lunes, 21 de septiembre de 2015

MANIFESTACIÓN DE FE Y CARIÑO POR LA PASTORA DE TRIANA 150 AÑOS DESPUÉS


Cuando en 1865 el entonces párroco de Santa Ana, el padre Miguel Mijares, hizo cruzar de orilla la devoción sevillana por la Divina Pastora, a través de una bellísima imagen de Gabriel Astorga, no podría imaginar que lo que estaba haciendo era sentar las bases de una de las hermandades de gloria que más se hace notar en las calles, en cada salida procesional, siempre rodeada de una inmensa cantidad de fieles y devotos alrededor de la Madre del Pastorcito Divino.
Este sábado, 150 años después de la primera novena en su honor, la Pastora de Triana recorrió las calles del viejo arrabal, entre una sucesión de marchas procesionales, colorida composición floral, cohetes, fuegos artificiales y, por descontado, vítores y palmas (algunos y algunas un poco exagerados y desacertados, que todo hay que decirlo).
Fue, sin duda, una jornada de fiesta en Triana, que se inició cuando minutos antes de las siete y media de la tarde comenzaba a salir el cortejo de la 'catedral' trianera, encabezado por la Agrupación Musical Santísimo Cristo de la Bondad, de Alcalá de Guadaíra. Detrás, la cruz parroquial y ciriales, el guión del grupo joven y las representaciones de las hermandades del Rosario del Barrio León, Montemayor, Pastora de Capuchinos, Rocío de Triana, Madre de Dios del Rosario y Esperanza de Triana, antes del propio estandarte de la Pastora de Triana y la presidencia.












Tras el cuerpo de acólitos, que estrenaba ciriales, pértiga, naveta e incensario, asomó pronto el paso de la Pastora, que vestía su manto procesional de terciopelo azul bordado en plata, de Concepción Peláez (siglo XIX), combinada con la saya otomán crudo bordado en oro y sedas, de José Luis Gómez Gonzálvez (2004). Asimismo, lucía la aureola procesional de Andrés Contreras (1959), el sombrero de tisú de oro, de Gómez Gonzálvez (2005) y el cayado de metal dorado de Contreras, del que pendían algunas flores y una filacteria con la bandera de España, dado que la Pastora de Triana es la Patrona del Deporte Nacional.
En el momento de la salida, desde ambos lados de la puerta de Santa Ana se soltaron varias palomas blancas mientras se lanzaban cohetes y la Banda de la Oliva de Salteras interpretaba el Himno Nacional. La Plazuela de Santa Ana rompió en aplausos y comenzaron los primeros vivas a la Pastora. A continuación, la banda tocó "Salve, Pastora de Triana", con la que los presentes cantaron algunos de los versos de la Salve que le compusiera Antonio Álvarez Victorio.
Numerosas personas rodeaban e intentaban seguir, no sin dificultad, al paso de la Pastora en las estrecheces de la primera parte del itinerario, mientras los hermanos trataban de hacer caminar a la gente para que el paso pudiera avanzar bajo las colgaduras y banderas de España que rodeaban la Parroquia de Santa Ana.
"Madre del Buen Pastor" fue la composición escogida para el giro de Vázquez de Leca a Pureza, por donde la Pastora empezó a alejarse de su templo en su recorrido por Triana. Más adelante, en la antigua calle Larga, sonó "Virgen de los Estudiantes", marcha interrumpida cuando el paso se detuvo. Curiosamente, hace algunos años, un hombre que veía a la Pastora en su salida procesional comentó con un hermano que le llamaba la atención que las marchas no se interrumpían cuando el paso se paraba. Este hermano, con la sencillez con la que se explican las cosas que son lógicas y más que evidentes, respondió: "Claro, es que las marchas son para la Virgen, no para los costaleros". Desgraciadamente, parece que se han perdido las buenas costumbres.



































Desde Pureza, la Pastora continuó por Torrijos. La calzada de esta calle es más estrecha que el propio paso, por lo que no se puede detener hasta que no sale a la calle Betis. Con la marcha "Como tú ninguna" reviró desde Pureza, para continuar después a tambor hasta Betis.
Una vez aquí, con la orilla sevillana contemplando la escena al otro lado del río, el paso avanzó hacia el Altozano con "Virgen de las Aguas" y "El Corpus". Los turistas que llenaban los veladores de la calle Betis no perdían detalle de la procesión que se encontraron sin saberlo y captaban cada uno de ellos con sus móviles y sus cámaras de fotos.
"Esperanza Marinera" fue la marcha con la que la Pastora de Triana llegó a la Plaza del Altozano, seguida después por otra marcha del arrabal, "Virgen de la O", en su llegada a la calle San Jacinto.































La Pastora, cuyo paso, además del monte de flores de diversos tipos y colores, llevaba varas de nardos en las esquinas y guirnaldas engarzadas en los brazos de los candelabros, alcanzó a continuación la calle Alfarería, punto culminante de esta salida procesional.
A ella accedió con la marcha "Virgen Coronada de estrellas", dedicada a la Coronación Canónica de la Estrella. Varios arcos blancos iluminados por bombillas y conformados como si de fachadas góticas se tratara adornaban la calle, y bajo ellos discurrió la Pastora, entre más y más vivas, y cohetes lanzados en diversos momentos.
Se cantaron también sevillanas desde un balcón y cayó una inmensa lluvia de pétalos mientras sonaba "Esperanza de Triana Coronada", lo que provocó el delirio de muchos de los presentes, y más aún cuando la Pastora dio varios pasos atrás. Por si todo lo anterior fuera poco, el paso hizo un giro completo mientras sonaba en dos ocasiones "Encarnación Coronada", con el correspondiente rezo cantado del Ave María, antes de meterse en Antillano Campos.
























Desde Antillano Campos, la Pastora de Triana salió a Pagés del Corro, donde la esperaba mucha gente que había evitado la estrechez por la que acababa de pasar la cofradía. "Virgen de la Paz" sonó en este momento, otra marcha que fue cortada abruptamente sin razón aparente.
En esta zona se despidió la Hermandad de la Pastora de Capuchinos y, más adelante, el Rosario del Barrio León en la esquina con San Jacinto, a la que llegó el paso a tambor. Ya se detectaba cierto retraso sobre el horario previsto.
La Banda de la Oliva tocó en este punto "Salve, Madre de la Salud", a la que siguió "Salve, Estrella", con la que la Pastora llegó a la Capilla de la Virgen de la Estrella y entró en el pequeño templo de la hermandad del Domingo de Ramos, deteniéndose ante la dolorosa. Allí, tuvo lugar la interpretación de varias sevillanas en honor a la Pastora trianera.
Seguidamente, el paso salió de nuevo a la calle sin darse la vuelta y la banda comenzó a interpretar de nuevo "Virgen Coronada de estrellas", mientras desde la azotea de la capilla se lanzaron cohetes. Después, el paso siguió a tambor hasta la esquina con Rodrigo de Triana.





























La calle Rodrigo de Triana estaba engalanada de forma muy parecida a Alfarería. Ya desde el principio una pancarta con los colores de la Inmaculada recibía a la Pastora. En ella podía leerse "Orgullo y tesoro de nuestra hermandad".
Accedió a esta calle con la marcha "Hiniesta Coronada", a la que siguió después "Rocío" y el cante de varias sevillanas, algunas a pie de calle. Claro que, si hablamos de cantes, el que lo dio, y bien, fue uno de los muchos jóvenes que se dedican a gritar vivas y otras frases, algunas ciertamente extemporáneas, desde delante del paso año tras año. "¡Viva la única gloria que tiene Triana!", gritó esta persona que o no conoce a todas las hermandades de Triana o bien su exabrupto estaba cargado de intencionalidad. Lo cierto es que muchos de los que estaban cerca de él mostraron su rechazo a una frase que, seguramente sin pensar, fue contestada con un "¡viva!" por muchos de los presentes.
Pasado este momento, la Pastora continuó su camino y giró de Rodrigo de Triana a Flota con "La Esperanza de Triana", dedicada a otra de las muchas glorias, ésta penitencial, que tiene el arrabal.
La calle Flota también estaba engalanada. Aquí sorprendió gratamente la interpretación de la Salve en versión flamenca con el acompañamiento de la guitarra desde un balcón. A continuación, el paso siguió con la marcha "¡La Pastora de Triana!" y alcanzó la calle Rocío, desde la que salió a Pureza con "La sangre y la gloria".
El retraso era ya inevitable. Los capataces incluso metían prisa a los encargados de encender los candelabros apagados por las petaladas porque aún quedaba un buen trecho por delante hasta la entrada en Santa Ana. La siguiente parada era la Capilla de los Marineros, a la que la Pastora llegó con la marcha "Triana de Esperanza", con la que, como había ocurrido en la Estrella, entró hasta situarse a los pies del altar de la dolorosa de la Madrugá. Allí se cantó la Salve a la Esperanza de Triana antes de que el paso, ahora sí, tras darse la vuelta, salió de nuevo a la calle, momento en que comenzó a sonar "Esperanza de Triana Coronada". La Pastora dio varios pasos atrás en el mismo dintel, y ya en la calle, se lanzaron cohetes y fuegos artificiales desde una casa situada frente a la capilla.







































Y la última gran estrechez del itinerario llegó a continuación, al girar de Pureza a Santísimo Cristo de las Tres Caídas con la marcha "La Estrella Sublime", a la que siguió posteriormente "La Madrugá", en una chicotá muy cuidada y bien trabajada.
En este tramo final del itinerario, sonó "Madrugá Macarena" para salir a Pelay Correa, seguida después por "Madre y Señora del Patrocinio". El paso se detuvo bajo un balcón del restaurante Bistec, desde donde se cantaron unas sevillanas en honor a la Pastora de Triana.














Acto seguido, cayó una gran petalada sobre la Pastora mientras sonaba "Pasan los campanilleros" y la torre de Santa Ana era iluminada por bengalas de los colores rojo y verde.
Después, ya en plena Plazuela de Santa Ana, la Banda de la Oliva tocó nuevamente "Salve, Pastora de Triana", cantada una vez más por los hermanos y devotos. Finalmente, ya frente a la puerta y con los costaleros dados la vuelta, el paso se levantó a pulso y se acercó poco a poco al templo con la marcha "A ti, Manué", interrumpida para la interpretación del Himno de España, momento que coincidió con el lanzamiento de los últimos cohetes.













La sevillana "Recuerdos", el canto de la Salve a la Pastora y los últimos vivas pusieron fin, ya dentro de Santa Ana, a una salida procesional que es una verdadera eclosión de fe, devoción y amor por la Madre de Dios, en su advocación de Pastora, así como por el Pastorcito Divino situado en el frontal del paso plateado de la Virgen cuya advocación trasladó el padre Mijares a Triana hace ya 150 años.


2 comentarios:

  1. Menudo circo, el consejo debería de tomar cartas en el asunto, de vergüenza.

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    1. Veo complicado que el Consejo pueda hacer algo frente a este tipo de situaciones. Lo único que queda es, como se hace en esta entrada, comentarlo y apelar a la sensatez de quienes convierten una muestra de devoción popular en un "circo", como decía en su comentario.
      Para mí, es una verdadera lástima que un evento tan importante y de tal belleza, se vea empañado por este tipo de asuntos. El grado de devoción y cariño hacia la Virgen no es, necesariamente, directamente proporcional a lo exagerado de las expresiones ni de al volumen de los aplausos.
      Saludos!
      Cristina
      Un saludo

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