El cambio de hora precipitó la llegada del día más esperado, cuya espera nos lleva a contar del revés el calendario. Se notaba en el ambiente lo temprano de una hora que aún no era, o sí. El sol estaba en lo más alto; sol de mediodía ya pasado. Porque no eran ni la una de tarde, doce de la mañana el día anterior, y las puertas de la Parroquia de San Sebastián ya estaban abiertas, expulsando con celeridad nazarenos blancos que dañaban los ojos más sensibles con la intensa luz solar que, sorteando las ramas de los árboles, alcanzaba el asfalto de la calle Río de la Plata.
La Sección Montada de la propia Hermandad de la Paz es, sin lugar a dudas, la mejor manera de abrirle paso a una cofradía. Es inmediato. Ya conocemos todos esa técnica que muchos aplican para hacerse con un buen sitio para ver pasar una cofradía. Un grupito de gente se queda parada en mitad de la calle, donde saben que no pueden quedarse. Charlan animadamente, miran de reojo a la acera, se hacen los locos... hasta que llega la policía y, con suerte, en lugar de hacerles avanzar les empujarán hacia las aceras situándose de repente, oh sorpresa inevitable, en primera fila.
Bien, pues cuando lo que viene no es una cruz de guía, ni siquiera una banda, sino unos cuantos caballos, un poco nervioso alguno por la cantidad de gente que les rodea, es más complicado quedarse quietecito esperando el mágico empujón que lo sitúe a uno en una inmejorable posición que no merece, por tardón y espabilado.
Así pues, la cruz de guía de la Paz es quizá la que más expedito encuentra el camino, al menos en los primeros metros de su recorrido. Los nazarenos del cortejo de Nuestro Padre Jesús de la Victoria avanzan con rapidez, permitiendo que la salida del paso de misterio tenga lugar sólo unos pocos minutos más tarde que los primeros tramos.
Este año el Señor de la Victoria ha salido con túnica burdeos lisa, después de sacar los últimos años la bordada por Manuel Solano. El exorno floral fue el clásico, claveles rojos, en tanto que la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación interpretó a la salida la que en este momento es también un clásico, la marcha "Nuestro Padre Jesús de la Victoria".
Más adelante, en la esquina de Río de la Plata con Brasil, la cuadrilla de costaleros regaló a los presentes un giro lento, paladeado, mientras la agrupación tocaba "Presentado a Sevilla" y "Puente de San Bernardo".
Mucho más se hizo esperar la Virgen de la Paz. Al hecho de que el ritmo de salida de los nazarenos depende ahora del andar del misterio, se une que son más los que llevan cíngulo y botonadura azules, frente a los que los llevan rojos con el Señor.
En el cortejo de la Virgen se pudo ver una de las novedades de la cofradía, como fueron los faroles de acompañamiento del simpecado, de Orfebrería Arenal.
No había pasado un año desde la última vez que vimos a la dolorosa de Antonio Illanes en las calles. Mucho menos. El recuerdo de la salida extraordinaria del 13 de septiembre por el 75 aniversario de la hermandad seguía muy presente. Desde luego, hasta el calor veraniego quiso repetir con el palio blanco de la Paz, ahora camino de la Catedral y no de la Plaza de América, como en aquella inolvidable jornada.
Rosas blancas de diferente tamaño conformaban el exorno floral del paso de palio, al que volvió a poner sus sones la Banda de Música Santa Ana de Dos Hermanas, que tocó "Rocío" para el giro hacia la calle Brasil.
El Domingo de Ramos de 2015 estaba ya en marcha. A partir de ahí se iban a suceder una tras otra las salidas del resto de cofradías que conforman la amplia nómina de la jornada. En la Plaza del Salvador, donde el sol apretaba con fuerza, dejando más espacio para los rezagados de última hora que en años anteriores, se iba a producir una salida que, en realidad, es una entrada, la de Jesús en Jerusalén.
