martes, 4 de octubre de 2016

LA MORENITA Y PEQUEÑITA SEVILLANA CERRÓ EN LA CALLE UN AÑO MUY ESPECIAL


Con la salida procesional del pasado sábado, la Hermandad Filial de la Virgen de la Cabeza de Sevilla cerró un año muy especial de cultos para la cofradía, que el pasado mes de abril tuvo el honor de trasladar a su imagen titular a la Catedral para presidir el Pregón de las Glorias 2016 (ver y ver).
La alegría y esos aires de romería, como dice el pasodoble, que marcan esta personalísima hermandad letífica volvieron a ser las notas dominantes de una procesión que recorrió las calles de la feligresía de San Juan de la Palma, templo del que el cortejo comenzó a salir a las seis y media de la tarde, con la Banda de Cornetas y Tambores Varón de Dolores delante de la cruz de guía entre faroles.
Hermandades como la Pastora de Santa Marina o la de la Virgen de la Cabeza de Palma del Río acompañaron a la cofradía en su salida procesional, que incluyó la visita a diferentes instituciones, como la Hermandad de Monte-Sión, el Convento del Espíritu Santo, la Residencia San Juan Grande, la Parroquia de San Pedro o el Convento de las Hermanas de la Cruz.









Tras dejar atrás Santa Ángela de la Cruz, en su regreso a San Juan de la Palma, la Virgen de la Cabeza, cuyo paso estaba comandado por Manuel Roldán Rojas y sus auxiliares, pasó por la calle Jerónimo Hernández, donde sonó "El Corpus" a cargo de la Banda de Música de la Cruz Roja, rumbo a la Plaza del Pozo Santo y al convento del mismo nombre, al que llegó con "Nuestra Señora de Guadalupe", marcha interrumpida cuando el paso se detuvo ante la puerta, momento en que las religiosas terciarias franciscanas del Pozo Santo cantaron a la Virgen de la Cabeza su himno, "Morenita y Pequeñita".
Venía la Virgen de la Cabeza vestida con el manto azul de terciopelo y saya de tisú confeccionados por el taller de Bordados Santa Bárbara en el último año, y entre las joyas y broches habituales, lució en el fajín militar una medalla de la Virgen de los Milagros, de El Puerto de Santa María, ya que se cumple ahora el centenario de su Coronación Canónica. Además, la Asociación de Fieles de Nuestra Señora de los Reyes y San Fernando regaló a la Virgen de la Cabeza para que la llevara en su salida procesional una medalla de oro de la Patrona de Sevilla, debido a la visita que la pequeña talla de San Juan de la Palma realizó en abril a la Capilla Real con motivo de haber presidido el Pregón de las Glorias. Y también tenía la insignia de oro de la ciudad de Andújar, donada por un devoto.


















Cumplimentada la visita al Pozo Santo, la Virgen de la Cabeza siguió su camino por la calle Amparo, hacia la que se fue con el pasodoble "Aires de romería", seguido de la marcha "Como tú ninguna". Grandes nardos decoraban las esquinas del paso, mientras que en las jarras y el friso había rosas, astromelias, claveles y paniculata, todo ello en tonalidad blanca.
Ya en el segundo tramo de Amparo, el capataz quiso dedicar la levantá a su amigo Paco, cofrade de San Benito, sabedor de que la siguiente marcha iba a ser "Encarnación Coronada". Desde debajo del paso, además, un costalero apuntó que la levantá también debía ir por el capataz y sus auxiliares.
Efectivamente, con "Encarnación Coronada" la Virgen de la Cabeza siguió ganando metros hasta volverse ante la Capilla de la Divina Pastora, cuyos cofrades cantaron la Salve y regalaron un ramo de flores que fue colocado en el paso.


























Hay que apuntar que los codales que escoltan en la delantera del paso a la Rosa de Oro fueron decorados por Ignacio Pizarro Ortego. En uno de ellos pintó el escudo del Papa Francisco, mientras que en el otro estaba el logotipo del Año Jubilar de la Misericordia.
La Capilla de la Divina Pastora era la última visita que la Virgen de la Cabeza iba a hacer en su salida procesional. De ella se alejó a los sones de “Morenita y pequeñita” hasta quedar el paso parado en la calle Madre María Purísima de la Cruz. A continuación, tras un relevo de costaleros, la Virgen siguió hacia San Juan de la Palma con la marcha “Mi Amargura”, que se extendió hasta que el paso casi alcanzó la puerta de su templo.

























Ante la puerta, el capataz llamó a los costaleros y les pidió hacer la levantá por Pedro Luis, un hermano que se encuentra en Irlanda. “Que se levante por él, la sienta desde allí y se venga pronto”, dijo. A continuación, el paso se levantó y se dirigió hacia la puerta mientras la Banda de la Cruz Roja tocaba “Hiniesta Coronada”.
Después, sonó “Morena de luz de luna” para que el paso girara ciento ochenta grados hasta quedar preparado para la entrada. Antes de entrar, el capataz dedicó otra levantá, en este caso a la propia hermandad de la Virgen de la Cabeza, “que cada día es más grande”, y al que será el próximo pregonero de la cofradía, José Carlos Miranda, que estaba delante del paso y por el que Manuel Roldán pidió “que en febrero dé un pregón maravilloso”.
Con el trío final de la marcha "Saeta cordobesa", la Virgen de la Cabeza hizo su entrada en San Juan de la Palma, seguido del Himno Nacional. Ya dentro, el paso avanzó hacia el presbiterio y la Banda de la Cruz Roja también entró en el templo para interpretar por última vez "Morenita y Pequeñita".

















Entre continuos gritos de “¡Viva la Virgen de la Cabeza!”, palmas y lágrimas de muchos devotos, finalizó la salida procesional de la cofradía filial sevillana, la tercera en este año tan importante para la historia de la corporación, que, como decía el capataz, va creciendo día tras día.

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