El Nazareno de Ocampo, que porta de nuevo una cruz plana de madera, ha tenido que ser trasladado debido a la segunda fase de las obras de conservación de la bóveda del presbiterio del altar mayor de la iglesia, que están sirviendo para recuperar antiguas pinturas murales atribuidas a Domingo Martínez y realizadas a comienzos del siglo XVIII.
Con este motivo, todos los cultos tienen lugar en la parte que fuera la antigua capilla de la hermandad, antes de su unión con la Iglesia de San Antonio Abad que dio lugar a un curioso templo con dos únicas naves casi independientes.
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