Manifestaciones de fe, por tanto. Y estamos en pleno Año de la Fe. Pero prácticamente, aunque oficialmente acabará en octubre, podemos decir que en Sevilla el Año de la Fe ya ha finalizado en lo que a manifestaciones públicas se refiere. Y no sólo eso, sino que el Año de la Fe ha pasado prácticamente sin pena ni gloria por la ciudad. Aún diría más: hemos tenido menos manifestaciones de fe públicas que en un año normal.
Me dirán que no habría sido así si no hubiera llovido el pasado 17 de febrero y se hubiera celebrado ese vía crucis que a alguien se le ocurrió montar un domingo de invierno con la Cuaresma ya iniciada y con esos mismos pasos dispuestos a salir dos veces a la calle en poco más de un mes. Sí. Pero resulta que a alguien se le ocurrió jugarse tan controvertida idea a una sola carta, la de aquel domingo, sin pensar que estábamos en una de las temporadas de otoño-invierno más lluviosas de los últimos años. Si por lo menos lo hubieran puesto un sábado, habría habido al menos dos oportunidades al pasarlo al domingo si el día anterior hubiera llovido.
Pero es que, además, ese vía crucis sustituiría al vía crucis habitual de las cofradías de cada primer lunes de Cuaresma. Con lo que una manifestación de fe iba a dejarnos sin la otra y, al final, nos quedamos sin las dos. Hay que recordar también que algunas hermandades que iban a participar en ese acto, como San Esteban y el Santo Entierro, decidieron suprimir por este año sus propios vía crucis anuales con sus titulares por las calles de sus feligresías por el mismo motivo. Más manifestaciones de fe suprimidas en el Año de la Fe.
Tampoco se iban a librar las hermandades de gloria. El anuncio de las actividades de la Archidiócesis por el Año de la Fe nos trajo otra modificación de las costumbres sevillanas. Este año el Pregón de las Glorias no lo iba a presidir ninguna hermandad, sino la Virgen de los Reyes. Por lo tanto, la manifestación de fe que supone el traslado a la Catedral de la imagen escogida cada año (la última fue Santa Lucía en 2012) quedaba también anulada. A la Virgen de los Reyes no había que trasladarla.
En cuanto al traslado de regreso, sería sustituido por una vuelta a la manzana de la Patrona. Porque eso es lo que hizo el pasado sábado la Virgen de los Reyes: una vuelta por el perímetro de la Catedral y de vuelta a casa. Y encima, a las ocho de la mañana de un sábado.
Lo único que tuvo de extraordinaria la salida de la Virgen de los Reyes de hace unos días fue la fecha y la presencia de los estandartes corporativos de las cofradías de gloria. La hora fue la misma que un 15 de agosto, y el recorrido también. Y resulta que el acto central del Año de la Fe atrajo a una cantidad de público mucho más reducida que en la mañana del Día de la Virgen.
Una salida extraordinaria de la Virgen de los Reyes habría tenido mucho más sentido a una hora más lógica, como las once de la mañana o las seis de la tarde, y con un itinerario más largo, acorde con lo extraordinario del acontecimiento. Podría haber recorrido algunas calles del barrio de Santa Cruz, llegar al Salvador o incluso a la Campana, recorrer Sierpes, la Plaza de San Francisco o la Plaza Nueva, con parada ante el Ayuntamiento (como ocurre en las salidas extraordinarias al sevillano modo), la Avenida de la Constitución al completo, un lugar amplio como la Puerta de Jerez y desde allí haber regresado por San Gregorio a la Catedral. ¿Qué sé yo? Un algo...
Sin embargo, todo quedó en una vuelta a la manzana en los amaneceres. Y con eso, cofrades, arranca y finaliza un Año de la Fe que en Sevilla nos ha quitado más manifestaciones de esa misma fe de las que nos ha dado, aunque aquí hay que incluir el vía lucis público que la Resurrección organizó con acierto el pasado viernes.
Y mientras, ciudades de nuestro entorno, como Cádiz, Jerez, Córdoba o Jaén, han celebrado o están preparando grandes manifestaciones públicas de fe que han tenido más fortuna (las que ya se han celebrado) o se preparan con más esmero e ilusión, al menos en apariencia (las que están por venir).
Afortunadamente, Sevilla no necesita Años de la Fe porque cada año lo es para los miles de cofrades que la viven de forma ordinaria en los vía crucis, rosarios públicos, estaciones de penitencia, procesiones eucarísticas y de gloria que jalonan nuestro calendario. Y que sea por muchos años. Muchos años de la fe...
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