jueves, 3 de noviembre de 2016

BESAPIÉ EN LOS HUMEROS AL CRISTO DE LA PAZ CON INSPIRACIÓN EN VALDÉS LEAL


La Hermandad del Rosario de los Humeros celebró durante los pasados 1 y 2 de noviembre el besapié al Santo Cristo de la Paz con un montaje cargado de simbolismo que parecía sacado de alguna de las maravillosas pinturas de Valdés Leal que se encuentran en la Iglesia de San Jorge del Hospital de la Caridad.
La idea de la muerte terrenal en contraposición a la vida eterna que Jesús nos regala con su sacrificio estaba muy presente en el montaje de este besapié, donde el crucificado se situó ante el retablo principal de la capilla, que se encontraba parcialmente cubierto con un gran cortinaje rojo y el dosel de cultos de la hermandad.
A los pies de la cruz, estrenada hace algunos años, había una peana dorada de estilo rocalla con un espejo que permitía ver la cara del crucificado reflejada en ella, así como un cáliz tumbado en el lado izquierdo. Alrededor de la peana, un pequeño monte de lirios morados, cardos y hojarasca.
Pero la influencia de Valdés Leal estaba detrás, sobre dos mesas con variados elementos. A un lado, el derecho (izquierdo desde el punto de vista del Cristo de la Paz), se representaba, como en las pinturas de la Caridad, la muerte, la fugacidad de la vida y la nula importancia de las riquezas, los bienes, la fama y los cargos. Una vela consumida, un reloj de arena sin movimiento, una calavera, una corona de rey, joyas, una mitra y hasta un cuervo simbolizaban la muerte y todo aquello que ésta deja atrás para igualarnos a todos.
Al otro lado, sin embargo, la salvación de la vida eterna a través de la espiritualidad y la fe: una alta vela encendida, la cruz, las Sagradas Escrituras, un rosario, el incienso, libros relacionados con la vida espiritual y un ángel.
Sin duda, un acertadísimo montaje para un besapié celebrado, para acentuar el tenebrismo, en una Capilla del Rosario completamente a oscuras, sólo iluminada por la cera de los diferentes blandones, candelabros, faroles y lámparas colocados a lo largo del altar, y por un foco que apuntaba directamente al Cristo de la Paz. Además, había varias jarras plateadas con flores de tonalidades rojas y moradas colocadas en forma cónica.
La Virgen del Rosario, por su parte, se encontraba en el altar del Cristo de la Paz, iluminada por seis velas de gas.

















  








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