La Virgen de la Caridad estaba ante el altar mayor del pequeño templo de la calle Adriano, que se encontraba cubierto por un cortinaje rojo ante el que se ubicó un dosel y un trono de reina. La dolorosa, elevada sobre una pequeña peana de plata, vestía su manto morado de salida con la saya azul que Mariano Martín Santonja bordó hace dos años, la corona también de salida y un tocado de encaje con elementos dorados sobre el que pendía la Medalla de la Ciudad.
Adornaban el montaje varias jarras del paso de palio con flores blancas, colocadas sobre pequeñas columnas doradas de estilo salomónico, dos candelabros de plata, el estandarte corporativo a la izquierda y la bandera votiva a la derecha.
Durante el besamanos, la Virgen de la Piedad y el Cristo de la Misericordia estaban situados en el altar de la Caridad.
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