El que podría ser el Cristo más antiguo de la Semana Santa sevillana estaba flanqueado por los dos ángeles mancebos con faroles de plata que le acompañan en su paso cada Lunes Santo. Estaban subidos en sencillas columnas de base cuadrada y de color verde con galones dorados.
Ante el crucificado, se marcó un pasillo formado por seis grandes blandones dorados con cera verde, faroles metálicos del mismo color y jarras plateadas con lirios morados, flores que componen el clásico exorno floral del paso del Cristo de la Vera+Cruz.
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