En un tiempo récord, afortunadamente, los trabajos necesarios de reparación de todos los daños de las cubiertas y de la unión de éstas con los muros se han completado antes incluso de lo que en un principio se esperaba, ya que la reapertura se anunció en un momento dado para la próxima Navidad.
En todos estos meses, las imágenes titulares de las dos hermandades que tienen su sede en el templo han estado recibiendo culto en lugares distintos. Así, la Virgen de la Sierra fue trasladada de inmediato a la cercana Capilla de los Ángeles, de la Hermandad de los Negritos (ver aquí), de la que no ha llegado a salir en su procesión anual.
Por otro lado, los titulares de la Hermandad de San Roque han pasado por varios lugares. En un primer momento, la misma noche del 11 de diciembre se trasladaron a la cercana casa de hermandad, en la calle Virgen de Gracia y Esperanza. Posteriormente, la dolorosa se llevó al Convento de San Leandro para su besamanos, mientras que Nuestro Padre Jesús de las Penas, San Juan Evangelista y el Cristo de San Agustín se quedaban en la casa de hermandad (ver aquí).
Unos días después, ya en enero, se decidió que todas las imágenes se reunieran en el Convento de San Leandro, y ello a pesar de que el deseo de la junta de gobierno era que la sede provisional fuera la misma desde la que la cofradía realizara su estación de penitencia el Domingo de Ramos, algo que no podía hacerse desde San Leandro por las reducidas dimensiones de su puerta (ver aquí y aquí).
Finalmente, la Hermandad de San Roque optó por aceptar el ofrecimiento de la Hermandad del Beso de Judas para hacer estación de penitencia a la Catedral desde la Iglesia de Santiago, como ya ocurriera en la posguerra (ver aquí).
No será hasta el próximo sábado cuando las imágenes de las hermandades de San Roque y la Virgen de la Sierra vuelvan a su templo. Desde San Leandro saldrán en andas el Señor de las Penas, la Virgen de Gracia y Esperanza, y el Cristo de San Agustín. Una vez a la altura de la Capilla de los Ángeles se unirá al cortejo la Virgen de la Sierra para entrar los cuatro juntos en San Roque, donde ocuparán los altares que hasta entonces permanecen vacíos.
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