Es uno de los grandes símbolos del Domingo de Ramos y una de sus imágenes más representativas. La impresionante fachada del Salvador, los edificios cercanos, muchos de ellos adornados con los reposteros propios de los días grandes, la gran cantidad de gente, la cruz de guía con los altos nazarenos negros seguidos por los nazarenos blancos más bajitos, muchos de ellos en carritos y acompañados por sus padres, y el misterio de la Borriquita bajando lentamente la rampa, o la 'rampla'.
La redistribución del conjunto escultórico llevada a cabo el año pasado, incluyendo el estreno de dos nuevas imágenes de Fernando Aguado, caló entre los cofrades y de nuevo este año hemos visto esa estampa con sabor antiguo del Señor de la Entrada desplazado hacia la mitad del paso. Jesús es recibido y seguido en la Jerusalén sevillana, que le ha honrado, una vez más, con flores de tonos rosas. La Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Sol, tras la Marcha Real, inicia un rosario de marchas con "Cristo del Amor", hasta que el paso, superada la 'rampla' y el giro posterior, rompe de frente hacia la calle Cuna.
Por la calle Doña María Coronel bajaban a esa hora otros nazarenos blancos, éstos de la Hermandad de la Cena. La esquina entre Gerona y la calle de la monja que huyó de los inquietantes deseos de Pedro I suele reunir a gran cantidad de gente. Pronto llega el paso de misterio que, acertadamente, recuperó sus característicos faroles dorados el año pasado.
Jesús, con túnica blanca y mantolín rojo, instituye la Eucaristía en presencia de sus doce apóstoles, que se miran entre sí y al Señor, preocupados por la identidad del traidor anunciado. Todos preocupados, menos uno, el que esconde la bolsa de las treinta monedas y rehúye la mirada de su tocayo, situado justo frente a él.
La Banda de Cornetas y Tambores de las Cigarreras es un sonido muy clásico de este largo paso de misterio, que gira lentamente para, acto seguido, avanzar por Doña María Coronel con la marcha "Consolación y Lágrimas".
Detrás, el protagonista del Vía Crucis de las Cofradías del pasado primer lunes de Cuaresma, el Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, antecedido por la Escolanía Salesiana de María Auxiliadora. El Cristo que medita y espera pacientemente su crucifixión, el que dicen que ha sido descubierto por mucha gente a raíz del vía crucis, iba sobre su paso, cuya estructura interna ha sido restaurada por Álvaro Berrocal, y estaba adornado por lirios morados en jarras y friso, así como por una gran variedad silvestre en el monte.
Contempladas a pleno sol, parecen doler realmente las múltiples heridas de la espalda, huella de la flagelación ordenada por Pilatos para calmar la sed de sangre de un pueblo que no estaba dispuesto a contentarse si no era con la muerte de Jesús.
Finalmente, la Hermandad de la Cena se completa con un gran paso de palio, el que cobija a la Virgen del Subterráneo, de Juan de Astorga; una bellísima dolorosa bajo un palio de Rodríguez Ojeda de claro sabor a siglo XIX, pese a ser posterior.
La Banda del Maestro Tejera regaló a los oídos de los presentes una perfecta interpretación de "La Madrugá" mientras el palio giraba muy despacito desde Gerona a Doña María Coronel. Hay escenas que son un clásico, y ésta es una de ellas: la inspirada partitura de Abel Moreno para la Virgen del Subterráneo antes de quedar enmarcada entre naranjos. Como también son clásicos los claveles rosas que, invariablemente, adornan jarras y friso.
Acto seguido, andando ya de frente, la penitencia y la gloria se mezclarían en la marcha "Reina de Todos los Santos", con la que el paso de palio continuó buscando la Parroquia de San Pedro.
Capirotes azules inundaban la calle Feria. Parecían reflejar el azul de un cielo completamente despejado de nubes. No ya de nubes grises, sino ni siquiera de esas nubes blancas de algodón que, si acaso por momentos, habrían podido aliviar las altas temperaturas.
Pero así, bajo el sol, se pudo admirar el resultado de la acertadísima restauración del Cristo de la Buena Muerte, trabajo llevado a cabo por Pedro Manzano, como ocurrió el año pasado con la Virgen de la Hiniesta. El primer Cristo muerto de la Semana Santa era acompañado entre hachones por la Magdalena, en otro paso de clásico adorno floral, en este caso compuesto por claveles rojos en el monte y las jarras, y lirios morados en el friso.
