Han pasado sólo dos años desde la última vez que la Virgen de la Paz salió a las calles en una procesión extraordinaria (ver y ver). Entonces, lo que la cofradía del Porvenir celebraba eran sus primeros 75 años de vida. Este sábado, sin embargo, había otro motivo quizá un poco más importante porque éste se vive una sola vez en la historia de una hermandad.
El sábado la Virgen de la Paz añadió a su advocación la palabra Coronada, ya que a las doce del mediodía daba comienzo en la Catedral la ceremonia de la Coronación Canónica, presidida por el arzobispo Juan José Asenjo, quien minutos antes de la una de la tarde, no sin ayuda, imponía sobre las sienes de la dolorosa de Antonio Illanes la misma corona de plata que labró Juan Fernández en 1941 y que, después de diversas modificaciones y añadidos, ha sido restaurada y enriquecida para la ocasión por los Hermanos Delgado.
Atrás quedaban los actos previos vividos en el último mes: la bendición del nuevo retablo de la hermandad en la Parroquia de San Sebastián (ver), la exposición en el Círculo de Labradores (ver), la colocación de un retablo cerámico en la calle del Porvenir que lleva el nombre de la Virgen (ver), el traslado a la Catedral, el besamanos extraordinario en la Parroquia del Sagrario (ver) y el triduo preparatorio de la Coronación.
Y tras la ceremonia, aún quedaba la triunfal procesión extraordinaria. Cantaba una mujer en la salida extraordinaria de 2014 "que no falten en mi vida Paz, Victoria y Porvenir". Los dos últimos, el Señor de la Victoria y el barrio del Porvenir, esperaban ansiosos la vuelta de su Madre de la Paz, que se derramó por las calles de Sevilla en una jornada única que atrajo a una grandísima cantidad de cofrades de dentro y fuera de la ciudad.
Todo comenzó a las cinco menos cuarto de la tarde, cuando la Agrupación Musical de la Encarnación, de la Hermandad de San Benito, inició el acompañamiento ante la cruz de guía. Como cada Domingo de Ramos, la primera marcha que interpretó fue "Nuestro Padre Jesús de la Victoria", sones con los que poco a poco se fue abriendo paso desde la Plaza de la Virgen de los Reyes hacia Placentines, donde sonó una segunda composición: "Costaleros de Nazaret".
Detrás, la cruz de guía y los cofrades más jóvenes de la hermandad portando cirios blancos. Un segundo tramo lo iniciaba el banderín asuncionista, mientras que el tercero estaba encabezado por uno de los estrenos, el guión de la Coronación, obra en el bordado de Manuel Solano, con piezas de orfebrería de los Hermanos Delgado. La fecha coincidía, como nunca más ocurrirá, con la que aparece bordada en la insignia: I-X-MMXVI.
A partir de ahí, se sucedieron las representaciones de numerosas hermandades que quisieron acompañar a la Virgen de la Paz en este día tan especial. Fueron, por este orden, la Misión, el Polígono de San Pablo, San Gonzalo, la Bofetá, la Sed, San Bernardo, el Cristo de Burgos, los Negritos, Pasión, el Cachorro, Montserrat, el Sol, el Santo Entierro, la Soledad de San Lorenzo y la Resurrección. A continuación, iban las hermandades de fuera de Sevilla con alguna vinculación con la cofradía del Porvenir y con titulares advocadas también como Virgen de la Paz.
Después iban las hermandades de Jesús Despojado, la Cena y el Amor, seguidas de hermandades cuyas vírgenes están también coronadas canónicamente en orden cronológico descendiente: los Panaderos, la O, la Trinidad, el Buen Fin, el Valle, Monte-Sión, la Estrella, San Roque, San Benito, los Gitanos, la Esperanza de Triana, la Hiniesta, la Macarena y la Amargura.
Finalmente, antes del propio estandarte corporativo de la Hermandad de la Paz, venían las representaciones de las hermandades más cercanas geográfica y sentimentalmente, como son el Rocío de Sevilla Sur, Santa Genoveva y el Cerro.
Pasaban ya las cinco de la tarde cuando desde la Puerta de
los Palos salía el paso de palio de la Virgen de la Paz Coronada. Fuera
esperaba la Banda de Música Santa Ana, de Dos Hermanas, dispuesta a poner sus
sones tras su blanco manto hasta la madrugada. En el momento de la salida tocó
el Himno de España y, a continuación, la marcha “Coronación de la Paz”,
composición de David Hurtado para este importante acontecimiento en la historia
de la hermandad. Todo ello coincidió con un intenso repique de las campanas de la Giralda que demostraron la alegría del momento, en honor siempre a la Virgen María.
Y de la marcha nueva, a los sones clásicos que, se escuchen cuando se escuchen, nos trasladan automáticamente al Domingo de Ramos: "Virgen de la Paz", genial partitura de Pedro Morales, con la que el paso de palio tomó por donde nunca pasa: la calle Placentines.
Con un andar alegre, de cofradía de barrio, la Virgen de la
Paz giró hacia Alemanes a los sones de “Virgen de los Reyes”, a modo de
despedida de la Patrona, con la que la Reina del Porvenir ha vivido durante
toda una semana.
Ernesto Sanguino, que se ha estrenado como capataz titular
de la Virgen de la Paz precisamente en la Coronación Canónica, aunque ya fue el
encargado de pasear el pasado mes de mayo a la titular gloriosa, la Virgen del
Prado (ver), guiaba entre la multitud el paso de palio, exornado para la ocasión con
nardos.
La Virgen de la Paz, por su parte, lucía la saya de tisú
bordada en plata por Manuel Solano en 2014, la toca de sobremanto del mismo
autor, realizada este año, y sobre el fajín militar llevaba la Medalla de la
Ciudad.
Después de “Virgen de los Reyes”, la Banda de Santa Ana
interpretó por Alemanes la marcha “Esperanza Macarena”, con la dolorosa rumbo a
la Avenida de la Constitución.
Con "Pasan los campanilleros", la Virgen de la Paz salió a la Avenida, quedándose parada justo en la confluencia con Alemanes y García de Vinuesa, antes de girar, lo que hizo a continuación a los sones de "Coronación", la marcha de Manuel Marvizón y Juan José Puntas compuesta para la Coronación Canónica de la Virgen de los Dolores del Cerro.
Más adelante, en una Avenida que se llenaba poco a poco de personas alrededor del paso de palio, sonarían las composiciones "María Santísima del Subterráneo" e "Hiniesta Coronada", marchas dedicadas a cofradías hermanas del Domingo de Ramos.
Desde la Avenida de la Constitución, la Virgen de la Paz
alcanzó la Plaza Nueva y tomó el Andén del Ayuntamiento a los sones de “Coronación
de la Macarena”. Se encaminaba a uno de los momentos destacados de la
procesión, como era la presentación ante el Ayuntamiento una vez coronada.
Una gran alfombra de sales de colores realizada por vecinos
y devotos de Sanlúcar de Barrameda estaba colocada ante la fachada del
Ayuntamiento, a la que el paso de palio se volvió mientras la banda tocaba de
nuevo “Virgen de la Paz”. Después, el paso giró ciento ochenta grados para
quedar detenido mirando hacia la plaza, en esta ocasión con la interpretación
de “Coronación de la Paz” por dos ocasiones, aunque la segunda se interrumpió
cuando el paso se detuvo.
En ese momento, los presentes cantaron la Salve, que
concluyó con un “¡Viva la Virgen de la Paz!”, contestado con un sonoro “¡Viva!”.
Ernesto Sanguino mandó a continuación una levantá a pulso mientras la Banda de
Santa Ana comenzaba a tocar “Lloran los clarines”. El encargado de hacer el
bello solo de trompeta que incluye la partitura de Abel Moreno se había subido a uno de los balcones del Ayuntamiento para hacerse oír perfectamente, como ocurre cada Domingo de Ramos e iba a ocurrir también el sábado con la Paz de regreso por el Parque.
El paso aguantó sin moverse hasta que la marcha rompió y del balcón central del Consistorio comenzó a caer una lluvia de pétalos, entre los aplausos de todos los que asistieron a este momento. Posteriormente, tras pasar por la alfombra de sales, la Virgen de la Paz salió a la calzada y giró, con la marcha "La Estrella Sublime", rumbo a la calle Barcelona para recorrer el barrio del Arenal.
El discurrir de la Paz por el Arenal, en dirección contraria
a como lo hace cada Domingo de Ramos, coincidió con la salida de dos
procesiones de gloria, la Divina Enfermera y la Virgen de la Cabeza, como cada
primer domingo de octubre. Después, la Paz salió a la Avenida y la Puerta de
Jerez, recorrió San Fernando, con parada ante la Hermandad de los Estudiantes,
y por la Glorieta de San Diego buscó el Parque de María Luisa. En todo este
trayecto, esas dos procesiones letíficas concluyeron sus recorridos.
“Coronación de la Paz” volvía a sonar, esta vez por el Paseo de Isabel la Católica, a la altura de
la Torre Norte de la Plaza de España. Más adelante, la banda nazarena tocó “Candelaria”
y después Ernesto Sanguino, finalizado un relevo, quiso dedicar la levantá a
todos los costaleros de la hermandad.
Seguidamente, el paso de palio se detuvo junto a la Torre
Sur, desde la que un hombre, con el acompañamiento de un guitarrista, le cantó
a la Virgen de la Paz. Acto seguido, se repitió el ritual tradicional en este
punto y sonó de nuevo “Lloran los clarines”. La gente ya lo sabía y desde un
rato antes llenaba este punto del parque esperando este momento, que volvió a
darse con toda su escenografía habitual: la trompeta desde el balcón bajo la
torre, la levantá a pulso y los aplausos al comenzar a andar el paso tras romper
la marcha.
Antes de salir a la Avenida de la Borbolla, la Virgen de la Paz siguió recorriendo el Parque de María Luisa por Isabel la Católica, Glorieta de Covadonga y Don Pelayo, a los sones de las composiciones "Como tú ninguna", "Madre Hiniesta", "Virgen de la Paz" y "Pasan los campanilleros", ésta ya en el giro para salir por la puerta del Parque que da a la calle Felipe II.
Había un relevo de costaleros previsto antes de este giro, aunque Ernesto Sanguino prefirió esperar a estar fuera del Parque para que se produjera, como así ocurrió. Ya con el relevo hecho, Sanguino se dirigió a los costaleros para decirles: "Ya está la Virgen en su barrio". Y les dedicó la levantá: "Por ustedes".
A continuación, la Virgen de la Paz cruzó la Borbolla hacia Felipe II y después giró a la calle Progreso con la marcha "Tras tu blanco manto", a la que después seguiría "Macarena", de Abel Moreno, interrumpida cuando el paso se detuvo.
En el tramo final de la procesión, por la calle Progreso sonaron tras el paso de palio de la Paz las marchas "Triana, tu Esperanza", "La Esperanza de Triana" y "Encarnación Coronada". A partir del último tramo de Progreso y hasta la Parroquia de San Sebastián, las calles estaban engalanadas con colgaduras y hasta algunas pancartas como la que decía "Regina Pacis" (Reina de la Paz), con el emblema de María en el centro y la bandera de España como fondo, así como otra en la calle Brasil que decía "Ianua Caeli" (Puerta del Cielo).
En el giro de Progreso a Brasil, calle donde el grupo joven de la Hermandad de Santa Genoveva tenía preparada una petalada, la Banda de Santa Ana tocó el "Himno para la Coronación de la Paz".
Ya en la calle Río de la Plata, donde se pudieron escuchar las marchas "Coronación de la Macarena" y "Virgen de la Palma", el paso se detuvo cerca de la casa en la que un azulejo cerámico recuerda a Manuel Robles Machado, uno de los fundadores de la hermandad. A él y a toda su familia quiso dedicar el capataz la levantá, con una calle Río de la Plata completamente en silencio.
A continuación, la Virgen de la Paz comenzó a caminar hacia la parroquia mientras sonaba por última vez la marcha "Coronación de la Paz", momento en que desde la misma casa se lanzó una gran lluvia de pétalos sobre el techo del palio, ya cuajado de flores.
Y tras una nueva parada, el paso se levantó y entró en el atrio de la parroquia a los sones de "Virgen de la Paz", que se interpretó en dos ocasiones mientras el palio giraba ante la puerta y avanzaba después hacia la calle como si los hermanos quisieran que todo este sueño de la Coronación Canónica volviera a comenzar.
Finalizada la segunda interpretación del que es un auténtico himno de la hermandad, el paso se detuvo antes de entrar definitivamente en el templo, lo que hizo a continuación de forma magnífica, sin rozar el arco de medio punto, de una manera limpia y verdaderamente emocionante, maniobra que acabó con el Himno Nacional y con los aplausos de quienes a esa hora, a eso de las tres y media de la madrugada, habían querido acompañar a la Paz Coronada hasta su casa.
Con la Virgen de la Paz ya dentro del templo y parada ante
la puerta que acababa de atravesar, Ernesto Sanguino recordó que la primera
levantá siete días antes, en el traslado de ida a la Catedral, había sido por
la Virgen. Ahora, una vez culminado todo, quiso también dedicársela, aunque con
un matiz, ya que esta levantá fue “por la Virgen de la Paz Coronada”.
Durante el proceso de mover el paso dentro de la iglesia, el
párroco de San Sebastián, Isacio Siguero, inició el rezo de la Salve, cantada
por todos los hermanos presentes en el templo. Antes de colocar el palio en el
presbiterio, ante el retablo principal, Sanguino dedicó la levantá ahora “al
Hijo que talló la Virgen”. “Por el Señor de la Victoria”, dijo el capataz.
Finalmente, el palio subió la rampa de madera instalada en
segundos ante el presbiterio y la subió para que la Virgen de la Paz finalizara
esta sucesión de días y emociones presidiendo la parroquia.
Con la Virgen de la Paz ya definitivamente colocada en el
presbiterio, el párroco pidió que todos cantasen la “Salve Regina”, apuntando
que debían cantarlo “muy fuerte, con mucha devoción”. Una devoción que en el
Porvenir comenzó hace 77 años, los transcurridos desde la bendición de una
dolorosa que desde el principio se hizo un importante hueco en el corazón de
sus vecinos, que hoy pueden presumir de ser cofrades y devotos de quien desde
ahora se llama María Santísima de la Paz Coronada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario