resurrección.
Volvemos a 2013. A las once de la mañana de este último Sábado Santo se abrían las puertas de la Iglesia de la Anunciación para el regreso de la Hermandad de los Gitanos. La cruz de guía abría el cortejo, del que formaron parte algunas parejas de hermanos con cirios, muchos menos de los que visten la túnica de nazareno en la Madrugá. Así, en menos de diez minutos los ciriales anunciaban la salida del paso de Nuestro Padre Jesús de la Salud, exornado con claveles rojos. El Señor vestía túnica de terciopelo morado.
El Señor se alejó con rapidez, aunque no demasiada. El Santuario de los Gitanos no está muy lejos de la Anunciación, por lo que la cofradía se podía permitir cierta calma en un traslado que, según la reciente costumbre, ahora discutida, se produjo sin acompañamiento musical. Quizá sea ésta la consecuencia de los abusos de años anteriores, en los que determinadas cofradías convertían en salida extraordinaria y triunfal lo que debía ser un simple traslado.
A eso de las once y media atravesaba el dintel de la Anunciación el paso de palio de la Virgen de las Angustias, dejando tras de sí los tres pasos de la Hermandad del Valle, que durante algo más de un día compartieron su sede con los de los Gitanos. Merecería un homenaje la Hermandad del Valle, que es un verdadero ángel de la guarda para muchas cofradías en caso de lluvia, como lo ha sido este año con Jesús Despojado, la Macarena y los Gitanos.
Este año la dolorosa que tallara Fernandez Andes para reemplazar a la antigua de Montes de Oca, desaparecida en el incendio intencionado de San Román de 1936, vestía el manto burdeos que la Casa de Alba regaló a la cofradía de los Gitanos, bordado en el taller de Fernández y Enríquez.
A lo largo de su breve itinerario de regreso, muchísima gente fue acercándose a los pasos para disfrutar de ambos titulares que, con un día de retraso, buscaban de nuevo su templo sin haber podido completar este año su estación de penitencia, al no haber alcanzado la Catedral.
Por su parte, la Esperanza de Triana recorría un itinerario de vuelta más largo que el de los Gitanos, aunque mucho más corto del que hubiera seguido en una mañana de Viernes Santo sin contratiempos. Tras salir de la Catedral por la Puerta de San Miguel, buscó García de Vinuesa en dirección a Adriano, Pastor y Landero, Reyes Católicos, Puente de Triana, Altozano y Pureza.
Cualquiera que viera el traslado de esta hermandad sabe que la cofradía llevaba una velocidad mucho más lenta de lo que hubiera podido. Mucho se está hablando sobre si el Consejo o el Cecop le pidió a la hermandad que estuviera en la Capilla de los Marineros a las una de la tarde o si tenía permiso para estar en la calle hasta las tres. Hay también quien opina que es una falta de respeto para la Hermandad del Sol, que sale a la una, que una cofradía esté hasta dos horas más tarde en las calles por un traslado. Tampoco es la primera vez que pasa algo así. Antes recordábamos que Santa Genoveva volvió a su templo el Domingo de Resurrección de 2005 desde la Catedral esa misma mañana, cuando la Hermandad de la Resurrección estaba en pleno itinerario de vuelta a Santa Marina.
En cualquier caso, lo que sí está claro es que ninguna cofradía tarda sin música cuatro horas y media en recorrer la distancia que hay entre la Catedral y la Capilla de los Marineros, por mucha gente que haya en torno a los pasos, si no es que se quiere expresamente tardar tanto. Ahora bien, dejando claro que la Hermandad de la Esperanza de Triana fue deliberadamente lenta en su traslado, la pregunta que yo planteo es si verdaderamente es algo tan grave. Cuando por fin entró el palio, la Hermandad del Sol aún no había llegado ni siquiera al casco histórico. Y además, ¿qué tiene de malo que los cofrades del Cristo de las Tres Caídas y la Virgen de la Esperanza disfruten de su hermandad en la calle un poco más de tiempo, teniendo en cuenta que desde 2010 no viven una estación de penitencia con normalidad? Y tampoco valen las comparaciones con el lamentable espectáculo protagonizado por los Panaderos el Miércoles Santo. La Esperanza de Triana no perjudicó a ninguna otra cofradía en su traslado del Sábado Santo.
En cuanto al traslado en sí, hay que subrayar los aplausos que la gente dedicaba a ambos pasos cada vez que se detenían o en cada levantá. Muy lentamente, el Cristo de las Tres Caídas, con las mismas rosas rojas de la Madrugá, fue siguiendo el camino que le indicaba el centurión romano a caballo.
