La Virgen vestía el manto de salida de color burdeos bordados en oro por Juan Manuel Rodríguez Ojeda, así como la saya a juego. Esta circunstancia ha hecho pensar a algunos cofrades que quizá, si ha lucido este manto en el besamanos, podría llevar en la Madrugá el azul de Fernández y Enríquez que no vemos en las calles desde 2009.
Asimismo, llevaba la corona de salida, un puñal de plata y un broche dorado con un corazón atravesado por una espada. La Virgen, que no llevaba nada en las manos, ni rosario ni pañuelo, daba a besar la mano derecha a los devotos.
Con el lugar de culto habitual de la dolorosa ocupado por el simpecado de la cofradía, el altar de la Basílica contaba con un buen número de candeleros del paso de palio con cera blanca, dos candelabros de plata flanqueando a la Virgen sobre columnas doradas y varias jarras del paso de palio colocadas a diferentes alturas a lo largo del presbiterio y del retablo.
Buen reportaje. Muchas gracias!
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