Con motivo de su festividad, la Virgen del Carmen de Calatrava estuvo expuesta en besamanos en su capilla durante toda la jornada. Rodeada por multitud de ramos de flores y entre dos de los candelabros de guardabrisas dorados de su paso y otros plateados cedidos por la Hermandad de la Candelaria Madre de Dios, la pequeña talla de Cristóbal Ramos recibió en el presbiterio de la capilla los besos de los fieles y devotos al día siguiente de su procesión fluvial por el Guadalquivir.
Para este culto, la Virgen del Carmen lució el manto, la corona, la ráfaga y la media luna de salida, mientras que los cirios utilizados para iluminar el altar eran de color blanco.
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