El paso de palio de la Esperanza se abría paso por el puente entre la enorme cantidad de gente que la acompañaba hasta su casa. El sol iluminaba el palio de caídas doradas, la candelería gastada y las copiosas flores que siempre parece que van derramándose por las calles. A las dos menos cinco de la tarde enfilaba el palio la calle Pureza. Casi una hora después entraría en su capilla.
Y cuando la Esperanza de Triana culminó su lento regreso, el Sábado Santo volvió a su configuración habitual. Por segundo año, esta jornada vino a poner la normalidad con la que se intentaron borrar los sinsabores de otra Semana Santa con bastante lluvia. El cielo era azul. Sólo había algunas nubes blancas cuya presencia incluso se agradecía cuando tapaban el sol, que a las tres de la tarde picaba con fuerza frente a las puertas de la Basílica de María Auxiliadora.
A las tres y diez, con absoluta puntualidad, la Hermandad de la Trinidad se ponía en camino para completar una larga estación de penitencia. Como siempre, el paso alegórico del Sagrado Decreto fue el primero en atravesar el dintel del templo. Sigue siendo muy entretenido escuchar las interpretaciones que muchas personas hacen de este misterio y de cada una de las imágenes que lo componen cuando lo tienen delante. Que lucía el sol se notaba en la luminosidad del canasto, con un brillantísimo dorado. Tras la Marcha Real, la Banda de Cornetas y Tambores de Las Cigarreras interpretó "Un cielo para mi Virgen", con la que el paso buscó el arco de salida a la Avenida de María Auxiliadora.
El segundo paso presentaba completamente tallados tanto el canasto como los respiraderos por parte de los Hermanos Caballero y con las cartelas de Mariano Sánchez del Pino. Para los próximos años quedará el proceso de dorado, labor que se irá llevando a cabo poco a poco. Claveles rojos y algunos lirios morados fue el exorno floral, al igual que el año pasado.
En el cortejo del paso de palio figuraba una representación de la vecina Hermandad de San José Obrero con su estandarte corporativo justo delante del de la Trinidad. Una semana antes el acompañamiento había sido el inverso entre ambas cofradías.
Más de una hora después de la salida de la cruz de guía, asomó por la puerta de la basílica el paso de palio de la última Esperanza de la Semana Santa, la que Juan de Astorga talló en 1820 y que ha recuperado el esplendor gracias a una completa restauración llevada a cabo en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico a lo largo del pasado año.
El cortejo de la Trinidad se desplegó hacia la carrera oficial, aunque la cruz de guía tuvo que esperar a que pasara delante la Hermandad de los Servitas. Este año la cofradía de la Capilla de los Dolores cambió levemente su itinerario, ya que no ha recorrido completamente la calle Santa Ángela de la Cruz, sino que ha tomado por Alcázares para salir a la Plaza de la Encarnación, con lo que no ha pasado por Imagen.
En cualquier caso, esta calle y la torre de San Pedro servían de fondo en su transitar por la calle Laraña, en la que el sol sacaba todo el brillo al nuevo conjunto de saya y manto diseñado por el padre artístico de esta corporación, Antonio J. Dubé de Luque, y bordado por Jesús Rosado. Quizá haya sido éste el último año en que la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Providencia hayan estado a los pies de una cruz arbórea, ya que la hermandad ha aprobado la ejecución de una nueva de caoba y plata acorde con el estilo de la peana de la escena de la Piedad y de la propia peana que desde el año pasado lleva en su base la cruz. El paso contaba con rosas rojas tanto en el friso como en las jarras de los costeros.
También rosas, pero blancas, lucía el paso de palio de María Santísima de la Soledad, que avanzaba por Laraña con un paso bastante largo mientras al fondo, en la esquina de Santa Ángela de la Cruz, se veía ya el paso del Sagrado Decreto de la Trinidad. No se puede negar que el manto de la Soledad Servita, estrenado en 2009, tiene el mismo estilo de los bordados que este año estrenaba la Virgen de los Dolores. El palio de la Virgen del Sol se veía entrando en la Campana cuando la Soledad de los Servitas reviraba hacia Orfila.