La Agrupación Musical Santa María Magdalena de Arahal aportaba a la escena los legendarios sones de marchas como "La saeta" o "Madre y maestra". Una pena que ninguna otra hermandad sevillana apueste por una formación musical que, pese a todo, sigue siendo imprescindible para entender el presente y el pasado más reciente de la música procesional.
Más capirotes azules atrás, venía la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, que ha lucido este año un tocado dorado, mientras que su paso de palio ha estado adornado únicamente por claveles blancos. Además, llevaba un cirio por los donantes de órganos, con la inscripción "Donante de vida".
De camino a la carrera oficial, donde posteriormente sufriría la rotura de un varal en la calle Sierpes, provocando retrasos al resto de hermandades, la Hiniesta avanzaba en auténtico triunfo por la calle Feria, a la que llegó desde Relator con "La Estrella Sublime", a cargo de la Banda de Música del Carmen de Salteras.
Al igual que el paso del crucificado, también la dolorosa se detuvo ante la Parroquia de Omnium Sanctorum, donde salió a recibir a la Hiniesta una representación de las hermandades de los Javieres y el Carmen Doloroso.
Sobre las siete y media de la tarde, la Hermandad de Jesús Despojado ya emprendía el regreso a casa una vez cumplida la estación de penitencia. La cofradía, liberada ya en cierta forma de la dictadura del reloj y las prisas por no afectar a las que vienen detrás, pasaba por el Arco del Postigo, con el acostumbrado recibimiento de la Hermandad de la Pura y Limpia.
El paso de misterio, con llamativas flores moradas, estrenaba este año el dorado de las maniguetas, con lo que se completan las reformas emprendidas en 2012. Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras llevaba en esta ocasión una túnica blanca, de la que hace algunos años la superstición cofradiera decía que cada vez que se le ponía, llovía. Una superstición ya más que superada por razones obvias.
La Agrupación Musical Virgen de los Reyes venía enlazando unas marchas con otras dando un verdadero recital. Así, por la calle Dos de Mayo se pudieron escuchar "Gitano de Sevilla", "Caminando van por tientos", "La clámide púrpura" y "En este Valle de Angustias", ésta ya delante de la Capilla del Rosario, donde había una representación de la Hermandad de las Aguas, cuyo paso de misterio asomaba a la puerta ya con las flores perfectamente dispuestas para el Lunes Santo.
Poco después atravesaba el Postigo el paso de palio de la Virgen de los Dolores y Misericordia, que estrenaba un puñal donado por las hermandades del Domingo de Ramos con motivo de su 75 aniversario. Es una obra labrada por Orfebrería Triana, de plata de ley sobredorada y con dos ángeles de marfil, de Isabel Sola, que sostienen el emblema mercedario, vinculado a la advocación de la Misericordia.
También era novedad la restauración de la imagen de San Juan Evangelista a cargo de su propio autor, Juan Ventura.
Por la calle Dos de Mayo, el paso de palio caminaba a los sones de "Valle de Sevilla", a cargo de la Banda Municipal del Liceo de Moguer, una formación de gran calidad que ha ganado la Semana Santa sevillana gracias a esta hermandad, que confió en ella hace algunos años. Después, para llegar a la Capilla de la Hermandad de las Aguas, sonó "Nuestra Señora de Guadalupe", a la que siguió a continuación una sorprendente versión de "Margot", en la que la banda utilizó violines. Toda una delicia para despedir a este paso de palio, adornado con claveles blancos dispuestos en forma cónica en las jarras.
El retraso provocado por la rotura de uno de los varales del palio de la Hiniesta hizo que la segunda parte de la Hermandad del Amor saliera del Salvador más de media hora más tarde de lo previsto, para evitar sufrir un parón en la entrada en carrera oficial.
Era, por tanto, noche cerrada cuando el paso del Santísimo Cristo del Amor bajaba la rampa para iniciar su estación de penitencia en una plaza muy distinta a la que se encontró a plena luz del día el misterio de la Borriquita. No había sol, pero aún se notaba el calor de las altas temperaturas registradas.
En completo silencio, el Cristo del Amor, con un monte de claveles rojos, avanzó con celeridad por la plaza para meterse en la calle Cuna, siguiendo a los primeros nazarenos de ruán de la Semana Santa.
Una media hora después salía el paso de palio de Nuestra Señora del Socorro, que perfumó las calles con el exorno completamente de azahar que presentaba. La primera marcha que interpretó la Banda de Música de las Cigarreras fue "Soledad franciscana". Con ella bajó la rampa, después se detuvo y continuó posteriormente con "La Sagrada Lanzada", perdiéndose por Cuna y dejando tras de sí la visión de su impresionante manto rojo de Concepción Fernández del Toro.
Cuando la última cofradía de la jornada no había hecho nada más que salir, la Estrella, con su larguísimo cortejo de nazarenos, ya estaba saliendo de la Catedral. Al igual que en 2012, el paso del Señor de las Penas estaba íntegramente adornado con un monte de lirios morados, que en aquella ocasión contrastaban con la túnica blanca que colgaba del costero derecho, y que este año, sin embargo, ha sido una túnica nueva, confeccionada por Luis Miguel Garduño, de color morado y con bordados en oro procedentes del siglo XVIII.
Manuel Vizcaya hacía andar con rapidez a sus costaleros. La jornada iba con retraso y había que tratar de reducirlo en la medida de lo posible. Ello no impidió, sin embargo, uno de los momentos más bonitos de la ya noche del Domingo de Ramos. Cuando el misterio había salido de Fray Ceferino González y se encaminaba al Postigo, justo en ese momento el palio de la Virgen de la Estrella recorría los últimos metros de la Avenida de la Constitución antes de entrar en la Catedral.
En ese punto, el capataz mandó la "derecha 'alante' izquierda atrás" para que el Señor de las Penas mirase cara a cara a su Madre. Los dos titulares, frente a frente, provocando los aplausos de la gente, mientras que la Banda de Cornetas y Tambores de la Presentación al Pueblo de Dos Hermanas tocaba la marcha "Y tú, Estrella".
También con bastante rapidez dejó la Catedral la Virgen de la Estrella, de nuevo este año bajo el palio de Garduño. Nada más salir, la Banda de Música de la Oliva de Salteras interpretó "La Estrella Sublime", que sonó dos veces.
Después, tras un relevo de costaleros, el paso continuó por la Plaza del Triunfo con "Nuestro Padre Jesús", a la que después seguirían "Encarnación Coronada", con el consabido Ave María cantado, y "Valle de Sevilla".
Por delante quedaban el Postigo, Arfe y Adriano, con visita a la Hermandad del Baratillo, cuyos priostes habían colaborado en la reparación en la Catedral del varal roto de la Hiniesta. A continuación, la Estrella estrenaría una novedad en su itinerario, como fue la de salir al Paseo de Colón directamente desde Adriano, abandonando Pastor y Landero, y Reyes Católicos, en un intento por recortar la estancia de la hermandad en la calle.
Por su parte, la Hermandad de San Roque presentaba este año una importante novedad respecto al año pasado, como ha sido la salida de nuevo desde su templo, una vez culminadas el pasado mes de septiembre las obras de reparación de la bóveda, cuyos daños se habían detectado en diciembre de 2013, obligando al cierre inmediato de la parroquia. Después de salir en 2014 desde la Iglesia de Santiago, este Domingo de Ramos ha habido de nuevo nazarenos de túnica y capa blancas, y antifaz morado en el Señor y verde en la Virgen por la Plaza Carmen Benítez y la Ronda Histórica.
Lamentablemente, la hermandad ha decidido no mantener nada del novedoso itinerario del año pasado, que dejó momentos realmente bonitos, y ha optado por recuperar totalmente su recorrido habitual de ida a la carrera oficial.
