En este tiempo, la magnífica dolorosa de Gabriel de Astorga ha sido tratada de un ataque de insectos xilófagos que fue detectado el pasado Sábado Santo, durante el desmontaje del paso. Al parecer, los insectos pasaron a la talla desde el altar, que es donde se encontraba el foco, por lo que también ha habido que eliminarlos del retablo.
Eso ha sido lo más urgente, pero lo que más llama la atención del resultado de esta restauración es la limpieza de la policromía de la Virgen, que ha generado comentarios unánimes en favor del trabajo realizado por Manzano, que ha devuelto la intensa y expresiva belleza de esta dolorosa. La limpieza se ve también en las manos, que no son las originales de Gabriel de Astorga, sino las realizadas en 1967 por Manuel Domínguez Rodríguez.
Por otro lado, la Virgen de la Soledad cuenta ahora también con un nuevo candelero y nuevas articulaciones en los brazos.
Gran dolorosa, ahora más que nunca, que Sevilla ha recuperado e incluso se podría decir que de alguna manera ha redescubierto, gracias a un trabajo extremadamente profesional de Pedro Manzano, por cuyas manos en su taller trianero han pasado ya un buen número de imágenes titulares.
Cierto, se ha redescubierto una gran imagen. Para mí, es ya una de las grandes Dolorosas de Sevilla que tiempo atrás pasaba desapercibida. Pedazo de restauración la de Pedro Manzano. Buenas fotos, felicidades.
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