A esa hora no eran muchas las personas que llenaban la plaza, pero poco a poco eso iba a ir cambiando. Como si fuera llamando a la oración a cada paso, a cada chicotá, la Virgen de la Esperanza atraía gente a su alrededor para celebrar con tantos como fuera posible los cincuenta años de su coronación canónica.
Media hora estuvo inmóvil la cruz de guía bajo el dintel de la Puerta de los Palos. A las ocho, la apertura de la reja exterior daba inicio al traslado a la Plaza de España, como no pudo ser hace medio siglo por la lluvia. Cruz de guía y estandarte corporativo conformaban el breve cortejo: dos insignias tan lejanas entre sí en la Madrugá, pero ahora tan cerca ambas del paso de palio.
Antonio Santiago, que unas horas antes había dejado a María Auxiliadora en su basílica de la Trinidad, condujo a la Macarena a los pies de la Giralda para comenzar su primer traslado de este largo día.
La Banda del Carmen de Salteras esperaba a un lado de la puerta, fuera de la reja. Cuando el paso de palio dejó la Catedral, interpretó el Himno Nacional. Algunos de los presentes comentaban que normalmente, en Semana Santa, el Himno no se toca hasta que los pasos no traspasan la reja. Pero había ganas de ponerle música a las intensas horas que se iban a vivir. Al Himno le siguió sin solución de continuidad "Coronación de la Macarena", que sonó dos veces mientras el paso avanzaba y giraba hacia el lado contrario al habitual de cada Madrugá, en dirección a la Plaza del Triunfo.
La segunda marcha que se escuchó en la calle no fue una de las del amplísimo repertorio macareno, sino "Virgen de los Reyes", al pasar junto al exterior de la Capilla Real.
Después, desde la Plaza del Triunfo hasta San Gregorio todo serían marchas macarenas, como "Pasa la Virgen Macarena", "Esperanza Macarena", "Aniversario macareno", "Macarena" (Abel Moreno) y "Macarena" (Emilio Cebrián), a excepción de "Pasan los campanilleros", que fue interpretada por Miguel de Mañara.
"Va a hacer lo mismo que la Paz", explicaba un hombre a otro para hacerle entender qué camino iba a tomar la Macarena en su traslado a la Plaza de España. Itinerario inédito para la "Reina de los sevillanos", como de vez en cuando se refería alguien a la Esperanza entre los vivas a los que la gente respondía con gran devoción.
La Reina, que también lo es, de la Roma hispalense que habita junto al Arco siguió, como la Paz, de frente hacia la Avenida de Roma, mientras la Banda del Carmen tocaba "Virgen de las Aguas". Después, una gran concentración de personas, sobre todo fotógrafos, intentaban captar el giro hacia Palos de la Frontera del paso de palio, iluminado por el sol de la mañana, con la Giralda asomándose al fondo. En este giro se enlazaron "Esperanza Macarena" y "El Corpus".
Tras pasar por la Glorieta del Cid, y antes de seguir hacia el Parque de María Luisa, el paso de palio se detuvo después de que, por tercera vez, se escuchara "Pasa la Virgen Macarena". Fue una parada larga. Una mujer se acercó llorando para pedirle a un contraguía un clavel del paso. En un primer momento no lo consiguió, pero al fin explicó que no era para ella, sino para un hermano enfermo que, según dijo, se está muriendo y no puede salir de la cama. Consiguió su clavel y se fue, llorando aún más, diciendo "que Dios se lo pague" y besando la flor destinada a la cama de un hombre enfermo. Para ellos, para los enfermos y los desamparados, también hay Esperanza.
Como hace medio siglo, aunque entonces la lluvia impidió que la Macarena pasase por delante, el Grupo La Raza montó un espectacular panel de flores, obra en este caso de Javier Grado, con la corona de la Virgen y la inscripción "Esperanza Macarena 1964-2014".
Ya dentro del recinto del parque, la banda tocó el "Himno a la Esperanza Macarena", cantado por gran parte de los presentes, lo que constituyó uno de los momentos más emocionantes de este primer traslado. La Macarena se acercaba a la Plaza de España poco a poco con marchas como "Aniversario macareno", "Virgen de las Mercedes", "Como tú, ninguna", "Coronación de la Macarena" o "Esperanza Macarena".
La esperada misa que se frustró hace cincuenta años y que iba a convertir la Plaza de España en un inmenso templo al aire libre estaba a punto de comenzar. El Parque de María Luisa, el que en este 2014 ha cumplido un siglo como espacio verde de la ciudad, era un hervidero de personas de muy diversas procedencias, atraídas por la Esperanza Macarena. El primer traslado había concluido. Pero el día de la Esperanza no había hecho más que empezar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario