La Hermandad de la Exaltación celebra este fin de semana el besapié a su crucificado titular; un besapié que previsiblemente será el último que tenga como escenario la Parroquia de San Román, antes de su ansiado regreso a Santa Catalina.
El Cristo de la Exaltación está situado en el presbiterio del templo con las potencias que suele lucir en su salida procesional. Este año ha sido colocado en posición vertical, con un paño de terciopelo morado y un cordón en la parte inferior de la cruz.
Flanquean al crucificado atribuido a Pedro Roldán dos jarras del paso de palio de la Virgen de las Lágrimas con claveles rojos salpicados de flores moradas, así como dos de los ángeles de las esquinas del paso de misterio de la Exaltación; todo ello sobre sendas columnas de base cuadrada forradas en terciopelo morado con una franja dorada en la parte superior.
Finalmente, tanto delante como detrás del Cristo de la Exaltación hay centros florales, mientras que en el extremo derecho de todo el montaje se ha colocado el estandarte corporativo.
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