Pero tampoco salió a la hora anunciada, aunque en este caso parece que se debió a la necesidad de atención médica de una joven que sufrió un desvanecimiento en la calle San Fernando y que, tras ser atendida en la Tienda Universitaria, requirió de la presencia de una ambulancia que se abrió paso entre la multitud para llegar hasta allí y llevársela al hospital.
Para entonces el palio de la Esperanza ya había salido. Para aumentar el tiempo de contemplación de la Virgen por parte de las personas que llenaban la calle, principalmente la que se encontraba justo frente a la puerta principal del Rectorado, la hermandad decidió que saliera primero el paso y se quedara parado ya en el exterior, pero antes de atravesar la reja, mientras salía todo el cortejo de esta procesión de regreso.
Nueve insignias conformaban este cortejo, desde la cruz de guía hasta el estandarte corporativo, aunque éste no daba inicio a un tramo de hermanos con cirios, sino que antecedía directamente al cuerpo de acólitos. Eran, por tanto, ocho los tramos que iban delante de la Esperanza en esta última parte de una serie de días inolvidables.
Es curioso. La Macarena es la dolorosa a la que se dedican más marchas año tras año; y, sin embargo, las marchas de siempre, las más conocidas y valoradas, son las que, salvo excepciones más modernas, coparon el repertorio de los diferentes traslados de esta celebración del cincuentenario de la coronación canónica. Si a eso le añadimos que venimos de una Semana Santa en la que ha triunfado la vuelta a lo clásico, podemos concluir que estamos ante una especie de involución musical, y no precisamente en sentido negativo.
Avanzaba con decisión, con ese leve bote al caminar que caracteriza, y así debe seguir siendo, a este paso de palio, entre "vivas" y aplausos con cada parada, con cada levantá, con cada inicio de marcha. "Madrugá macarena" (enlazada de nuevo con "Coronación de la Macarena"), "Esperanza Macarena", "Virgen de las Aguas", "Virgen de Montserrat"... Un sinfín de marchas acompañaban a la Virgen de la Esperanza en el inicio de la larguísima Ronda, que casi se quedó estrecha para tanta gente como la seguía cuando el sol iba poco a poco cayendo detrás de los Jardines de Murillo, del Alcázar y de la Giralda. Sevilla era la envidia del universo con la belleza de la Esperanza Macarena recorriendo semejante paisaje.
Poco a poco el paso de palio fue girando para situarse frente a la capilla. Cuando comenzó a entrar en ella, la enorme cantidad de gente que abarrotaba esta zona rompió en un atronador aplauso. La Virgen de la Esperanza, frente a la Virgen de los Ángeles en el interior del templo. Momento para pensar en esos otros angelitos, los que adornan los techos y paredes de la basílica y que, según cuentan, tienen las caras de niños fallecidos de la Hermandad de la Macarena. Ángeles con Esperanza.
Una vez el palio se detuvo dentro de la capilla, la Coral Polifónica de Jesús Despojado interpretó, desde fuera y a capela, el Himno a la Esperanza Macarena. Lo cantó la coral y una grandísima parte de los presentes. Después, cantó la "Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles".
Posteriormente, acabada la saeta, la Macarena continuó su camino con la petalada y "Coronación de la Macarena", a la que siguió "Pasan los campanilleros".
Sonaba "Madre de los Gitanos Coronada", en honor a la dolorosa que el pasado mes de octubre celebró los veinticinco años de su coronación canónica.
En la confluencia de Mateos con Verónica la Virgen de la Esperanza recibió una gran petalada. El estandarte de los Gitanos había salido a recibirla cerca de dicha esquina, pero la Macarena no iba a quedarse ahí. La banda interpretó "Reina de San Román" mientras el paso de palio se acercaba muy poco a poco a la puerta del Santuario de los Gitanos. Con dicha marcha y con los aplausos de todos los presentes, la Macarena entró por primera vez en la historia en el templo que hoy es de los Gitanos y que siglos atrás fue la casa del Gran Poder. Los hilos de la Madrugá, en un momento mágico al que después se sumó, mientras la Esperanza se postraba ante el Señor de la Salud, la marcha "A ti, Manué".
El estandarte de la Hermandad de los Gitanos salió de nuevo, pero ahora para despedir a la Virgen de la Esperanza tras esta histórica visita. Y al igual que en los Negritos, también aquí hubo una saeta para la Macarena antes de que ésta siguiera su camino, en este caso desde un balcón de la calle Mateos. Desde María Auxiliadora llegaron también aplausos; éstos debido a que la Esperanza volvía hacia los que la esperaban y la habían dejado marchar para el pequeño desvío hacia el Santuario de los Gitanos.
Y en todos esos lugares, como en todos los que hasta ese momento había recorrido desde su traslado a la Catedral una semana antes, como en cada Madrugá que sale a las calles, como en cada mes de diciembre, cuando ofrece sus manos, como en cada día del año desde su camarín... demostró por qué es la Reina de los sevillanos, la que bajó del Cielo para que la llamáramos Macarena.
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