La vuelta, sin embargo, sigue siendo año tras año una de las más curiosas por cómo la cofradía va buscando las estrecheces de calles como Caballerizas, Medinaceli, Imperial o Calería. Precisamente, en la puerta de la Iglesia de San Esteban que da a Medinaceli esperaba una representación de la cofradía del Martes Santo, ante la que se detuvo el paso de Nuestro Padre Jesús de las Penas, que lucía la túnica bordada por Fernández y Enríquez en 2011 siguiendo el estilo del paso. El exorno floral, como siempre, se componía de una tupida alfombra de claveles rojos.
Superada la estrechez de Caballerizas, el paso de palio de la Virgen de Gracia y Esperanza alcanzó con decisión la Plaza de Pilatos, en cuyo centro se detuvo. Posteriormente, la Banda de las Nieves de Olivares tocó "Virgen de la Palma" mientras el paso alcanzaba la calle San Esteban.
Antes de la revirá a Medinaceli, la dolorosa de Fernández Andes paró de nuevo antes de continuar con "Madrugá macarena", otra de las marchas de moda en los últimos años, que precisamente sonó en ese mismo lugar el año pasado. Con ella llegó a la puerta del templo, donde se paró ante la representación de la Hermandad de San Esteban.
Más adelante, muy poquito a poco, el paso de palio fue metiéndose en Imperial a los sones de "Virgen de Gracia y Esperanza", con la que la dolorosa de San Roque se perdió en una nueva estrechez de la antigua judería sevillana.
Y llegamos a la última hermandad en este repaso al Domingo de Ramos. Por la calle Laraña regresaba a su casa la Hermandad de la Amargura. Mucha gente seguía a la cofradía de San Juan de la Palma en las últimas calles de su itinerario, con la luna casi llena como testigo y la representación de la Hermandad del Valle en la puerta de la Anunciación.
Desde Laraña, el gran barco del Desprecio de Herodes alcanzó la Encarnación y rodeó las setas buscando Alcázares. En el último relevo de costaleros, el capataz advierte de la fecha de la 'desarmá' del paso. Es aún Domingo de Ramos y ya hay quien habla de desmontajes de pasos. "Esto se está acabando", pensarían los más agonías...
Ajeno a estas cuestiones organizativas, Jesús aguantaba en silencio el desprecio de un excéntrico Herodes, defraudado tras intentar en vano tomar al Hijo de Dios por un simple bufón para su divertimento. La Banda de las Tres Caídas de Triana puso sus sones más clásicos, sin estridencias, tras el misterio del Señor del Silencio.
Detrás, el imponente paso de palio de la Virgen de la Amargura, que como novedad presentaba el pasado a nuevo terciopelo de la túnica de San Juan Evangelista por el taller de Santa Bárbara. La Banda de Música Nuestra Señora del Águila, de Alcalá de Guadaíra, iba interpretando un cuidadísimo repertorio musical, como "El Cachorro. Saeta sevillana", con la que la Amargura salió de Cuna.
Después sonó "Virgen del Valle", con parada incluida en la Anunciación, donde la Hermandad del Valle ofrendó un ramo de flores que fue colocado en el paso de palio. Sin solución de continuidad, la dolorosa avanzó por la Plaza de la Encarnación con las marchas "Mater mea" y una composición que afortunadamente se ha escuchado mucho este año, como es "Soleá dame la mano".
Alcázares, Santa Ángela de la Cruz (donde hubo un excesivo control policial por momentos ciertamente surrealista, ya que se llegó a impedir que la gente se moviera libremente por las aceras) y San Juan de la Palma constituyó, como siempre, el último tramo de la estación de penitencia de la Amargura.
Ante la puerta de entrada, mientras el paso giraba, la banda interpretó "Amarguras", ese diálogo musical de la Madre y el Discípulo Amado. Con ella, y con la plaza completamente a oscuras, el paso fue entrando poco a poco en el templo, momento rubricado con el Himno Nacional.
Intenso, largo, cansado y emotivo Domingo de Ramos. La jornada más esperada, la que todos los cofrades esperan durante un año, llegaba a su fin. Pero ya era Lunes Santo y Herodes volvía a reclamar cuota de protagonismo, esta vez allá por el Polígono de San Pablo...
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