La Archicofradía de María Auxiliadora vivió este sábado la salida procesional de sus titulares, que es de las hermandades de gloria que generan cada año más expectación y, además, una de las poquísimas corporaciones letíficas con dos pasos.
El callejón que, desde la Ronda, da acceso a la Basílica de María Auxiliadora estaba perfectamente adornado con banderolas con los colores celeste y rosa, y eran muchas las personas que esperaban minutos antes de la salida, que se inició a las siete de la tarde. A esa hora se abrieron las puertas de la Basílica y la cruz alzada entre ciriales comenzó a avanzar, seguida de las representaciones del grupo joven de la Hermandad de la Trinidad, de la Asociación de Antiguos Alumnos del Hogar San Fernando, de los Hogares Don Bosco y de la Asociación de Antiguos Alumnos Santísima Trinidad.
Desde el presbiterio del templo, donde estaban los dos pasos de la archicofradía, recorrió la nave central el paso de San Juan Bosco, al que acompaña en la imagen que tallara José Pérez Conde el joven Santo Domingo Savio, para salir por la puerta principal con Fernando Aguado como capataz.
Fuera esperaba la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Salud, de la Hermandad de los Gitanos, que después del Himno Nacional tocó la marcha "Su concierto", que está basada en el Himno a San Juan Bosco. Con ella, el paso comenzó a recorrer el callejón, donde se detuvo antes de alcanzar el arco de salida a la calle.
A continuación, el paso se levantó y avanzó hacia la calle a
los sones de “Cinco Llagas”, como guiño a la Hermandad de la Trinidad, con la
que la Archicofradía de María Auxiliadora comparte sede canónica.
Claveles blancos conformaban el exorno floral de este paso
de Don Bosco, que estrenaba además unos faldones de damasco también blanco.
Después, con una versión muy especial de “Saeta” a cargo de los músicos de Los
Gitanos, se marchó buscando la Carretera de Carmona este paso sobre el que el
pasado 31 de marzo vimos al Cautivo de San Ildefonso en un vía crucis con
carácter extraordinario (ver).
Tras el paso de Don Bosco y la agrupación musical se
iniciaba el cortejo de María Auxiliadora, con la representación de la
Asociación de Padres de Alumnos Don Pedro Ricaldone. Después iban la bandera pontificia,
la bandera concepcionista, la bandera del Santuario de María Auxiliadora, la
insignia de la Asociación Mamá Margarita, el banderín de Santo Domingo Savio, la
bandera de María Auxiliadora (ADMA), la de la Asociación de Salesianos
Cooperadores, el simpecado, las representaciones de las hermandades de San José
Obrero y la Trinidad, el estandarte de la propia Archicofradía de María
Auxiliadora y el cuerpo de acólitos, portando las insignias basilicales del
tintinábulo y el canopeo, así como seis ciriales.
La Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las
Cigarreras, era la encargada de acompañar a María Auxiliadora, interpretando el
Himno de España en el momento de la salida del paso, que coincidió también con
el repique de las campanas del templo. Antonio Santiago comandaba el paso, que estaba adornado con
rosas y astromelias blancas.
"Auxiliadora Coronada" fue la marcha que sonó en primer lugar tras el paso, que comenzó a recorrer el callejón con bastante celeridad, teniendo que reducir el ritmo en varios momentos porque el cortejo no avanzaba a la misma velocidad. Incluso se detuvo finalmente antes de que se completase la partitura que, en este caso, fue respetada hasta el final pese a esta circunstancia.
Seguidamente, el paso cruzó el arco que se remata con un
azulejo de la propia María Auxiliadora a los sones de “La Estrella Sublime”,
marcha que comenzó a interpretarse por segunda vez mientras el paso giraba a su
derecha. Una vez completado el giro, la banda interrumpió la marcha y el paso
se detuvo.
Poco después, y aún escuchándose a lo lejos los sones que
acompañaban al paso de San Juan Bosco, María Auxiliadora continuó su camino por
la Carretera de Carmona mientras la Banda de Las Cigarreras tocaba “Virgen de
la Paz”.
Hasta las doce de la noche estuvo la Archicofradía de María
Auxiliadora recorriendo las calles, realizando visitas al Colegio Mayor San
Juan Bosco y a la Hermandad de los Gitanos antes de regresar por la calle Sol
hasta su Basílica, completando así los intensos cultos anuales en honor a la Patrona de
la Comunidad Salesiana.
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