La Hermandad de San Esteban celebró este sábado el vía crucis con la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje por las calles de su feligresía, sobre unas andas iluminadas con los faroles del Cautivo de San Ildefonso, tal y como salió en el Vía Crucis de las Cofradías del año 2000.
Este año ha sido novedad tanto el horario de salida, más temprano que otros años, como el itinerario. Así, la cruz de guía se ponía en la calle a las siete de la tarde, saliendo por la puerta dentada que da a la calle San Esteban. Tras ellas iban parejas de hermanos con cirios color tiniebla, el estandarte corporativo y la presidencia. A continuación, un trío de capilla de la Banda de Música Nuestra Señora de la Victoria de Las Cigarreras, un grupo de monaguillos y el cuerpo de acólitos.
El Señor de San Esteban lucía la clámide lisa que ha vestido durante más ocasiones en la estación de penitencia del Martes Santo, sostenía la caña con la mano derecha y llevaba las potencias de salida. En cuanto al exorno de las andas, estaba compuesto por una variedad de flores moradas y malvas, fundamentalmente lirios y rosas.
Nada más salir a la calle, el Señor de la Salud y Buen Viaje giró buscando la Plaza de Pilatos. En ella se vivió una de las novedades del itinerario, ya que no siguió de frente hacia la calle Águilas, sino que rodeó por completo la plaza, algo inédito en el discurrir de esta cofradía, dando lugar a escenas de una gran belleza.
Tras rodear la Plaza de Pilatos, el cortejo continuó, ahora sí, por la calle Águilas, donde esperaban desde su ventana las hermanas clarisas del Convento de Santa María de Jesús. Ellas fueron las encargadas de dar lectura a la quinta estación: Jesús es ayudado por el Cirineo.
Las andas se volvieron para ello ante el convento, dándose la curiosa circunstancia de ver al Señor de la Ventana asomado Él a otra ventana, donde se adivinaba la emoción de algunas de las monjas al tenerlo tan cerca. Como despedida, las hermanas le dedicaron un cántico al Señor.
En presencia de una gran cantidad de gente, Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje continuó su camino por Águilas hasta que tomó la calle Rodríguez Marín, donde se rezó la sexta estación, para posteriormente desviarse de su recorrido hacia San Ildefonso.
Allí las andas realizaron un giro de 180 grados para quedar detenidas entre la puerta de la Iglesia de San Ildefonso y la puerta lateral del Convento de San Leandro, donde tuvo lugar el rezo de la séptima estación. Además, la Hermandad de los Sastres ofrendó al Cristo de San Esteban un ramo de flores. Finalizado este rezo, el cortejo buscó la estrechez de la calle Caballerizas.
En la calle Caballerizas, a la altura del azulejo que reproduce el paso de palio de la Virgen de Gracia y Esperanza con los versos de Antonio Rodríguez Buzón, se detuvieron las andas para el rezo de una nueva estación, que vino acompañada de la interpretación de "Popule meus".
Después, el Señor de la Salud y Buen Viaje salió a la Plaza de Pilatos, donde de nuevo evitó pasar por la calle central en línea recta, sino que rodeó la plaza, en este caso por delante de la fachada de la Casa de Pilatos, hasta que continuó por la calle San Esteban.
Aquí fueron las mujeres de la hermandad las encargadas de portar durante algunos metros las andas con el Cristo de la Salud y Buen Viaje. Para la vuelta, el Señor no entró en su templo por donde había salido, sino que lo rodeó por la calle Imperial y Medinaceli para entrar por la puerta que da a esta calle. Los miembros de la junta de gobierno fueron los que cargaron con las andas en el momento del regreso a la Iglesia de San Esteban.
Una vez dentro del templo, el Señor de la Salud y Buen Viaje avanzó hasta el presbiterio, donde el director espiritual, José Robles Gómez, leyó la última estación y dirigió las oraciones finales. A continuación, las andas se colocaron en el lado de la Epístola, quedando detenidas ante el altar de la Virgen de los Desamparados, dando así por concluido la Hermandad de San Esteban el rezo del vía crucis alrededor de las nueve y media de la noche.
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