Los alrededores de la Iglesia del Salvador asistieron el pasado sábado al discurrir de la procesión de la Virgen del Prado, titular de la hermandad filial de la Patrona de Higuera de la Sierra. Después de los diferentes actos y cultos celebrados en días anteriores, la Virgen del Prado recorrió las calles en una procesión que resultó muy acompañada de público, entre los que se encontraban muchos turistas como el grupo de mujeres procedentes de Cataluña que, momentos antes de la salida, se interesaban por lo que estaban a punto de ver y, curiosamente, se emocionaban al haber coincidido su visita a la ciudad con una salida procesional. Como si fuera muy difícil en Sevilla ver una procesión...
La Agrupación Musical Santa Cecilia ocupaba el centro de la Plaza del Salvador momentos antes de la salida, a la espera de que se abriera la reja del templo para acceder al atrio y colocarse a un lado de la puerta principal. Momentos después, colocados ya los músicos en su lugar, la puerta del Salvador se abrió a las seis y media de la tarde y el cortejo comenzó a bajar la pequeña rampa (que no la 'rampla' de la Semana Santa).
Estaba encabezado por una pequeña cruz entre faroles, seguida por niños con cirios blancos. Y detrás, las diferentes representaciones de hermandades, como la de la Reina de los Ángeles de Alájar, el Amor, San Isidoro, Pasión y la Hermandad Matriz de Higuera de la Sierra, cerrando el desfile de bacalaos el de la propia Hermandad de la Virgen del Prado del Salvador.
Antecedido por el cuerpo de acólitos, el pequeño paso de la Virgen del Prado fue acercándose hasta la puerta con el impresionante retablo mayor del Salvador perfectamente iluminado al fondo. Estrenaba la Virgen el manto de terciopelo bordado por María Luisa Granado, así como el tocado y los pendientes, donados por el vestidor, Manuel Caballero Pérez. En cuanto al paso, este año se han completado los respiraderos con el estreno de los laterales, obra realizada por el taller de Orfebrería Andaluza de Manuel de los Ríos.
En el momento de la salida, tras el Himno Nacional, la Agrupación Musical Santa Cecilia interpretó por primera vez detrás de este paso la marcha "Nuestra Señora del Prado", compuesta por José Antonio Zambruno, que se enlazó mientras el paso bajaba la rampa y giraba a su derecha en el centro de la plaza con "A los pies de Sor Ángela".
José Manuel Palomo y Alfredo García, acompañados por sus
auxiliares, fueron los encargados de guiar este paso de la Virgen del Prado,
que con la marcha “Nuestro Padre Jesús de la Victoria” se encaminó hacia la
calle Córdoba, desde la que más adelante buscó Alcaicería pasando por la Plaza
del Pan a los sones de una versión muy particular de “La Madrugá”, con el paso
avanzando lentamente.
A continuación, salió a la calle Ángel María Camacho girando
a los sones de “¡Venga de frente!”. Cuando concluyó la partitura el paso no se
detuvo, sino que siguió andando hasta la Plaza de la Pescadería, donde entonces
sí que se paró antes de afrontar la bajada de la Cuesta del Rosario.
“De vuelta al Porvenir” fue la marcha escogida para el giro
en la Plaza de la Pescadería y el inicio de la bajada de la Cuesta del Rosario,
tras la que el paso se detuvo para levantarse a continuación a pulso, como a lo
largo de todo el recorrido, y seguir la bajada a los sones de “Pasa la Virgen
del Refugio”, con la que se internó por Francos. Aquí el fiscal del paso
mostró a los capataces su satisfacción por la forma en que iba andando,
siempre de frente. “¡Cómo te gustan a ti los pasos que andan!”, le respondió el
capataz.
Más adelante, la Virgen del Prado siguió a tambor hasta el
giro a Chapineros con la marcha “Consuelo gitano”, camino de la Plaza de San
Francisco y la calle Sierpes.
Desde Sierpes, la Virgen del Prado volvió a la Plaza del
Salvador por la calle Sagasta mientras la Agrupación Musical Santa Cecilia
tocaba “Cristo de la Salud y Buen Viaje”. A continuación, con el paso detenido
en el centro de la plaza, uno de los capataces pidió la levantá “por los niños
de los costaleros y por las madres de los niños”.
El paso se levantó y comenzó a caminar hasta situarse a la
altura de la puerta del templo y se dio la vuelta para mirar hacia la plaza con
la agrupación tocando de nuevo “Nuestra Señora del Prado”. Después, tras la
última parada aún en la calle, el paso inició la subida de la rampa a los sones
de “Cerca de Ti, Señor”, que se encadenó con el Himno Nacional sin que el paso
hubiera aún entrado en el templo.
Ya dentro de la Iglesia del Salvador, el paso fue conducido
hasta el lado derecho del presbiterio, ante el altar de la Virgen de las Aguas,
donde se detuvo, aunque enseguida se levantó otra vez para la colocación de las
ruedas en los zancos, momento en que el capataz, antes de tocar el llamador,
decidió que la levantá iba por los costaleros, por la hermandad y por la Virgen
del Prado.
Minutos antes de las nueve y media de la noche, tres horas después de su salida, quedaba definitivamente detenido el paso de la Virgen del Prado en el interior de la Iglesia del Salvador. Los cofrades se despedían de las representaciones, especialmente de las venidas de lejos, como Alájar e Higuera de la Sierra, y la pequeña Virgen que tallara un higuereño, Sebastián Santos Rojas, se quedó en su paso a la espera del desmontaje para su traslado a la Capilla de los Desamparados, en el Patio de los Naranjos, donde recibe culto durante todo el año.
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