Los seguidores de Periodista Cofrade sabrán que una de las secciones habituales de este blog es la de las exposiciones. Cualquier muestra cofradiera es objeto de completos reportajes en los que se enseña cada uno de los enseres expuestos, se explica su procedencia, su autoría, la fecha... Es, y quizá está mal que uno mismo lo diga, una de las secciones más cuidadas y que más trabajo ofrecen, pero también me consta, porque así me lo han hecho saber a través de correos electrónicos, mensajes y comentarios incluso en plena calle, que es una sección muy agradecida sobre todo por quienes no pueden acudir físicamente a ver las exposiciones, y viendo los reportajes de este blog no se quedan sin disfrutarlas.
¿Por qué suelto ahora este rollo? Pues porque hoy, jueves, me he dirigido a la sede del Círculo Mercantil e Industrial, en la calle Sierpes, para elaborar el reportaje correspondiente a la exposición "Las joyas de la Emperatriz. El joyero y el ajuar de la Virgen del Carmen Coronada de Córdoba", organizada por la Hermandad del Carmen de San Cayetano, de la capital cordobesa.
Curiosamente, cuando he sacado la cámara y he comenzado a fotografiar los enseres expuestos en el patio, he sido advertido por una mujer de que estaba prohibido hacer fotos. Yo le he respondido que en el Mercantil se hacen muchas exposiciones y que siempre se pueden hacer fotos, tras lo que ella ha dicho de forma lacónica (y algo cómica, que todo hay que decirlo): "Pues en ésta no", dándose a continuación la vuelta para regresar a la mesa donde vendía estampitas y recuerdos de su hermandad.
Ante la ausencia de más explicaciones, ha acudido hasta mí el padre Juan Dobado, que ejerce de guía de la visita, y ha sido el encargado de indicar que en una de las salas se exponen muchas joyas de gran valor y que no se pueden fotografiar por cuestiones del seguro. Aunque en la propia web del Círculo Mercantil se pueden ver fotos de dichas joyas (se puede comprobar en este enlace) y que este edificio lleva más de diez años exponiendo enseres de hermandades de Sevilla y de fuera que no están hechos precisamente de latón o de gomaespuma, le he respondido al carmelita que la señora no me había prohibido hacer fotos en la sala de las joyas, sino en el patio, donde se expone un manto, una peana y poco más; enseres que se han expuesto mil veces en ese mismo lugar por parte de infinidad de hermandades. "Ya, por eso aquí fuera dejamos hacer unas pocas fotos, pero ahí dentro no". ¿Unas pocas? ¿Hay alguna diferencia entre hacerle una foto a un manto o hacerle tres?
Tras semejante situación, he recogido la cámara y me he ido por donde había venido, con nulo interés por contemplar la exposición, a lo que el padre Juan Dobado me ha invitado porque si lo hacía, según ha dicho, iba a entender por qué no se pueden hacer fotos...
La verdad es que es completamente ridículo montar una exposición en la que se ponen impedimentos para que la gente la vea. Es absurdo que esa hermandad venga a Sevilla cargada de enseres desde Córdoba para no dejar que se vean. Porque limitar la contemplación de la muestra sólo a los que pueden físicamente acudir a ella es no dejar que la vean quienes no residen en Sevilla o los que sí lo hacen pero por trabajo, enfermedad o edad no pueden acercarse. Exposición, por tanto, limitada a sevillanos y residentes con tiempo libre y sin problemas de salud o movilidad importantes... Vamos, para todos los públicos...
Ciertamente, para venir con esa actitud tan cerrada y casi podríamos decir que elitista (¿de verdad creen que esta exposición tiene más valor patrimonial y económico que las que se han celebrado en el Mercantil durante más de diez años?), podrían no haberse molestado. Ya iremos nosotros a Córdoba a conocer a la Hermandad del Carmen de San Cayetano. O no...
¿No le invitaron a comprar el catálogo? Tal vez ese mercantilista objetivo persigue esa prohibición de hacer fotos. El señor Dobado es prior de un convento, debería dedicarse a labores pastorales en vez de ejercer de guía de una exposición.
ResponderEliminarHombre, es que si encima me animan a comprar un catálogo con fotos de esas joyas tan "maravillosas" que no se pueden fotografiar... no sé lo que habría sido capaz de soltar por mi boca.
EliminarTampoco lo veo como para ponerse así. Si para disfrutar de una exposición tiene que hacer fotos es un poco triste, pero allá usted.
ResponderEliminarLe remito al texto que he escrito. Está todo perfectamente explicado.
EliminarUna pena, la verdad. La labor que hace con estos reportajes es espectacular. Hay que entender que la Semana Santa de Sevilla es admirada en toda la geografía española. Para cofrades como yo, que ni siquiera somos andaluces, poder contemplar estos magníficos reportajes es algo impagable. No sólo porque nos acerquen a todas las exposiciones que no podemos ver, sino por cómo se hace. Las piezas individualizadas, fotografiadas una por una siempre que es posible, con datos muy detallados acerca de su autoría y cronología...un trabajo impagable. Aprovecho para felicitarle por esta más que encomiable labor.
ResponderEliminarEs muy triste que hermandades y otras entidades no quieran que su patrimonio alcance la máxima difusión. No tiene sentido llenarse la boca diciendo que se tiene un ajuar único y, luego, no querer que se haga un reportaje para que personas que ni van a poder acercarse a la exposición ni, muy probablemente, adquirir el catálogo, puedan conocer ese magnífico patrimonio. Lo de siempre en las exposiciones, museos y demás (y lo digo con conocimiento de causa, que trabajo en este campo): el difícil conflicto de intereses entre la divulgación y el lucro, entre la concepción clásica de la exposición y una visión más moderna y ajustada a los tiempos que corren y los medios de comunicación que hoy en día sirven para difundir la información y el conocimiento.
Enhorabuena a Fernando Domínguez Gómez por su labor. Como cofrade y como profesional del ámbito del Patrimonio Cultural sólo puedo decir que esto es un ejemplo de difusión de manual, y de los buenos. ¡Gracias!
Muchísimas gracias, Adrián. Un placer leer algo así reconociendo la labor que humildemente uno hace por simple afición. Me alegra ver que el esfuerzo que requiere realizar los reportajes de las exposiciones tiene su recompensa en la gente que los disfruta y que puede así ver con detalle a través de la web lo que no siempre pueden ver en persona en las exposiciones. Muchas gracias de nuevo. Un saludo.
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