lunes, 3 de abril de 2017
EL MUSEO DE LA BELLEZA, EN EL BESAPIÉ Y BESAMANOS DE LA DECANA DEL LUNES
Es la Hermandad del Museo por localización y por belleza; la del Cristo de la Expiración y la Virgen de las Aguas, y la del montaje del besapié y besamanos, respectivamente, que tuvo lugar este fin de semana.
Con muchísimo gusto y esmero, la priostía de la hermandad montó un altar muy destacable, con el crucificado de Marcos Cabrera expirando sobre un monte Calvario hecho de corcho, lirios, espinos y hiedra, rodeado por los cuatro Evangelistas de las esquinas de su paso y ante un panel pictórico que recreaba el paisaje donde Cristo expiró en la cruz.
Y delante, la Virgen de las Aguas, sobre una peana y entre unos candelabros de plata, cedido todo ello por la Hermandad de la Esperanza de Triana, y vestida con su tocado tan personal, su diadema de salida, manto azul y saya burdeos, ambos bordados en oro. En el pecherín, la cruz pectoral y el alfiler de su advocación como únicas joyas; en la cintura, un fajín hebraico; y en su mano derecha, un rosario y un pañuelo. Era la derecha la que daba a besar, pero con la palma hacia arriba y no hacia abajo, como es habitual en los besamanos. La Virgen de las Aguas mantenía ambas manos en esa posición que el recordado Garmendia decía que era la de las manos de una madre cuando sostienen a su bebé.
Flanqueando a la dolorosa que cierra el Lunes Santo, además de los candelabros veíamos dos jarras de su paso de palio con rosas blancas y azahar, mientras que a sus pies había un enorme centro formado únicamente por rosas. En cuanto al Cristo de la Expiración, tenía a su alrededor un total de cuatro jarras doradas con lirios morados.
Y para completar la escena en una de las hermandades con más niños monaguillos en su cortejo, varios pequeños vestidos de pajes junto a las imágenes, incapaces (y ahí reside precisamente su encanto) de mantener la compostura que dentro de justo una semana el pavero les intentará enseñar camino de la Catedral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario