La revitalizada Hermandad de Araceli estrenaba varias cosas, pero principalmente estrenaba ilusiones por tomar las calles de su feligresía, que se encontraban engalanadas con colgaduras y reposteros con la imagen de María Santísima de Araceli, de la que se indicaba que es Patrona de Lucena y del Campo Andaluz.
A las ocho y cuarto de la tarde tenía fijada la salida y a esa hora la rampa por la que hace cinco semanas salió la Hermandad de Santa Marta estaba ahora ocupada por el cortejo de la cofradía de gloria del mismo templo de San Andrés. Abría el cortejo la cruz parroquial, que estrenaba manguilla de brocado, entre ciriales. Detrás se podía ver un estandarte con la efigie de la Virgen de Araceli al que seguían las representaciones de diferentes hermandades, como la Soledad de Hinojos, el Carmen de San Leandro, el Carmen de Calatrava, San José Obrero, Santa Marta y la Hermandad Matriz de Araceli. Finalmente, iba el Libro de Reglas y el propio estandarte de la sevillana Hermandad de la Virgen de Araceli.
En cuanto a la ráfaga, era de la Hermandad de Belén de Pilas. Iluminaban el paso los cuatro candelabros de la Hermandad de San José Obrero, que también cedió una medalla que colgaba de la mano derecha de la imagen. Asimismo, en la delantera, entre dos ángeles, había una reliquia de San Francisco de Asís, como hermandad franciscana que es. Se estrenaban además los faldones y los respiraderos, ambos de color blanco, con galones y flecos dorados.
Seis ciriales antecedían al paso de la Virgen de Araceli, que como iluminación contaba también con un artístico candelabro a los pies de la Virgen con siete puntos de luz colocados en forma de V, y cuatro tulipas situadas en los costeros.
La Banda de Música María Santísima de la Victoria, de las Cigarreras, sumaba una nueva procesión de gloria a la larga lista de cofradías a las que acompaña durante todo el año. Cuando el paso salió a las calles sonó el Himno Nacional, a la que siguió como primera marcha a la Virgen de Araceli "Coronación de la Macarena". En seguida cayó la primera petalada sobre el paso desde el edificio que hay frente a la parroquia.
Posteriormente, el paso se dirigió hacia Daoiz con "Pasan los Campanilleros". Frente a la puerta ojival de San Andrés cayó otra petalada. Poco después, con "Candelaria", la Virgen de Araceli alcanzó su primera visita de las muchas que iba a hacer en esta salida procesional tan especial. Fue en la Capilla de San Andrés, donde esperaba una representación de la Hermandad de los Panaderos, cuyo hermano mayor tocó el llamador.
Después, la Virgen de Araceli pasó bajo las Setas de la Encarnación y reviró desde Imagen a Santa Ángela de la Cruz con las marchas "Virgen de las Aguas" y "Macarena", de Abel Moreno.
Seguidamente, el paso se acercó al Convento de las Hermanas de la Cruz con la marcha "El Corpus", la que siempre hemos conocido como "Corpus Christi". La Virgen se volvió ante las hermanas para que éstas le cantaran. Cuando se levantó de nuevo, vimos una curiosidad, y es que mientras la banda tocaba "Pasa la Virgen Macarena", el paso parecía continuar por la calle; sin embargo, cuando ya estaba dispuesto para continuar dio unos pasitos hacia atrás y volvió a girar para situarse frente a las hermanas. Después, siguió ya por la calle con otra marcha macarena, "Aniversario Macareno".
Otra parada importante llegaría más tarde, al girar el paso ante la puerta de la Residencia Juan Grande, donde una de las ancianas tocó el martillo. A la residencia llegó la Virgen de Araceli con la marcha "Madre de los Gitanos Coronada", a la que siguió "Virgen de los Reyes" para salir de Santa Ángela de la Cruz y alcanzar el Convento del Espíritu Santo, donde las monjas cantaron la Salve.
Al templo llegó el paso con la marcha "Amarguras". Las representaciones de las tres hermandades residentes en el templo esperaban en la puerta ojival, donde hicieron una ofrenda de un ramo de flores blancas cada una. La levantá se dedicó a las tres corporaciones.
Acto seguido, la Virgen de Araceli siguió su camino hasta la cercana Capilla de la Divina Pastora, a la que llegó con "María Santísima del Subterráneo". Aquí Rufino Madrigal dedicó la levantá no sólo a la primitiva hermandad pastoreña, sino también a Juan Martínez Alcalde, presente junto a la representación de la hermandad. "Por su pronta recuperación", dijo el capataz a los costaleros ante un emocionado Martínez Alcalde, que parece haber dejado ya atrás la silla de ruedas. Al fin y al cabo, se trata del "segundo resucitado de Sevilla", como él mismo bromeaba durante la pasada Cuaresma.
Desde un balcón frente a la capilla llamaba la atención un niño bajo un pequeño pasito con una Virgen y un llamador, y que se movía a los sones de la Banda de las Cigarreras, levantándose y parándose cuando lo hacía el paso de la Virgen de Araceli. Es la savia nueva cofradiera.
El paso, el grande, se alejó de la Capilla del Rosario con "Madrugá Macarena", a la que después seguirían por Conde de Torrejón "Esperanza Macarena" y por Alberto Lista "Mater mea". La siguiente parada estaba en la Iglesia de San Martín, a la que la Virgen de Araceli llegó con la marcha "Hosanna in excelsis". El paso entró completamente en el templo, donde fue recibido por una representación de la Hermandad de la Lanzada. Una vez dentro, se situó frente a la Virgen del Buen Fin.
Poco antes de llegar al final de la calle se lanzó una gran petalada desde un balcón y, en la confluencia de Cervantes con Don Pedro Niño, un hombre cantó unas poesías en honor a la Virgen de Araceli acompañado por una guitarra.
Finalmente, el paso fue subiendo poco a poco la rampa situada entre el arco y la puerta de entrada con la parte final de "Pasa la Virgen Macarena", hasta que sonó el Himno Nacional y la Virgen de Araceli entró definitivamente en su templo, siendo colocado el paso a los pies de la nave de la Epístola, delante de su altar.
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