Y de una Soledad a otra. La Plaza de San Lorenzo estaba repleta de personas que veían cómo el cielo perdía la tonalidad celeste con la que había comenzado el día, siendo sustituida por el color gris de unas nubes a las que se miraba con recelo, aunque finalmente no hubo motivos para alarmarse. Puntualmente, las puertas se abrieron y el amplísimo cortejo de la Hermandad de la Soledad comenzó a salir para tranquilidad de todos.
Cerca de media hora después, el paso de María Santísima en su Soledad abandonaba la Parroquia de San Lorenzo. Por fin los Ariza pudieron sacar una cofradía en esta Semana Santa después de que la Hiniesta, San Esteban y la O tuvieran que suspender sus estaciones de penitencia. Después de los jacintos blancos de 2012, el paso de la Soledad fue exornado este año con rosas. Desde 2011 no lleva las clásicas azucenas que hacen juego con las que se encuentran talladas en el acertadísimo canasto que diseñara Santiago Martínez en los años 50. Los que no faltaron fueron los lirios morados a los pies de la cruz con el sudario. Tras girar brevemente el paso hacia la Basílica del Gran Poder, los Ariza mandaron a los costaleros emprender el camino hacia la Catedral.
Cuando ya anochecía en este espléndido y especial Sábado Santo, la Hermandad del Sol estaba ya iniciando su camino de regreso al barrio del Plantinar. Poco a poco esta singular cofradía va haciéndose un hueco entre las demás de la jornada con su personalísimo estilo que, pese a todo, sigue recibiendo críticas por parte de algunos. Quizá les gustaría que todas las cofradías fueran exactamente iguales, calcadas. Claro que, para eso, no nos hacen falta setenta hermandades...
Al igual que en 2011, el paso del Varón de Dolores de la Divina Misericordia lució rosas rojas, además de otras flores silvestres en el monte sobre el que abraza la cruz el Señor que tallara José Manuel Bonilla Cornejo y que no, no es un Resucitado, como muchos interpretan erróneamente. La Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Sol acompañó con total maestría, lo que no es ninguna novedad, a su Cristo.
El principal estreno de este año en la Hermandad del Sol era el estandarte corporativo, diseñado por José Manuel Bonilla, y realizado por su hermana Ana.
Detrás venía el original paso de palio de la Virgen del Sol, acompañada en su Sacra Conversación por San Juan Evangelista y María Magdalena. De nuevo la dolorosa llevó el manto liso de terciopelo verde, en lugar del manto pintado siguiendo el estilo de las bambalinas. Sólo en su primera estación de penitencia a la Catedral en 2010 llevó el manto pintado. Cualquiera diría que la cofradía del Plantinar está cediendo a las críticas sobre su estilo.
El viento que a ratos se levantaba, y sobre todo en una zona tan amplia como la calle Palos de la Frontera, complicaba la tarea de mantener encendida la totalidad de la candelería del palio, lo que hacía trabajar al máximo a los que de toda la vida se han llamado los tíos de la caña.
La Hermandad del Santo Entierro realiza su itinerario en sólo cuatro horas. Lo hace a un paso bastante rápido, e incluso su entrada se lleva a cabo sin muchas concesiones a la galería. La cruz de guía alcanzaba la Iglesia de San Gregorio a las diez y media de la noche, seguida muy de cerca por el paso alegórico del Triunfo de la Santa Cruz, que sigue sorprendiendo a los que lo contemplan por primera vez, como es el caso de los turistas que entre cerveza y cerveza asomaban la cabeza desde el bar que hay frente al templo cada vez que intuían que se acercaba un paso. El de la Canina sorprendió por su exorno floral, que no se limitó a la hojarasca y los cardos habituales, sino que llegó a lucir rosas de tonalidad morada. La Canina se pone elegante...
No se ha hablado tanto como del paso del Señor de Pasión, pero también la Urna con el Cristo Yacente de Juan de Mesa salió a la calle en su estación de penitencia como lo habría hecho en el vía crucis del Año de la Fe; es decir, con lirios morados en lugar de los clásicos claveles rojos. Quizá pasó desapercibido para muchos, pero hay que destacar la bella imagen que lució este paso, con la combinación entre el dorado y el color morado de las flores. Finalmente, pese a la incertidumbre de los días anteriores, la Banda Sinfónica Municipal acompañó con su cuidado repertorio a este segundo paso del Santo Entierro.
