La Virgen de Montemayor tenía su habitual ráfaga, corona de plata y media luna a sus pies, y vestía saya blanca y manto celeste de brocado, toca de sobremanto y cíngulo dorado. Llevaba dos rosarios en la mano derecha, que es la que daba a besar, mientras que en la izquierda tenía al Niño Jesús, vestido de rojo. Varios broches y medallas completaban el ajuar de este primer besamanos de la hermandad.
Seis maceteros de cerámica con flores de Pascua componían el exorno de este besamanos, dos de ellas sobre columnas blancas flanqueando a la Virgen y las otras cuatro en el suelo, sobre una alfombra. Detrás, el altar de la Virgen estaba ocupado por un estandarte de la corporación entre flores de talco.
Después de la primera salida procesional, que tuvo lugar el pasado 8 de octubre (ver), la Hermandad de la Virgen de Montemayor, filial de la Patrona de Moguer, se ha estrenado con el primer besamanos a su imagen titular, contribuyendo a engrandecer aún más la intensa devoción mariana de la ciudad de Sevilla.
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