Grande de León la ha donado a San Gonzalo, cuyo párroco la ha acogido y la ha ubicado en un altar situado en el crucero de la parroquia trianera, justo frente al retablo de la Hermandad de San Gonzalo.
La Virgen del Consuelo ocupa el lugar que hasta ahora contaba con una sencilla cruz de madera que ha sido retirada. En su puesto, se ha colocado un dosel con un cortinaje rojo ante el que se sitúa una cruz arbórea con un sudario, y a sus pies la dolorosa de Madroñal, reproduciendo así la composición de María sola tras el traslado al sepulcro de Jesús. De vestirla se encarga su hasta ahora propietario, Grande de León.
La polémica que mencionábamos viene motivada por la existencia ya en esta parroquia de un clarísimo referente devocional mariano, como es Nuestra Señora de la Salud, que precisamente ahora no se encuentra al culto por la restauración que está llevando a cabo Pedro Manzano.
No es, ni mucho menos, el único templo en el que recibe culto más de una dolorosa, pero también es verdad que la Parroquia de San Gonzalo no tiene un gran patrimonio escultórico desde el punto de vista cuantitativo, por lo que la ubicación de una nueva dolorosa situada en frente de la Salud ha sido acogida con cierto recelo, quizá también por si la devoción a la Virgen del Consuelo aumenta y estamos ante el germen de una futurible agrupación parroquial y, más adelante, una nueva hermandad bajo el mismo techo que otra, lo que en Triana no se conoce desde el punto de vista penitencial desde los tiempos en que llegaron a coincidir en San Jacinto las hermandades de la Estrella, la Esperanza de Triana y las Aguas. O quizá estamos corriendo demasiado y no pasará nunca de ser una imagen más sin hermandad, como hay tantísimas otras en los templos sevillanos.
Por si alguien se lo pregunta, y pese a la ausencia temporal de la dolorosa del Lunes Santo, las misas en San Gonzalo siguen terminando con la Salve a la Virgen de la Salud...
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