martes, 10 de enero de 2017
LA RESURRECCIÓN ENCARA, POR FIN, LA SENDA DE LA LÓGICA
Un total de 145 hermanos tienen la "culpa". Pero, sobre todo, la tiene una junta de gobierno que por fin se ha decidido a hacer lo lógico, lo obvio, para que la Hermandad de la Resurrección salga de las tinieblas de las que en el seno de la corporación de Santa Marina llevan años quejándose, pero sin hacer nada serio encaminado a salir de ellas.
Ya es de sobra conocido: 145 hermanos de la Resurrección votaron que sí el pasado domingo en un cabildo general extraordinario en el que se dio luz verde a la propuesta de la junta de gobierno de salir el Domingo de Resurrección de 2017, 2018 y 2019 a las ocho de la mañana, en lugar de a las cinco menos cuarto de la madrugada, como hasta ahora. La llegada a la Campana será a las once menos veinticinco, la cruz de guía estará en la Catedral a las doce menos cuarto y la entrada del palio en Santa Marina, a las cinco menos cuarto de la tarde.
Participaron en total 186 hermanos en el cabildo, por lo que no hubo unanimidad, ya que 34 hermanos votaron en contra de la propuesta, seis votaron en blanco y un voto se consideró nulo. ¿Quién sabe cuántos de los 34 votos en contra corresponderán a hermanos aún empecinados en que su hermandad salga el Sábado Santo? Quizá quede alguno por ahí. No olvidemos que esta hermandad tuvo a un hermano mayor obsesionado con el Sábado Santo. Tanto, que incluso llegó a decir que, pese al difícil e inseguro (siempre se han quejado de eso) horario que hemos conocido hasta ahora en esta hermandad, o pasaban al sábado o se quedaban como estaban, negándose en redondo a explorar otro horario dentro del Domingo de Resurrección. Sí, es el mismo hermano mayor que dijo que ese día, el día de su hermandad, era más para ir a los toros que para procesionar por las calles. Por increíble que pudiera parecer en su momento y aún hoy al recordarlo.
Afortunadamente, eso es el pasado en esta gran hermandad que, finalmente, ha decidido dar pasos serios para salir de su situación actual, consultando además a los hermanos para que todos se hagan corresponsables de la decisión adoptada.
Es sólo por tres años para que, transcurridos éstos, se pueda tomar una decisión definitiva cuando se cuente con datos objetivos y experiencia, que son los mejores instrumentos para opinar con conocimiento de causa. Si en este tiempo la cofradía consigue aumentar sus filas de nazarenos, tener una mayor seguridad en la calle, discurrir por una carrera oficial que no esté a medio desmontar y, sobre todo, arrastrar a más público a su alrededor durante todo su recorrido, cosa no demasiado difícil, será complicado para esos 34 hermanos que han rechazado el cambio justificar su voto.
Por lo tanto, la Hermandad de la Resurrección ha hecho lo lógico, lo que debe hacer cualquier hermandad: mejorar las condiciones de su estación de penitencia en aspectos como la seguridad, el horario y el incremento de sus filas de nazarenos. Otras hermandades de la Semana Santa también querrían hacerlo, pero sólo la Resurrección tiene un día entero a su completa disposición. Y aunque han rechazado durante largos años aprovechar tal circunstancia, la lógica y la cordura se han acabado por imponer, al menos de momento.
Pero, ¿qué puedo decir? Aunque la decisión es la más lógica, no puedo evitar sentir una cierta sensación de pérdida con este nuevo horario. Ya dejé escrito en alguna ocasión en este blog y en algún artículo que el horario hasta ahora conocido tenía un cierto simbolismo vinculado a lo que la hermandad de Santa Marina representa. Jesús resucitando de noche, a ojos de pocas personas, recorriendo calles vacías a las que poco a poco se iban incorporando más y más cofrades hasta alcanzar la plenitud en una bellísima mañana de domingo que finalizaba a mediodía, con la entrada de la Virgen de la Aurora justo una semana después de la salida de las primeras cofradías camino de la Catedral.
Ahora el recorrido de la Resurrección estará masificado prácticamente en su totalidad, lo que para algunos será positivo. No olvidemos que estamos en una ciudad donde lo que no alcanza la categoría de (insoportablemente) masivo, parece tener menos valor. Si hasta hay quienes defienden que el Vía Crucis de las Cofradías se celebre en fin de semana para que haya más y más y más gente alrededor. Rezando o no, eso es lo de menos; pero que haya masa. De hecho, nadie compara vía crucis de unos y otros años diciendo "los textos de cada estación fueron más bonitos con tal Cristo" o "las palabras del arzobispo han estado más acertadas este año". No. Pero sí que se oye, y se lee: "con el Cristo tal hubo mucha más gente que con el Cristo cual", "este Cristo no arrastra a la gente", "este otro tiene más tirón". Como siempre, poniendo el acento en lo verdaderamente importante...
Ahora la carrera oficial del Domingo de Resurrección se parecerá un poco más (y aún más en años venideros) a la inexpugnable carrera oficial de los días anteriores. Ahora, según algunos dicen, los que acompañemos a los titulares de la Resurrección por la Avenida (si es que se puede) no podremos acceder a la Catedral, como ha venido ocurriendo hasta ahora, sino sólo quienes ya estén dentro por haber asistido a la Misa de Pascua de Resurrección.
Resumiendo: ¿la decisión de la Hermandad de la Resurrección es lógica? Obviamente sí. Y acertada. Lo que no se comprende es que no se haya tomado muchísimo antes. Pero, ¿los 'jartibles' que hacíamos el esfuerzo pese al cansancio pegándonos el último madrugón de cada Semana Santa tenemos motivos para experimentar una cierta sensación de pérdida? Lamentablemente sí. Pero habrá que acostumbrarse.
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