El Parque Alcosa, esa barriada que, por su cercanía al aeropuerto, parece estar más cerca de cualquier parte del mundo que de Sevilla, tiene sin embargo dos sábados al año en que sus amplias avenidas se convierten en vías cofradieras que poco tienen que envidiar a las calles del centro histórico. El Sábado de Pasión es el día de la Hermandad del Divino Perdón; el último sábado de mayo, lo es de Nuestra Señora de los Desamparados.
Este sábado, por tanto, los vecinos de Alcosa disfrutaron con su Virgen de los Desamparados, la vieron pasar y la acompañaron durante la tarde y la noche de una calurosa jornada, aunque con algo de viento para suavizar. Si la cofradía del Divino Perdón visita en su salida a la de los Desamparados, ésta hace lo propio dirigiendo sus pasos hacia la Iglesia de la Beata Ana María de Javouhey. Hasta ella acompañan en el cortejo a la Virgen de los Desamparados los niños del barrio que han hecho la Primera Comunión. Una vez retirados éstos, como también las representaciones de otras hermandades, el cortejo queda reducido prácticamente a la cruz alzada con manguilla entre faroles, el estandarte corporativo, la presidencia y el cuerpo de acólitos, que estrenaban las albas y roquetes, confeccionados por la camarera, así como los cuatro ciriales, del orfebre Antonio J. Medina. Pese a la brevedad del cortejo, abría la procesión la Banda de Cornetas y Tambores Pasión de Cristo.
La llegada a la sede del Divino Perdón es, por tanto, un punto destacado en el recorrido de esta corporación de gloria con titular dolorosa. En las puertas del templo esperaba a la Virgen un grupo de niños de la Fundación Diocesana de Enseñanza Victoria Díez, perteneciente al Arzobispado de Sevilla. Estaban muy inquietos hasta que se calmaron una vez que vieron cómo el paso se acercaba a ellos, lo que hizo a los sones de la marcha "Virgen de los Desamparados", interpretaba por la Banda Municipal de Mairena del Alcor.
El paso entró en el atrio y se paró justo en el inicio de los escalones que dan acceso al templo. A continuación, los niños interpretaron dos canciones en honor a la Virgen, realizaron una ofrenda floral y después incluso le gritaron "¡guapa!" con todas sus fuerzas a la dolorosa entre los aplausos de los presentes.
Antes de marcharse, el capataz, Diego Oliva, dejó que fuera
el hermano mayor del Divino Perdón, Jorge Oliva, el que tocase el llamador tras dedicar la
levantá a la corporación del Sábado de Pasión. A continuación, el paso comenzó
a alejarse a los sones de “¿Quién te vio y no te recuerda? Saeta jerezana”,
dedicada a Madre de Dios de la Misericordia de Jerez, mientras los niños
volvían de nuevo a gritarle “¡guapa!” a la Virgen de los Desamparados.
Después, el paso, que estaba adornado con rosas, ruscus,
flor de cera, claveles, aralias y unas llamativas cintas con pan de oro cerca
del friso del canasto, se encaminó hacia la calle Emilia Barral, donde sonaron
dos composiciones: “Coronación” y “Sevilla cofradiera”, ésta ya en el giro a la
calle Ciudad de Chiva.
Diferentes estrenos presentaba este año la Virgen de los
Desamparados, como la cruz pectoral colocada bajo el alfiler con su advocación,
realizada por el mismo orfebre autor de los ciriales. Se trata de una cruz
similar a la que suele llevar el Cardenal de Sevilla, Fray Carlos Amigo
Vallejo. Hay que recordar que Amigo es franciscano y la Hermandad de los
Desamparados tiene ese título en su nombre. Por otro lado, también estrenaba la
dolorosa el pañuelo, donado por una hermana.
Por Ciudad de Chiva, la Banda de Mairena del Alcor tocó “Pasa
la Virgen de la Soledad”, composición a la que después siguió “María Santísima
del Dulce Nombre” en el giro al callejón que conforman los aparcamientos del Colegio Arrayanes.
El paso de la Virgen de los Desamparados, que llevaba un
cirio en el que podía leerse “Dona sangre”, dejó la calle de los aparcamientos
a los sones de “Triana, tu Esperanza” y siguió en dirección a la Plaza del
Obradoiro por otro callejón que se presentaba engalanado para recibir a la
Virgen.
Desde algunos de los balcones cayeron pétalos sobre el paso,
mientras la Banda de Mairena interpretaba en dos ocasiones “Pasan los
campanilleros”. Ya en la Plaza del Obradoiro hubo un relevo de costaleros y los
encargados de encender la candelería del paso se emplearon a fondo para retirar
los pétalos que habían apagado gran parte de los cirios y codales para
volverlos a encender.
Con “Reina de la O”, la Virgen de los Desamparados se marchó
de la Plaza del Obradoiro en dirección a la calle Ildefonso Marañón Lavín,
camino de regreso ya hacia la parroquia, de la que había salido a las siete de
la tarde y a la que iba a regresar en torno a la una y media de la madrugada,
después de ese segundo sábado de cofradías que tiene el Parque Alcosa, porque
la devoción y la fe no saben de distancias.
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