La Hermandad de la Vera+Cruz ha regresado en la noche de este sábado a la Capilla del Dulce Nombre de Jesús, después de cerca de ocho meses en la Parroquia de San Vicente, tiempo durante el que se han desarrollado diversas obras, centradas fundamentalmente en la reforma de las cubiertas de su sede canónica, restauración de las pinturas murales y sustitución de la cancela de acceso, entre otros trabajos.
Para su último día en San Vicente, ha tenido lugar un besapié extraordinario al crucificado de la Vera+Cruz, ubicado en el presbiterio del templo, apoyado sobre sendas columnas doradas en los brazos de la cruz, y exornado con lirios morados en la base de la misma. Además, estaba flanqueado por un total de seis blandones dorados con cera verde y cuatro jarras plateadas con lirios sobre columnas doradas de estilo salomónico.
Detrás, a la izquierda, estaba la Virgen de las Tristezas sobre su parihuela, preparada para el traslado. Vestía manto negro con las vistas bordadas en oro, y la saya de terciopelo negro bordada en oro estrenada en 2014, confeccionada por Charo Bernardino con algunas piezas procedentes de las antiguas bambalinas del palio de finales del siglo XIX.
Finalmente, el Lignum Crucis, titular también de la hermandad, estaba sobre la mesa del altar, ante el retablo mayor del templo, presidido por su santo titular, coincidiendo con el día de su festividad.
Cerca de las nueve y media de la noche comenzó el traslado de regreso, tras una misa oficiada por el párroco de San Vicente, Marcelino Manzano. La salida tuvo lugar por la puerta que da a la Plaza de Teresa Enríquez, justo la puerta ante la que ha estado montado el altar provisional de la hermandad durante estos meses de obras en su sede canónica.
El cortejo estaba encabezado por la cruz de guía de la hermandad, seguida de varias parejas de hermanos con cirios de color verde. A continuación, la representación de la Hermandad de las Siete Palabras con su estandarte corporativo y el de la propia Hermandad de la Vera+Cruz.
Antes del crucificado, portado por varios hermanos a las órdenes del capataz Julián Huertas, iban el cuarteto vocal Punctum Mora Vocis y el cuerpo de acólitos. El Cristo de la Vera+Cruz, además, contaba con cuatro hermanos portando faroles de mano, dos delante y dos detrás.
Detrás, más parejas de hermanos con cirios y, a continuación, el Lignum Crucis, llevado por el párroco bajo un palio sujetado por seis personas; entre ellas, el pregonero de la Semana Santa de 2016, Rafael González-Serna.
Por último, cerraba el cortejo, tras la presidencia y los acólitos, la Virgen de las Tristezas, acompañada por la Capilla Musical Gólgota. Sus andas estaban guiadas por el capataz Luis León Pérez. Contaban con un exorno floral compuesto por una variedad de flores blancas y dos guardabrisones con cera verde.
Después de recorrer la plaza que Sevilla dedicó a la fundadora de las hermandades sacramentales, el recorrido de este traslado ha seguido por las calles Miguel Cid y Baños.
Desde Baños, el cortejo ha alcanzado la calle Jesús de la Vera+Cruz, entrando de nuevo en su capilla, de la que tuvo que salir el pasado mes de junio rumbo a la Parroquia de San Vicente.
Una vez dentro de la capilla, el hermano mayor, José de Cristobal, ha pronunciado unas palabras a los presentes, mientras que el párroco de San Vicente ha dirigido las oraciones finales y se ha cantado el himno de la hermandad, "Toma tu cruz y sígueme".
Esta misma noche, el Cristo de la Vera+Cruz y la Virgen de las Tristezas han quedado colocados en sus respectivos altares, así como la cruz de guía, cuya ubicación también ha sido reformada, con la instalación de un marco de madera dorada alrededor de un gran paño de terciopelo verde.
La Capilla del Dulce Nombre de Jesús presenta ya un aspecto inmejorable y está lista para su reapertura al culto, que tendrá lugar de manera oficial el próximo sábado, con una misa a las ocho de la tarde presidida por el obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra.
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