La labor prevista, aunque incluye otras actuaciones como la eliminación de varias grietas, se está centrando en la limpieza de la policromía, que se encontraba muy oscurecida por la suciedad acumulada. La propia hermandad informaba hace unos días sobre cómo avanzan los trabajos, que están permitiendo descubrir matices de la talla que se encontraban ocultos.
Hay que recordar que el propio Pedro Manzano ha sido el encargado recientemente de la restauración del Cristo de la Fundación de la Hermandad de los Negritos, que ha recuperado un aspecto impecable, como pudimos ver a la luz del sol el pasado Jueves Santo. Por ello, no cabe duda que cuando en unos seis meses vuelva a San Julián el Cristo de la Buena Muerte, podremos hablar con total seguridad de un nuevo éxito en el correcto mantenimiento de las imágenes titulares de nuestras cofradías.
Hasta su regreso, su altar de cultos junto a la Hiniesta Dolorosa lo ocupa su cruz vacía, con los clavos que nada clavan, blandones con cera color tiniebla y flores a sus pies. Y así será, al menos, hasta finales de año.
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