La Virgen de la Salud está impaciente por ver a su Hijo junto a Ella, como estará durante todo el año y como lo mostrará orgullosa por las calles en el mes de mayo.
Del mismo modo que la Reina de la Costanilla, hagámoslo también nosotros. Recibamos esta noche con alegría e impaciencia al Niño que vino para salvarnos, el que nos da la vida, y mostrémoslo después orgullosos ante los demás, presumamos de Niño, presumamos de devoción y de fe. Por todos los que no podrán hacerlo y por los que, ignorantes, reniegan de ese Niño que hoy completará nuestros nacimientos caseros, como completará también esta misma noche la iconografía de la Salud de una Madre con la paz y el amor de su Hijo junto a Ella.
Feliz Navidad.
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