Por último, llegó el paso del Duelo con la Virgen de Villaviciosa presidiendo ese misterio de auténtica configuración decimonónica, tanto por la posición de las imágenes que lo integran como por el estilo de los bordados de sus ropajes. Una mezcla de rosas y jacintos de color rosa conformaba el exorno floral de este paso, tras cuya entrada la Banda de Música del Acuartelamiento Aéreo de Tablada se retiró con una auténtica tamborrada en dirección a la Plaza del Museo.
El Santo Entierro entró con puntualidad en San Gregorio. Sin embargo, la Soledad de San Lorenzo acumuló un retraso de media hora en su entrada. Este año un problema técnico impidió que la plaza estuviera a oscuras, como es habitual, con lo que la escena perdió cierta magia.
Lo que no faltó fue la sucesión de saetas que inauguró El Sacri desde un balcón en cuanto el paso salió de la calle Cardenal Spínola. A ésta le siguieron varias más mientras el paso se acercaba al templo y giraba para entrar en San Lorenzo mirando al pueblo. Finalmente, atravesó el dintel pasadas las doce y media de la noche del ya Domingo de Resurrección.
La tradición obliga a que, una vez cerrada la Parroquia de San Lorenzo, la inmensa mayoría de quienes han asistido a la entrada de la Soledad toquen la puerta para pedir estar presente en la próxima Semana Santa. Es una extraña mezcla entre oración y superstición coincidiendo con el cierre, más emocional que real, de la Semana Santa.
Y es que en realidad el Sábado Santo no había terminado. Aún estaba en las calles la Hermandad de la Trinidad, que acertó hace unos años cambiando la amplitud de María Auxiliadora por la estrechez y la cercanía de los vecinos de la calle Sol. En ella se lució especialmente la Virgen de la Esperanza, con un acompañamiento musical perfectamente interpretado por la Banda de la Oliva de Salteras, que encadenaba marchas como "Esperanza Macarena", "Caridad del Guadalquivir" o "Madre Hiniesta". Además, cada pocos metros el paso de palio recibía una lluvia de pétalos, la única lluvia que admitimos los cofrades.
Cuando la Esperanza cruzó el arco que precede al colegio salesiano y al templo, la ausencia, aquí sí, de alumbrado público permitió ver el amenazante cielo lleno de nubes que hacía temer por la Hermandad de la Resurrección.
Pero eso sería más tarde. A esa hora, las dos de la madrugada, había que disfrutar de los últimos metros del itinerario de la Esperanza trinitaria. El pasillo que conduce a la basílica se hizo pequeño un año más para la cantidad enorme de personas que querían cerrar con la Trinidad el Sábado Santo. Finalmente, tras una saeta con más sentimiento que técnica, la Esperanza se perdía en el interior del templo a las dos y cuarto de la madrugada; o mejor dicho, las tres y cuarto con el cambio de hora.
Fue una jornada a la que no le faltó de nada. Por supuesto, no faltaron las cinco hermandades que tenían que hacer e hicieron sus estaciones de penitencia; no faltaron hasta dos traslados de otras tantas cofradías desde los lugares donde en su momento buscaron refugio por la lluvia; y no faltó el sol e incluso el calor en determinados momentos, con los que el Sábado Santo nos ayudó a encontrarnos con la Semana Santa soñada que no tuvimos en días anteriores.
Un Sábado Santo espléndido, completo, lleno de emociones. Un sábado de gloria, como los más antiguos lo siguen llamando...
Grandísimas fotos si señor ¡¡ , y sobre todo me ha resultado sorprendente , ver hdades en sus recogidas como la del santo entierro o soledad de san lorenzo que son hdades que no las puedo ver .
ResponderEliminarMe gusta mucho tus análisis , a mi me gusta mucho tbn el periodismo , el deportivo es el que digamos le tengo más dedicación , tengo en proyecto publicar un blog cofrade , como estás viendo mi blog es de fútbol del Betis .
Por cierto soy de las hdades de la esperanza de triana y servitas , muy bonitas fotos de mis dos hermandades , bueno como el resto.
Un abrazo hermano
Muchas gracias. Hermano de los Servitas y la Esperanza de Triana... ¿Quién te iba a decir a ti que iban a salir tus dos cofradías el mismo día? Te animo a crear tu blog cofrade. Hay muchísimos, pero para hablar de lo que nos gusta nunca son suficientes. Un saludo.
EliminarPues sí algo insólito el salir mis dos hdades el mismo día jeje , Diós quiera que jamás ocurra , sería mala señal...
ResponderEliminarA partir de ahora seguiré tu blog y te comentaré lo que escribas en tus artículos.
Un saludo crack ¡¡