También se estrenaba un broche de plata cincelada y repujada que guardaba un pendrive con peticiones de devotos (la modernidad tecnológica aplicada a la devoción). Dicho broche venía a sumarse a la, a todas luces, excesiva exhibición de broches y medallas colocados en el pecherín.
La Divina Pastora estaba colocada sobre una altísima peana dorada y tenía a sus pies una media luna plateada. Flanqueaban a la imagen dos columnas vegetales con manzanas y lilium blancos.
El fondo del montaje estaba compuesto por un enorme cortinaje rojo y un dosel donde se dispuso el Simpecado de Gloria de la hermandad entre candeleros con cera blanca y dos ángeles de plata.
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